19

3.4K 134 0
                                    

Justin salía muy poco de su oficina y ______ sabía la razón. No quería verla ahora que se acercaba el día de su boda. Ella iba de un lado a otro como autómata, como un fantasma pálido cuyo cabello rojizo enfatizaba más su palidez.
Margaret, la esposa de Bill, regresó a su casa y ______ cenó con la pareja varias veces; era su única distracción, pues en nada tenía interés. Comía por obligación, pero empezó a perder peso con alarmante rapidez.
Aparte de los Taylor, con nadie más convivía. Toni cumplió su palabra y se mantuvo alejado. ______ estaba intranquila por la rápida aproximación de la recepción a la que se esperaba asistiera. Bieber Italia lanzaba un nuevo helicóptero y todos los empleados estaban invitados a la inauguración.
Se les invitó a la cena que tendría lugar en una enorme mansión en las afueras de Roma. La prensa también estaría presente. Algunos de los empleados ya conocían la finca y se mostraban emocionados de que el día se aproximara.
No tenía escapatoria. Justin estaría allí y pensó que quizás aprovechase la ocasión para anunciar su matrimonio a la prensa. Pensó que sería como comunicarle su propia sentencia de muerte. Pero estaba atrapada y nadie podría ayudarla.
El día de la recepción, Bill y Margaret la invitaron a irse con ellos.
El sitio era impresionante, una enorme casa de campo que parecía casi un palacio. Los jardines a su alrededor estaban impecablemente cuidados. Sí, era el lugar ideal para anunciar su compromiso con una princesa. ______ no tuvo dudas de que así sería.
Cuando llegaron a la fiesta, una pequeña orquesta deleitaba a los concurrentes en uno de los salones principales tan amplio como un salón de fiestas. Al centro, algunas parejas bailaban.
Había expectación en el ambiente y ______ no estaba segura del porqué. No vio a Justin por lado alguno, tampoco a su futura esposa, a pesar de que los buscaba con la mirada por todos los rincones. Era una tortura inevitable. Allí estaba Toni, quien se le acercó tan pronto la descubrió.
—Estás preciosa, ______ —admiró el vestido color azul turquesa de la joven—. Aunque me pareces algo triste.
—Me siento muy bien —le sonrió tomándolo por el brazo que le ofreció—. ¿Qué están esperando? ¿El helicóptero?
—Por supuesto. Llegará de un momento a otro y entonces empezará la fiesta. Acostumbramos hacer estas fiestas con frecuencia —se rió—. Hay que buscar pretextos para divertirse—la condujo a la terraza donde esperaban otras parejas, todas observando a la misma dirección—. Ya es hora —expresó satisfecho—. Llegará en unos minutos.
— ¿Quién... quién lo pilotará? —______ conocía la respuesta y Toni la confirmó.
— ¡Justin, por supuesto! Cuando queremos una buena exhibición, llamamos al experto —hizo una mueca—. Estoy seguro de que esta noche se comportará como debe, así que no te preocupes.
No pudo evitarlo. Se angustió. ¿La ignoraría? ¿Stefanie Veccetti vendría con él? ¿Y si decidía aterrizar con la misma pericia aterradora que ella ya conocía? ¡No lo soportaría!
Un pequeño grupo se les unió para ver el arribo de Justin. Vincenzo la vio y se acercó a charlar. Bill y Margaret también se les unieron.
— ¡Allí está! —una chiquilla gritó emocionada ante la multitud. Uno a uno, los presentes lo fueron descubriendo, segundo a segundo se hacía más visible, el metal plateado del aparato brillaba bajo los últimos rayos de luz.
—Viene muy alto —Toni hizo notar y él y su tío lo observaron.
— ¡Demonios!, viene demasiado alto —Vincenzo Bieber murmuró—. Prometió ser razonable y no cometer locuras —el corazón de ______ dio un vuelco cuando el aparato encendió las luces y se acercó más.
Pasados unos momentos se detuvo casi encima de donde estaban, pero no hizo el intento de aterrizar, todos lo observaban con excitación.
— ¡Por los mil infiernos, Justin, baja ya! —masculló Vincenzo Bieber. Como si respondiera a su llamado, el helicóptero empezó a descender en espiral, de pronto cambió de dirección y se alejó haciendo círculos; de nuevo se acercó y volvió a descender en espiral Parecía una libélula danzarina. Los aplausos de la concurrencia no se hicieron esperar, pero ______ no se fijó en los comentarios de asombro.
Sus ojos estaban fijos en las expresiones de Toni y de Vincenzo, en sus rostros no había admiración, sólo una creciente ansiedad;
Bill fue el primero que hizo evidente su preocupación al escuchar, con la autoridad que le daban tantos años de experiencia, el ruido del motor.
— ¡Dios! Está en problemas —a ______ se le paralizó el corazón.
El descenso continuó deleitando a los espectadores, pero dejó al pequeño grupo sin habla. Hubo una alarma general cuando se dieron cuenta de que el motor se detenía, aunque de inmediato volvió a funcionar con menor intensidad. El aparato empezó a caer y el grito de ______ hizo que Toni la tomara por la cintura.
— ¡Justin! ¡Oh, Justin! —no despegó los ojos del helicóptero. Deseaba que Justin viviera, que nada le pasara. En dos ocasiones más sucedió lo mismo, mas él volvió a recobrar el control.
— ¡Es impresionante! Jamás pensé que pudiera hacer eso con el helicóptero—______ logró decir.
Los gritos entusiasmados de la multitud acallaban el ruido del motor. Bill respondió en voz baja:
—No lo tenía preparado, ¡pero por Dios que lo está logrando! 
Observaron a la multitud enardecida, ignorante del peligro. Al fin, después de lo que le pareció a ______ una eternidad, el helicóptero aterrizó en el jardín. La gente corrió a felicitar a Justin. El bajó, se quitó el casco blanco y lo dejó sobre el asiento. Vestía suéter negro y pantalón de mezclilla.
— ¡Fabuloso! —le gritaban entusiasmados como si se tratara de la estrella del momento—. ¡Fue impresionante, Justin!
—Estoy de acuerdo —Justin se unió al grupo, sonriente, pero al mirar a su padre y a Toni arqueó una ceja y les hizo una mueca—. Impresionante, ¿verdad? —palmeó cariñoso la espalda de su padre.
Fue entonces que vio a ______, rodeada por el brazo de Toni; estaba pálida. Se miraron un instante, hasta que ella se libró del afectuoso contacto y entró corriendo en la casa, subió por la escalera, se encerró en el cuarto de baño y soltó el llanto.
No supo cuánto tiempo permaneció allí, su mente se negaba a pensar en otra cosa que no fuera el aparato suspendido en el cielo haciendo espirales y sus angustiosas plegarias para que Justin no se matara.
Después de un rato, se secó los ojos e intentó borrar las huellas de su aflicción. Aunque le hubiese gustado, sabía que no debía permanecer allí más tiempo. Actuó como una tonta al correr como lo hizo; no tenía derecho de demostrar sus sentimientos por Justin. Toni era su amigo y entendería, pero para el padre de Justin, ella era una chica divertida y amable. Debió sorprenderse al descubrir su interés por su hijo. Y Justin estaría avergonzado, quizá hasta enfadado. Sería mejor que ella se escabullera de la fiesta.
No obstante, no podía continuar allí, tenía que afrontar la situación; tomó su bolso y abrió la puerta. Justin estaba allí, apoyado contra la pared, con los ojos clavados en la puerta, como si estuviera dispuesto a esperarla toda la vida... pero ella conocía los límites de la paciencia de ese hombre. Con certeza estaba allí para reclamarle su conducta.
Al verla salir, se enderezó. Miró sus ojos aún húmedos por el llanto y sus labios temblorosos. Se adelantó, le tomó una mano entre las suyas, sin dejar de mirarla a los ojos, y la llevó con cariño a sus labios. Después condujo a ______ por la escalera; llevaba los dedos fuertemente entrelazados a los de ella.
— ¿No debías estar dando un discurso o al menos al lado de tu padre? —preguntó ella cuando entraron en el salón repleto de parejas bailando. El negó con la cabeza y la tomó entre sus brazos, moviéndose al ritmo de la melodía; la sostenía muy pegada a él.
—Ya hablé con él y decidimos que no habrá discurso —le contestó en voz baja al tiempo que movía la cabeza, respondiendo los saludos de la gente que los miraba.
—Estoy tan avergonzada por haber corrido así... todos se dieron cuenta y... —empezó a explicar con la voz entrecortada, pero él le impidió proseguir besándole la palma de la mano con suavidad.
Era tan diferente del Justin que conocía, había tanta ternura en sus caricias que sintió que las lágrimas volverían a brotar.
— ¿Quieres comer algo? —preguntó él después de un rato, retirándola un poco para mirarla a los ojos.
—No. No podría yo... —algunas lágrimas asomaron a sus ojos, él la atrajo y acarició con ternura su nuca.
—Ya pasó todo —murmuró jugueteando con el cabello de ______ entre los labios—. Ya estoy con los pies firmes sobre la tierra. Todo terminó. Intenta olvidarlo y háblame.
— ¡No puedo!
Justin se detuvo y con la punta de los dedos levantó el rostro femenino, la miró hasta el fondo de los ojos, ______ no trató de ocultar que había asistido a la reunión con el único objeto de verlo.

Un MomentoJB&TU (Terminada)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon