La Nueva Cosecha

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Me despierto sobresaltada, con el corazón martillando contra mi pecho. He tenido pesadillas. Otra vez. Por supuesto, es el día de la Nueva Cosecha.

Aparto las sábanas de la cama y apoyo mis pies descalzos en el frío suelo. Mi garganta está seca, por lo que camino hasta la cocina para servirme un poco de agua. No sabe demasiado bien pero me la trago haciendo un esfuerzo.

Hace una semana que las pesadillas me atormentan. Las imágenes de Prim en los Juegos no dejan de aparecer en mis sueños. No logro imaginar como haría para sobrevivir allí. Sola.

Todo culpa de los estúpidos autores. Desde que ellos se pusieron de acuerdo, Los Juegos del Hambre fueron retomados, pero con la diferencia que los tributos serían seleccionados de la lista de personajes de las distintas sagas literarias. Todo el asunto es televisado para que los fans de las diferentes series apoyen a sus personajes preferidos. Menuda idiotez.

Una parte de mí no desea regresar, pero la otra me dice que soy fuerte, valiente y más inteligente que los demás. No debería estar asustada. He sobrevivido a dos Juegos y a una guerra, y aún así sigo en pie. He sido el ícono de una rebelión que acabó con el tirano poder del Capitolio. Aunque, después de todo, tanto esfuerzo no sirvió de mucho. Una vez más, me encuentro en la misma horrible situación.

Regreso a mi cama, intentando despejar mi mente y relajarme. Obviamente, no lo consigo. Tengo miedo de volver a dormirme, de que el sueño pueda conmigo, de que las imágenes de mi hermana yéndose para nunca volver regresen.

Cierro los ojos y respiro profundamente. Unos minutos mas tarde, no logro resistir el cansancio y me sumerjo en un profundo sueño.

Cuando despierto, siento que alguien me toca. Es Prim, y se encuentra parada delante mío. Lleva puesto su vestido azul y el pelo recogido en dos trenzas. Mamá debió de haberla ayudado. Me dedica una sonrisa, que no logra ocultar el miedo que siente por dentro. El miedo que todos sentimos, el miedo a ser elegidos.

- Vamos, Katniss - me dice -. Falta poco para la Ceremonia de Selección.

Medio dormida, me pongo de pie y voy en busca de mi ropa. Eligo el mismo vestido blanco que usé la primera vez que fui seleccionada. No es mi favorito pero no tengo ganas ni fuerzas como para ponerme a buscar algo más apropiado.

Una vez que estamos todas listas, caminamos hasta la plaza del Distrito, en silencio. Las palmas de las manos me sudan de los nervios. Al llegar, busco a Peeta entre la multitud. Después de varios minutos caminando, distingo su pelo dorado y corro a abrazarlo.

- Hola, Sinsajo - me saluda.

- No me llames así - le digo, aunque sé que lo hace en forma cariñosa -. Preferiría olvidar todo ese asunto...

- No creo que puedas - responde -. Por lo menos no hoy. Esta plaza me trae muy malos recuerdos.
No podría estar mas de acuerdo. El recuerdo sigue intacto en mi mente. Me estremezco al oír el nombre de Prim en la boca de Effie.

Me pinchan el dedo y presiono con fuerza sobre la hoja para marcar mi huella digital. El proceso es una tortura. Sacudo la cabeza para apartar la avalancha de imágenes que se arremolinan en mi mente.

Finalmente, me posiciono con el resto de personajes de mi saga y espero a que Suzanne aparezca. Cuando la mujer habla, lo único que oigo es un murmullo sin sentido. Mi cabeza da mil vueltas y siento fuertes nauseas.

Suzanne se acerca a la urna y mi respiración se corta. Extiende la mano y toma un papel.

- El tributo femenino de la saga Los Juegos del Hambre - dice - es Katniss Everdeen.

A continuación, la vista se me nubla y soy apenas consciente de como los agentes de la paz me escoltan hasta el escenario. Necesito despertar. No puedo estar viviendo esto otra vez. No soy capaz de soportarlo. No puede ser Real.

Estoy demasiado shockeada como para reaccionar. Como si fuera poco, siento que mi cuerpo pesa el doble y estoy a punto de desmoronarme cuando Suzanne pronuncia el nombre de Peeta Mellark como tributo masculino de la saga.

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