Capítulo 18: Naufraga Captivare

21.5K 2.3K 2.1K
                                    




Draco comenzó la preparación de Naufragiam el día siguiente, una vez que el resto de los ingredientes llegaron en su extenso y cuidadoso empaque por lechuza. Encontró que las semillas de granada casi habían desaparecido dentro de la tinta. Eso parecía apropiado, dado que era tinta de Demiguise, pero deseaba que el libro hubiera sido más específico en ese punto. Mantuvo el libro con la receta marcada, junto con una pequeña sección que había establecido para guardar a salvo los ingredientes; además del caldero sobre un soporte con un aislante mágico para evitar que se esparciera el fuego. Se puso un nuevo par de guantes de gamuza negros que planeaba utilizar solamente para esa poción. Añadió tres semillas de granada más y las observó flotar sobre la tinta, la cuál lucía igual que cuando la había añadido. Revisó dos veces el libro, pero no mencionaba si el segundo grupo de semillas tenían que dejarse remojar como el primero. Así que añadió el polvo de pulpo, típicamente usado como un agente para fortalecer y encendió el fuego. Con precaución.

Había dejado secar las hojas de Belladona y de flor de Escarbato con anticipación para esa noche, así que solo tenía que cortarlas ahora. Sus manos temblaban, ya fuera por nerviosismo o réplicas del ataque de pánico que Harry le había provocado, no tenía forma de saberlo. Se forzó a tranquilizarse, diciéndose que tenía toda la noche para hacerlo si era necesario. Las mezcló y añadió al caldero una vez que la tinta comenzó a sacar humo; para después llegar a las partes costosas. Tenía un Ganglio de Bruja extra, pero sólo uno. Nunca lo había utilizado antes, ya que eran más comunes en Asia y se sentía casi como un sacrilegio arrojar uno completo a la poción, pero eso era lo que decía la receta, nada sobre cortarlo. Añadió el veneno de Acromántula. Decía que lo mezclara con vehemencia, como la última instrucción antes de dejarlo a llama baja por un mes. Tendría que revisar la poción todos los días, para asegurarse que no se apagara el fuego, y realmente, la capa de invisibilidad le habría sido muy útil ahora. Tal vez debería hacer más visitas a Hagrid como su coartada para salir...

¿Qué le sucedía? Había dejado que su atención se perdiera al revolver por inercia con manos temblorosas, mientras pensaba en algo más. Mientras preparaba una poción para un ritual de sangre. Tal vez Severus tenía razón en pensar que se estaba volviendo arrogante. Al menos el veneno de Acromántula se había combinado con la tinta y las hojas se disolvían, dejando un turbio color café con manchas doradas. Pero el Ganglio de Bruja solo flotaba ahí, un gran bulbo rojo en la superficie como si alguien pretendiera pescar manzanas de un viejo barril. Las hojas comenzaron a marchitarse y a desaparecer, pero el Ganglio de Bruja ni siquiera pareció afectado por el calor, como si fuera una especie de rábano ártico. La receta no especificaba por cuánto tiempo debía revolver, pero supuso que debía mantenerlo hasta que todos los ingredientes estuvieran integrados, ¿incluso el ganglio?

¿O debía inferir que no tenía que hacerlo?

Esa era la razón por la que habría sido mejor si hiciera eso con Severus.

Al final, decidió que no iba a permitir que todo el mundo mágico pereciera porque había sido demasiado perezoso para revolver. Y le tomó horas, alrededor de tres para ser preciso, entre las cuales tuvo que alternar revolver con la cuchara en su mano y con su varita guiándola desde el aire. Pero eventualmente, el bulbo se disolvió. Draco puso el Ganglio de Bruja sobrante en el lugar más profundo de su nuevo gabinete de ingredientes. No quería volver a ver uno de esos bulbos por el resto de su vida.

Naufragiam tenía otra ventaja: Ocupaba el espacio libre que tenía al haber sido vetado de Adivinación, e hizo que su horario se llenara de nuevo como para no tener que pensar.

Tenía una carga completa con todas las clases básicas y sus dos electivas, Runas Antiguas y Aritmancia; las cuales nunca estudió en la línea azul. Tenía que hacer su tarea y además ayudar a los ineptos de Harry y Ron con la suya, algunas veces a Neville. Tenía lecciones de pociones extra con Severus por tres horas cada domingo. Comenzó a jugar fútbol de nuevo con Dean, Seamus y Hermione cuando empezó a hacer calor. Hermione y él revisaban todos los días la poción Matalobos. Él revisaba Naufragiam de igual forma. Le daba lecciones de duelo a Harry cada semana por dos horas los lunes en la noche, al haber sido convencido de continuarlas a pesar de sus dudas. Tomaba baños diarios en infusión de ángel y preparaba té de valeriana para su ansiedad. Estudiaba una y otra vez sus cuadernos con tinta invisible, visitaba las cocinas todos los días para leer El Quisquilloso con Dobby y Luna, jugaba ajedrez mágico con Ron, tenía lluvias de ideas sobre la varita de nogal con Theo mientras esperaban por más cartas, y nunca se permitía pensar más allá de su trabajo más inmediato, confiando en que el cansancio hiciera eso por él. Excepto por media hora cada noche. En ese tiempo se permitía pensar en cualquier cosa. Inevitablemente, encerrado dentro de sus cortinas a prueba de sonido, su mente solamente pensaba en una persona. Una con ojos muy verdes.

Draco Malfoy y la Rueda de Hécate (#4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora