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Cuando Donnie conoció a Lisa

~Flashback~

La primera vez que se vieron, era la primera vez que las tortugas salían a la superficie, la primera vez que las tortugas vieron a los Krang, la primera vez que Lisa salió tarde de trabajar, eso había sido tan solo 4 años atrás.

En ese tiempo, Lisa no sabía que eran los Krang, ni siquiera se imaginaba que tales cosas pudieran existir.

Como si hubiera sido una mala pasada del destino, Lisa se encontraba en el lugar equivocado en el momento equivicado, viendo como los Krang hablaban entre ellos, sin prestarles atención, estos pensaron que ella los había escuchado y no podían permitirse que alguien supiera de su plan. Comenzaron a seguirla, al principio con paso discreto, ella se dio cuenta de que la comenzaron a seguir, así que aceleró el paso hasta que se volvió una persecución, ella corriendo a prisa, agitada, mientras se acercaban cada vez más y más.

-Ayuda! -gritaba, sin embargo, la ciudad se encontraba dormida, no había ni un alma en la calle, y las luces de los hogares se encontraban apagadas o bien, ninguna se molestaba en acuidir a su llamado.

Llegó a una avenida, estaba completamente desierta, Lisa se encontraba exhausta, sin aire, sentía que no podía más y, justo cuando pensó que la tenían, alguien golpeó al Krang.

-Booyacaza! -escuchó.

Pensó que estaba loca y que había perdido la razón por lo agitada que estaba, pero solo veía que había 4 tortugas gigantes con cintas de diferentes colores a modo de antifaz peleando con los hombres trajeados que la perseguían.

Uno de los Krang se acercó a ella y la tomó cargando a modo de bulto, intentó forcejear pero era inútil, ya no tenía fuerzas prácticamente, hasta que salió volando, pudo ver que otra tortuga tumbó al Krang e intentó ayudarla; en este punto no sabía en quien confiar, si en el sujeto trajeado inexpresivo o en la tortuga gigante de 1.80 con cinta morada que le tendía la mano. Decidió optar por la segunda opción, estaba a punto de tomar su mano cuando la tortuga de cinta naranja abofeteó a la de cinta morada con un nunchaco, tirandolo y haciendo que el hombre trajeado la subiera a su camioneta.

Esa noche fue la peor de su vida hasta entonces, sola, en una camioneta, atada y amordazada, llevandola a una prisión futurista, sin señales de nada, con robots con cerebros en el pecho en lugar de guardias... Sentía que jamás vería a su familia de nuevo, pensamientos horribles acerca de qué harían con ella la torturaron todo el tiempo, no podía siquiera conciliar el suelo, apesar de qué sentía morir de cansancio.

En eso, empezó a escuchar una señal de alarma, el miedo se apoderó de ella, comenzó a escuchar disparos, veía por la ventanilla de la celda a los robots correr en todas direcciones buscando algo hasta que los vio, dos de las tortugas de la noche anterior estaban ahí, una oeleando con robots y otra tratando de abrir la puerta, sintió alivio de pronto, hasta que la otra puerta de la celda se abrió, un robot la sacó de ahí y la subió a un helicóptero, solo veía a lo lejos a las tortugas peleando contra robots y una planta gigante. Lo sabía, se la llevarían lejos, quizá ni siquiera volvería.

Justo en eso, sintió como disparaban al helicóptero y el piloto perdía en control de este, porqué le disparaban a su propio helicóptero? Fácil, una de las tortugas se encontraba en la base de este, tratando de rescatarla, sin importarle que pudieran caer.

Tantos eran los disparos y sacudidas, que ella acabó cayendo del helicóptero, la tortuga se soltó y la tomó en el aire, haciendo todo tipo de maniobras para caer sin lastimarse. Ya en el suelo, él la sujetaba, verificabdo que no le hubiera pasado nada, que no se hubiera lastimado, se miraban a los ojos, no sabían nada del otro, quien era cada uno, que acababa de pasar, que pasaría ahora, pero, por un instante, solo se encontraban ellos dos, mirándose a los ojos, sin que existiera nadie más.

Él se enamoró desde ese choque de miradas, y ella... ella no lo admitiría, pero también estaba perdidamente enamorada de ese chico tortuga que más de una vez le salvó la vida y que, poco a poco, le enseñó a protegerse.

Las otras 3 tortugas supieron que su hermano estaba enamorado desde el primer momento, aunque en el caso de Lisa les costó un poco más de trabajo. El primero en notarlo fue Rafa, quien convivía mucho con ella, además de que tenían un caracter similiar cuando tenían 15 años.

Lo sabía, su hermano y su amiga estaban enamorados mutuamente, un amor que ambos sabían pero que ninguno admitiría en voz alta, y esto, quizá, se debiera a que ambos eran muy conscientes de sus condiciones, una chica y una tortuga, una no tan afortunada situación.

Con el paso de los años se volvía más difícil esta situación pero, poco a poco, aprendieron a controlar sus sentimientos, sobretodo Donnie, quien cada que sentía que explotaría de amor y le confesaría todo lo que se sentía, se repetía a sí mismo lo imposible que sería estar junto a Lisa de una manera diferente a una amistad.

Mi padre es un mutanteWhere stories live. Discover now