Parte 2

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Durante toda la noche la joven se la paso dando vueltas y vueltas en la cama buscando la forma de escaparse de sus padres y hacer lo que ella realmente le daba la gana. Muy temprano se levantó, se bañó y vistió su uniforme como de costumbre. Bajo de la habitación antes que la madre la llamara. Su cara demostraba una humildad que no existía, pero esa era su plan fraguado. Desayunó en un total silencio. Si sus padres le hacían a charla ella contestaba muy educadamente.

Luego espero muy desinteresada en la puerta de la casa que Richard la fuera a recoger. Sus padres estaban convencido que la charla de la noche había sufrido sus efectos.

-Hola, bebé- la saludo él con cariño- ¿Cómo sigue el castigo?

Ella elevo los hombros restando importancia.

-Pues.. que te digo- dijo con una sonrisa mordaz- digamos que muy bien.

Richard la miro y frunció el ceño.

-No estarás pensado en alguna travesura nuevamente- dijo serio y con voz ronca por el enfado- te comportas como una chiquilla, ya es hora que piense en las consecuencias de tus acciones. Un dia de estos vas a pasar un mal rato...

Ella lo miro y furiosa le respondió.

-¿Qué te crees? ¿Mi padre? O ¿Mi madre?- ella respiro profundo- no quiero que me vengas con regaños. No hoy que está haciendo una mañana tan linda y prometedora.

Él suspiró. Ella era realmente imposible de tratar y de hacerla entender lo malo que era su comportamiento.

Susana llego a la puerta del colegio en total silencio y enfurruñada con Richard porque él en vez de apoyarla siempre andaba regañándola. Él era un joven tan correcto, nunca hacia nada malo. Eso pensaba la joven.

-Gracias amor- dijo la joven y le dio un rápido beso en los labios.

-¿Paso por ti?- le pregunto – o tienes trabajo que realizar.

Ella lo pensó por unos instantes.

-Sí. Tengo un trabajo – se mordió el labio- lo siento. Yo te llamo y si no puedes llamo a papá.

-Cuídate nena, mira lo que está pasando con las jovencitas- le recordó.

Ella se despidió con la mano y lo dejo hablando solo en el auto. Últimamente todos andaban paranoicos con los desafortunados hechos de las jovencitas perdidas.

Cuando ella vio que el carro de Richard ya no se veía en la calle, saco una blusa con unos pequeños botones de la mochila y se la puso encima de la camisa del uniforme y comenzó a caminar. Caminaba con pasos rápidos para alejarse lo que más pudiera del colegio y así evitar que algún compañero o profesor la pillara fuera del plantel.

Camino alrededor de una hora hasta llegar a una plaza comercial que apenas abría la puerta principal.-

-Buenos días- saludo la joven al vigilante con una sonrisa.

-Buenos días, apenas estamos abriendo- le dijo el hombre mayor- no hay tiendas abiertas...

-No importa- le interrumpió con una sonrisa- tengo todo el tiempo del mundo para esperar a que las abran.

El hombre simplemente le dejo pasar.

Ella siguió caminando en la gran plaza comercial y veía como las empleadas abrían las diferentes tiendas de aquel maravilloso lugar. Ella por su parte se la pasaba mirando escaparates y sonriendo de sus descabelladas ideas.

-¡Me encantan esos zapatos!- dijo mientras pegaba la nariz en la gran vitrina de cristal- me los voy a comprar, si señor.

Reía de imaginar la cara que iban a poner sus padres cuando se enteraran que se había escapado del colegio nuevamente.

Amor prisionero.Where stories live. Discover now