Parte 11

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El corazón de Marcos temblaba de la emoción que estaba sintiendo. Esta sensación era tan avasalladora que sus sentidos los tenía confundido. Nunca antes sintió una fuerza tan gran como esa cuando besó a la joven, aun podía saborear el dulce de esa boca. Ni que su excitación fuera tan rápida con una mujer. Él a sus veintiséis años tenía una larga lista de experiencia pero esta con solo un beso lo tenía descolocado.

Ahora con la cabeza y el pene frio fue que cayó en cuenta de que volvió a cometer otro error.

-¡Maldición! - mascullaba, enfadado por su arranque - ¡He roto todas las reglas! - se paseaba de un lugar a otro nervioso por lo que acaba de descubrir. Él como un estúpido cayó de redondo en el amor. Un amor prohibido.

- ¡Tengo que terminar esto pronto! ¡Eres un imbécil Marcos!- se dijo mientras caminaba de un lado a otro. Mentalmente repaso todo lo que tenía que hacer y luego se largaría muy lejos de ahí.

Por lo pronto seguir con lo acordado. De acuerdo a lo planificado dentro de diez días vendrían por ella. Ya solo faltan siete.

-Solo siete días- murmuro. Pero él sabía que cada día sería más complicados para los dos - solo hay que esperar siete días, y todo habrá terminado tanto para ella como para mí.

Entró al vehículo sigilosamente como era su costumbre ya con las ideas más claras según él y la encontró durmiendo. Sus ojos admiraron aquella belleza natural de la joven.

Suspiro. Para él ella era adorable.

Mañana le explicaría que lo que sucedió entre los dos fue un error y se disculparía con ella.

Marcos o sea Leo, quería iniciar una vida nueva con Matilde, dejar de hacer lo que estaba haciendo y casarse para formar una familia. Esos eran los planes de varios meses atrás. Su trabajo y el trabajo de ella impedían que se vieran con frecuencia y eso al parecer fue enfriado la relación. Tanto tiempo separados y con secretos ocultos se sentía incapaz de ver a Matilde con ojos de amor y respeto. La última vez que la vio no logro conectar sino que al contrario sintió fastidio cuando ella lo besaba y lo acariciaba. Pensó que por todos los días sin estar con ella podrían tener sexo, pero no fue así. En la primera llamada corrió al lado de Susana sin pensar en Matilde simplemente la dejó. Tan mal estaba él con lo que sentía por la mujer policía que ya no pensaba en ella.

Todos sus pensamientos siempre iban dirigidos a Susana. Desde el mismo día que la conoció. Le ordenaron capturarla y no lo hizo. Quedo automáticamente prendado de la joven. Ella sin proponérselo y de manera sutil le inyecto su veneno que se introdujo en su sistema sanguíneo, alojándose en lo más profundo de su corazón.

Tenía que buscar una solución y pronto, se acercaba el día de la entrega.

Susana era una niña, y además él era causante de un dolor muy grande y tal vez un trauma muy doloroso que sería para toda su vida. Él la retenía contra su voluntad. Él la había marcado y esas huellas iban a perdurar para siempre.

Ahora se sentía confundido con él mismo por aquellos sentimientos. A Matilde no la amaba y a Susana... si las colocaba en una balanza él sabía hacia donde su corazón se inclinaría. De eso ya no tenía ninguna duda.

Aquella mañana la estación de policía era un total caos sobre todo División especializada de Secuestros por la desaparición de otra jovencita la noche anterior. En menos de dos meses ya iba más de diez jovencitas extraviadas. Al principio pensaron que las chicas escapaban de sus casas pero las denuncias los pusieron en alerta.

Todos estaban en alerta y concentrado en los avances de la investigación y tal vez por eso nadie vio ingresar Matilde con una caja de donas. Llego hasta la sala de reunión de los agentes especializados.

Amor prisionero.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن