Isagi Yoichi

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¡Isagi, mira!

Los dos amigos habían ido a un festival acompañado de sus madres, ambas eran amigas así que la amistad entre aquellos dos era inevitable. (N) era la más hiperactiva de los dos, siempre fue una persona curiosa e Isagi siempre estaba ahí para fijarse que la fémina no se metiera en problemas.

- ¿Qué es? - Isagi se había acercado donde (N) lo llamaba. Al llegar lo primero que notó fue la sonrisa emocionada de su amiga, se encontraba observando totalmente anonadada unos peces dorados- ¿Quieres uno? - La más baja asintió con entusiasmo.

(N) siempre había querido tener una mascota, pero había algo que se lo impedía: el pelo que estas soltaban. La fémina era alérgica a las pelusas que soltaban los distintos tipos de animales, por más mínimo que fuera. Sus padres habían tratado de ver si con medicamentos se aligeraba aunque sea un poco la alergia, pero esto no había resultados.

El pelinegro divisó al par de amigas que se encontraban a tan solo unos metros de ellos y, a paso rápido, se dirigió hacia ellas. Cuando llegó, le preguntó a la madre de (N) qué le parecía la idea de que la nombrada tuviera un pez de mascota y después de recibir una respuesta positiva por parte de la mayor, se devolvió donde se encontraba su amiga que no había notado su momentánea desaparición.

- Bien, ganemos ese pez- Isagi se arremangó las mangas del yukata que llevaba puesto y observó de qué iba el juego; tan solo tenía que encestar unos aros en unas botellas, sencillo ¿No?

(...)

No, definitivamente aquello era más difícil de lo que pensaba.

Ya iba en su quinto intento sin resultados positivos. Revisó cuánto dinero le quedaba y sudó frío al notar que solo le alcanzaba para un intento más.

- Isagi, no es necesario, ven, vamos a otro lugar- Trató de convencerlo la fémina, sin éxito alguno.

El pelinegro suspiró en un intento por concentrarse, había algo que le seguía arruinando la leve visión que tenía del resultado. Ignorando aquello, tomó aire y antes de soltar el aro fue empujado levemente, causando que pierda la anterior estabilidad que tenía. Sorprendentemente aquello le ayudó, ya que la pieza de plástico cayó justamente en el lugar que debía.

Cuando le entregaron al pez en una bolsa de plástico, inmediatamente se lo pasó a su amiga. (N) observó a la criatura con completa admiración, la miró desde distintos ángulos inspeccionándola, ya cuando por fin pareció haber quedado conforme, se lanzó a abrazar a su amigo.

Isagi se tambaleó ante el brusco abrazo de su amiga, pero cuando logró estabilizarse correspondió la muestra de afecto.

(...)

Desde aquel momento habían pasado ya tres años.

Algo que nadie había previsto era la relación amorosa que se formó en ese lapso de tiempo entre los dos adolescentes.
De todas formas había cosas que no cambiaban; (N) seguía siendo igual de hiperactiva que siempre e Isagi la seguía cuidando, para que su curiosidad no la metiera en problemas.

Y, en cuanto al pez que los unió, para sorpresa del pelinegro, seguía vivo. La verdad es que nadie tenía la esperanza de que el animalito viviera mucho considerando lo distraída que llegaba a ser (N) en algunas ocasiones. Pero sorprendentemente seguía vivo, o al menos eso pensaba.

Supo que algo andaba mal cuando su novia no fue a clases y se preocupó aún más cuando no le respondió los mensajes. Rápidamente tomó sus cosas y caminó en dirección a la casa de la fémina, ahí hubo otra cosa que le hizo saber que había algo mal; (N) no había ido a abrir la puerta, la curiosidad de la muchacha era tal que ella era la que abría la puerta siempre que sonaba el timbre de esta.

One Shots | Blue Lock |Where stories live. Discover now