Mirrors ~Reddie~ (Parte 1 y Parte 2 completa)

Capítulo 5 (2)

"Has estado luchando contra la memoria, todo por tu cuenta"

Hoy era un gran día para Richie ya que tenía un importante partido de fútbol, del cual claramente yo no participaría si no quería ser derrotado por mi propio novio. Jugar ping pong era una cosa, pero jugar fútbol requería mucho esfuerzo físico y un buen estado el cual yo en este momento no tenía.

En esta oportunidad Beverly no estaría acompañándome, debido a que tenía un jugo de... ¿De qué era? Ni siquiera lo puedo recordar, estaba muy enfocado en animar a Richie desde mi lugar, a pesar de que no era mi equipo, lo cual me limitaba de hacer un gran escándalo. Yo solo quería que él supiera que tiene mi apoyo.

Verlo correr por la cancha y poner caras de enfado me gustaba bastante, aunque no estaba seguro de por qué, pero lo disfrutaba. Disfrutaba verlo sudando, pasando su mano por su cabello, levantando su polera para refrescarse... Agité mi cabeza, debía concentrarme en el juego.

No habían pasado ni diez minutos de juego cuando Richie anotó el primer punto, todo el equipo rojo se levantó de sus asientos y celebró, y yo también lo hice, estaba feliz por Richie, pero esa felicidad duró poco.

Unos chicos de mi equipo me vieron celebrando y comenzaron a comentar cosas, cosas que claramente yo escuchaba y que cuando los miré comenzaron a decírmelo en mi cara.

-Sabía que habías perdido la memoria, pero no creí que fuera tan grave como para que olvides cual es tu equipo -decía uno de ellos.

-¿Por qué tanto aplauso? ¿Acaso también te gusta Richie Trashmouth? -decía apuntando a un grupo de chicas que lo estaba animando. Yo solo tragué saliva al escuchar esto y ellos notaron que me puse incómodo.

-Creo que tenemos un marica -susurró uno de ellos mientras el resto reía y me apuntaba.

Rápidamente me levanté de mi asiento y me fui lo más lejos posible de ellos y de todos. Me apenaba no poder estar ahí para apoyar a Richie como lo había prometido, pero simplemente no soportaba ese tipo de comentarios, no era tan fuerte después de todo.

Llegué a un lugar desde donde no se veía la cancha de fútbol, ni nadie que estuviera en el campamento, era como si estuviera realmente solo y era justo lo que necesitaba para sentirme mejor. Saqué mis auriculares y puse algo de música mientras me recostaba en el pasto.

Por un momento eso me tranquilizó y me hizo sentir mejor, pero luego de un rato, quizás una hora -no estaba seguro del tiempo que había pasado ahí- la sensación de alivio se desvaneció y decidí ir a darme una ducha.

Tomé todas mis cosas desde mi tienda y me fuí hasta el camarín para poder sentir el agua caliente corriendo por mí. Lo necesitaba. Así que apenas llegué al lugar, dejé mis cosas a un lado y entré a un cubículo para quitarme la ropa.

Solo me faltaba quitarme los calzoncillos cuando comencé a oír algo, o más bien alguien recorriendo el camarín.

-¿Eddie, estás aquí? -Me sorprendí al escuchar que era Richie buscándome, lo cual era lógico ya que no había respondido sus mensajes.

Me quedé quieto en mi lugar aguantando la risa y esperando a que se acercara.

-¿Eds? -sentí como estaba cerca, entonces abrí la puerta y lo asusté.

Richie gritó y yo no podía dejar de reír mientras él ponía su mano en su frente y suspiraba cerrando sus ojos.

-¡Casi me matas del susto! -se quejó llevándose la mano al pecho.

-Lo siento, es que fue bastante tentador -dije aun entre risas.

-¿Te parece muy gracioso, ah?

Richie con una sonrisa comenzaba acercarse a mí y lo que sea que estaba tramando me aterraba, porque veía en su mirada que no era nada bueno. Puse mi manos en su pecho mientras se acercaba a mí peligrosamente y ahí fue cuando hizo un movimiento rápido haciendo la agua fría comenzara a caer sobre mi desde la ducha.

-¡Está fría! -di un grito al sentirla en la espalda mientras Richie se ponía en mi camino para no dejarme escapar.

-Con que muy divertido asustar a tu novio ¿No? -se burlaba él ahora, pero no por mucho.

Sin previo aviso me acerqué a Richie atrayéndolo hacia a mi para que el agua cayera sobre él también. Con agua fría no se juega.

-Dios, sí que está fría- se quejó acercándose para regular el agua y esta estuviera tibia, pero en el acto apegó su cuerpo con el mío quedando sus labios irresistiblemente cerca de los míos.

Mientras estábamos en esa posición no dejaba de mirar sus labios y luego sus ojos y él hacía lo mismo. Ambos sabíamos el resultado de esas miradas. Richie puso su mano en mi mejilla y presionó sus labios contra los míos mientras el agua caía sobre nosotros. Baje mis manos para recorrer su cuerpo y me encontré con su molesta camisa que estaba mojada sobre su piel, tenía que deshacerme de ella. Metí mis manos por debajo de esta y Richie me ayudó para quitarla del todo, era difícil debido a que estaba completamente empapada.

Richie apegó más su cuerpo hacia mí haciendo que quedara con la espalda en la pared sin escapatoria alguna, aunque juro que no quería escapar de ese lugar o de sus labios. En ese momento mi chico tomó mis manos y las llevó hasta la parte superior de mi cabeza para luego besarme el cuello haciendo que algunos gemidos salieran de mi boca, pero no por mucho tiempo. Richie de la nada se detuvo y puso una de sus manos en mi boca. Lo miré extrañado entonces hizo una señal de "shh" con su dedo en sus labios.

Había alguien más en el camarín y no una persona, parecía un grupo de chicos. Tragué saliva mientras la mano de Richie continuaba sobre mi boca y el pánico lentamente se apoderaba de mí.

-Creo que hay alguien más aquí -se escuchaba entre susurros.

-Hay dos personas aquí -dijo otro susurrando de forma aún más silenciosa -deberíamos irnos.

Con Richie estuvimos varios minutos sin siquiera movernos esperando estar completamente seguros de que no había nadie más ahí. Me acababa de duchar, pero ya sentía como el sudor recorría mi frente.

Apenas salimos del cubículo rápidamente nos vestimos y salimos del lugar. Me sentía inseguro, avergonzado, no quería que nadie me viera así que me puse la capucha del poleron e intenté mirar hacia el suelo todo el camino. Richie me decía que no había nadie mirándonos, pero la vergüenza seguía ahí punzante en mi pecho.

Continuará...