La Entrevista

Depuis le début
                                    

Las parejas siguen pasando y estoy cada vez más nerviosa. La siguiente es Bella, que lleva un vestido blanco y ajustado, abierto en la espalda. La expresión de la muchacha es su habitual tristeza, aunque noto que intenta camuflarla un poco. Su compañero, que sube luego de que ella abandona el escenario comparte el mismo gesto en el rostro. Oigo gritos desesperados de las fans y me recorre un escalofrío. ¿Qué les sucede?

- Si alguien va a ganar esto, tiene que ser Bella - alcanzo a oír que dice el vampiro -. Haré todo lo que sea necesario para mantenerla con vida, aunque eso signifique perder la mía.

Cruzada de brazos, observo como la audiencia se compadece y hasta distingo algunas lágrimas. ¿Acaso mi historia de amor con Peeta puede generar la misma reacción en ellos?

La próxima en subir es Annabeth, que luce un vestido violeta muy refinado y voluminoso. El color contrasta con su melena dorada. La actitud de la chica es simpática, pero no termina de agradarme. Aun no sé por qué. Su pareja, Percy, viste un traje clásico y oscuro que resalta sus ojos verde mar, que me recuerdan a Finnick. Al parecer, el muchacho es muy divertido y gracioso porque la audiencia no para de reírse.

La siguiente es Clary. Lleva un vestido negro, corto y bastante ajustado, una elección un tanto arriesgada, pero debo admitir que le sienta bien y remarca sus curvas. Tiene el cabello suelto y brilloso. La noto algo  nerviosa, aunque sonríe tímidamente con cada pregunta que le hace el presentador. Su compañero viste un traje del mismo color. Jace tiene su conocida expresión de tristeza en el rostro; no obstante, distingo que el público se mata de la risa. Nunca pensé que ese chico pudiera llegar a ser gracioso. Sus comentarios sarcásticos logran cautivar a los fans.

El rubio abandona el escenario para dar paso a Teresa. La muchacha luce un vestido celeste despampanante que le sienta a la perfección. Sonríe y saluda con la mano. Sus ojos curiosos brillan mientras el presentador formula las preguntas. Está demasiado relajada. Me pregunto si será una actuación para cautivar a la audiencia. Su pareja, Thomas, no presenta la misma actitud. El chico responde sin mucho entusiasmo e intenta sonar interesante, sin demasiado éxito. Se remueve en el asiento, inquieto.

Tris lleva un largo vestido liso color bordó. Noto que camina con dificultad. No debe estar acostumbrada a usar tacones. La chica sonríe, aunque distingo una pizca de desafío en su mirada mientras observa al presentador que no para de hacer preguntas, principalmente acerca de su antigua sociedad de "facciones". No tengo ni la menor idea de que están hablando, pero, al parecer, al público parece interesarle. Cuando su compañero, Tobias, sube al escenario, se oyen unos suspiros exagerados por parte del sector femenino de la audiencia. El muchacho viste un traje escotado que además se adhiere a los músculos de su ancha espalda. Presenta un carácter frío y firme al responder. ¿Por qué a todas las chicas les gusta este tipo de humor en los muchachos? Creo que hasta yo sonrío más que Edward, Jace y Tobias juntos.

Susan, por su parte, luce un vestido verde con algunos retoques de blanco en las mangas y el cuello, que me resulta muy apagado y pasado de moda. No obstante, el presentador la halaga con comentarios agradables y le hace dar una vuelta. Ahora que la observo atentamente, encuentro cierto parecido entre nosotras. Altas, cabello castaño, ojos claros, buenas arqueras. La idea de parecerme a ella no me agrada. Peter, su hermano, viste un traje blanco que le sienta muy bien. Su sonrisa es deslumbrante y su brilloso cabello dorado tan bien peinado captura la luz de los reflectores. Debo reconocer que lo encuentro bastante guapo.

Antes de que me dé cuenta, es mi turno y mi respiración se agita cuando comienzo a caminar. El presentador anuncia mi nombre y avanzo lentamente hasta el escenario. Los aullidos y gritos provenientes de la audiencia son ensordecedores aunque, en realidad, me alegra contar con el apoyo de los fans. El anfitrión extiende su mano y yo la acepto para ayudarme a subir por los escalones. Una vez arriba del escenario, suelto un suspiro y me siento en uno de los sillones.
Me encuentro a mí misma en una de las pantallas. Odio la sensación de ser filmada y observada. Mi vestido dorado me hace brillar como el sol, soy una estrella resplandeciente en el medio de la noche. Al menos no me veo tan mal...

- Katniss Everdeen - comienza el presentador -. Catnip, la chica en llamas, Srta. Everdeen, el sinsajo...  ¡No sé con cuál de todos los apodos quedarme!

Me limito a sonreírle, aunque en mi pecho se desatan unas incontrolables ganas de abofetearlo.

- Es un placer tenerte aquí con nosotros - prosigue -. ¿Cómo se siente estar de nuevo en casa?

Casa. Esto no es mi casa en absoluto. Es una pesadilla de la cual no puedo huir. Jamás acabará.

- Bien - respondo, tajante -. Me trae toneladas de recuerdos.

- Me imagino... - comenta el hombre -. Aunque tengo el presentimiento de que estos Juegos serán mucho más emocionantes que los anteriores ¿no crees? ¿Qué opinas de la competencia de este año?

Emm, solo creo que son un puñado de fenómenos que podrían acabar conmigo antes de que siquiera alcancé a alzar mi arco.

- Es una mezcla bastante interesante - respondo -. Jamás creí que me enfrentaría a este tipo de personas. Pero creo que mis habilidades no se quedan atrás.

- Por supuesto que no - dice el presentador -. Además de que cuentas con valiosa experiencia en los Juegos, sumado al gran apoyo de tu fandom.

La multitud aplaude y oigo que la gente silba y grita mi nombre. Sonrío una vez más para demostrar gratitud.

- Ahora... - comienza a decir y espera a que la audiencia enmudezca -, ya sabes que solo puede haber un ganador... ¿Crees que tu relación con Peeta se verá afectada?

La pregunta me cae pesada como una bomba y tardo unos segundos en responder. El estudio permanece en completo silencio mientras pienso qué es lo que voy a decir. Mi historia de amor con Peeta es una herramienta vital para nuestra supervivencia. Si llego a expresarme incorrectamente...

- Permaneceremos unidos, pase lo que pase - contesto finalmente -. Nos defenderemos mutuamente en la Arena. Y, si fallo... si alguien lo... - no alcanzo a terminar la frase -. Si debo continuar sola, entonces ganaré por él. Prometo que, si Peeta muere, no será en vano. Estoy segura que él haría exactamente lo mismo por mí - finalizo.

Después de una incómoda pausa, el público estalla en aplausos y vítores. El presentador me dedica una sonrisa y me ayuda a ponerme de pie.

- ¡Damas y caballeros, Katniss Everdeen! - exclama, tomando mi mano y levantándola en el aire.

Doy media vuelta y bajo las escalaras, contenta de que finalmente toda esta farsa haya terminado. Los tacones me hacen doler los pies y no veo la hora de sacarme este incómodo vestido. Cuando finalmente salgo fuera del estudio, veo como Peeta ingresa al escenario en uno de los monitores.

- ¡Peeta Mellark! - anuncia el presentador.

La sonrisa del chico es igual de encantadora y cautivadora que la primera vez que subió al escenario. Viste un traje elegante que lo hace parecer mayor. Cuando por fin toma asiento, no para de bromear con el presentador. La mayoría de los chistes están relacionados con su trabajo de panadero. No le encuentro la gracia.

La conversación toma otro rumbo y hablan sobre nuestros antiguos Juegos y las expectativas que tienen para los nuevos. No puedo soportar la avalancha de recuerdos una vez más. Mi cabeza se desprende de la pantalla y, aunque los veo, no logro retener lo que están diciendo.

Cuando vuelvo a concentrarme, el anfitrión decide cambiar de tema y su voz adquiere un tono más serio.

- Todos conocemos la trágica historia de amor entre tú y Katniss... - comienza -. Sus primeros Juegos, el bebé, el Vasallaje y luego toda la guerra. Después de todo lo que enfrentaron juntos... ¿Qué se siente volver a encontrarte en la misma situación de poder perderla?

Peeta mantiene la mirada clavada en el suelo mientras contesta.

- No la perderé. No después de todo lo que hemos pasado juntos. Ella es parte de mi vida ahora y no puedo permitirme dejarla ir. Es demasiado pronto.

La multitud se compadece, algunos aplauden y hasta distingo el símbolo de los tres dedos levantados en el aire. Al principio estoy algo confundida, pero luego me tranquilizo al saber que cuento con el apoyo de todos ellos.

- ¡Un aplauso para Peeta Mellark! - grita el presentador y Peeta vuelve a sonreír.

El muchacho se retira y el presentador se despide.

Finalmente, la pantalla se pone negra y se corta la transmisión.

Los Juegos LiterariosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant