Existe un bar en donde los requisitos de admisión son bastante estrictos y la identidad y privacidad de los clientes es lo primordial. Por ello es necesario el llevar antifaces durante toda su estadía, cambiar un poco algunos rasgos del rostro y cre...
¿Que les trae el mundo a su vida?. En otras palabras, ¿Como han estado?.
Pues el matrimonio ya me está pesando un poquito pero estoy muy feliz, tengo un esposo bueno y que me apoya mucho. No me arrepiento de estar junto a él.
De ahí en más, mi trabajo es tortuoso y pesado jeje. Pero al fin y al cabo de eso estoy bien.
Y bueno, ya sin mucho que agregar, disfruten el capítulo.
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Los tres pequeños infantes se encontraban bajo un árbol de la escuela comiendo sus almuerzos. Hoy habían tenido ánimo para comer fuera del salón.
Sosuke y Yui no dejaban de mirar de reojo a su amigo varón. Ame podría tener el mismo semblante serio de siempre pero ellos se habían dado cuenta de que el albino ahora sonreía más seguido, claro que no eran grandes sonrisas. Eran sus pequeñas y sutiles sonrisas, pero ahora eran más comunes. Sosuke decidió que le gustaba ver así al varón y no podía evitar admirar a Ame por todo el valor que había demostrado desde que se enteró de su leucemia. Por su parte, la pequeña Yui sentía un pequeño respeto hacia Ame, él era un tonto pero era uno valiente. Aunque eso último no se lo diría.
- ¿Como te fue anoche con tu papá, Ame-kun?. - Preguntó el pequeño azabache antes de beber su jugo.
- Bien. Ayer comenzó a leerme un libro nuevo por teléfono. - Respondió el albino y en su pequeño y tierno rostro se formó esa sonrisa que ya se estaba haciendo habitual.
- Me alegra verte así, Ame-kun. Has sonreído más desde que conociste a tu padre varón. ¿Cuando lo volverás a ver?. - Volvió a decir el doncel.
- Mañana será su día de descanso, pero se quedará a dormir esta noche en casa. Estoy nervioso pero emocionado. - El sonrojo en sus mejillas era inconfundible.
- Bien por ti. Solo no te alteres de más sino te vas a desmayar, tonto. Recuerda que aún debes cuidarte. - Comentó la pequeña Yui sin dejar de comer su comida.
- Si, me cuidaré, Yui. - Respondió el albino y miró por unos segundos a su amiga. - Por cierto, ¿no tenías un collar en la mañana?.
Ante la pregunta la pequeña rubia ceniza desvío la mirada e hizo un chasquido con la lengua.
- Está en mi mochila. El novio de papá me lo obsequió la noche que lo conocí y papá me obligó a usarlo, me lo volveré a poner antes de salir. - Explicó con su típico tono de molestia.
- Es un lindo detalle de su parte, Yui-chan. Parece que es buena persona y que quiere llevarse bien contigo. - Comentó el pequeño azabache.
- No deberías quitartelo. Luce bien en ti, combina con tus ojos. Seguramente el tío Eijirou pensó que te gustaría mucho. - Alentó el varón.
La pequeña niña no dijo nada por un momento. Recordando la forma del collar que guardaba en su mochila. El dije del collar tenía tres flores, dos de ellas eran pequeñas y adornaban a los lados de la tercera más grande que era color turquesa con una piedrilla plateada en el centro, el color de las flores pequeñas era invertido, plateadas con piedrillas turquesas. Ame tenía razón, combinaban con sus ojos.
