𝐸𝑙 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟 [𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒]

Capítulo 49🔹️

"Todavía no. Señor Potter". Minerva había llegado por fin a reunirse con ellos, con una mirada severa de concentración en su rostro mientras se acercaba a ellos. Su varita se movía en un complejo conjunto que se movía sobre los dos a la vez.

Todas las partes reprimieron sus sollozos mientras un suave hilo brillante aparecía dentro de un círculo nebuloso. Minerva asintió con la cabeza con la mandíbula apretada pasando su varita cancelando el hechizo.

"¿Qué ha sido eso?" Ginny hipó limpiándose la cara apresuradamente.

"Su línea de vida". Ofreció Esmeralda parándose fuerte al lado de Draco sus ojos enfocados. Ella no había conocido a Hermione específicamente pero Severus había sido su profesor durante su propio tiempo en Hogwarts. Un año más  que Draco, ella no había estado presente durante la batalla final, pero sabía que era de extrema importancia para su esposo. Sus suaves ojos observaron cómo lloraba por su padrino.
"Tienes razón". Minerva giró sobre sus talones mientras un gran oso Patronus saltaba hacia ellos.

"Estamos listos para ti".

Minerva se giró bruscamente moviéndose entre todos ellos. Sacó una estatuilla de metal de un felino y la golpeó una vez. "Todos agárrense".

Los rápidos movimientos entre los escombros se ahogaron mientras las sirenas iban in crescendo. Minerva tomó las dos muñecas de sus pupilos colocando sus fríos dedos sobre el cálido metal.

"Protege lo que se ha perdido".

Todos sintieron la señal reveladora de la activación de un Trasportador mientras el mundo que los rodeaba se desvanecía.

Después de aterrizar, Draco fue el primero en darse cuenta de adónde habían ido, con un miedo que le subía al pecho. "¿San Mungo? No podemos traerlo aquí". Sus protestas no fueron escuchadas.

Minerva se quedó mirando cómo se abría de golpe la puerta trasera que había utilizado para sacar a Hermione a escondidas: "Sanador, Darling".

"Tengo un equipo preparado". Su ceño estaba preocupado mientras la miraba con los ojos muy abiertos.

"¿Se puede confiar en ellos?"

"Implícitamente".

"Tu cielo es tan hermoso".

"¿Es ahí donde crees que estamos?"

"¿Dónde más podríamos estar? Este lugar es ciertamente demasiado pacífico para ser el Infierno".

Hermione se puso de lado, apoyando la cabeza en la palma de la mano para mirarlo. Su rostro estaba relajado, con los ojos cerrados mientras se tumbaba a su lado en la colina de suave pendiente. Una suave brisa hizo volar un mechón de pelo sobre su mejilla y ella alargó inmediatamente la mano para apartarlo. Sintió que el rostro de él se estremecía contra el dorso de sus nudillos antes de que unos profundos ojos de obsidiana saludaran su suave sonrisa.