II. Travesura 🍎

Magsimula sa umpisa
                                    

—No te metas en los asuntos de los adultos.

—Pues no lo haría, si no la hubieses dejado llorando mares y mares, Do KyungSoo. ¡Eres un maldito patán! —le señaló con el índice—. Fui yo quien la oyó llorar noche tras noche, fui yo su pañuelo, ¡mis camisetas quedaron embarradas en mocos!

De repente, el semblante de KyungSoo se apaciguó y le contempló con cierta angustia. Agachó la mirada, y luego, la alzó en dirección hacia las heladeras.

—Tomen una lata cada uno y váyanse.

JongIn asintió con falsa solemnidad, regocijándose por dentro ante su increíble triunfo. SeHun le siguió por detrás, susurrando en su cuello que cómo mierda lo había hecho, y pronto estuvieron fuera de la gasolinera, riendo y bebiendo sus latas de Pepsi.

—Vaya, eso fue inesperado —dijo SeHun.

—Lo sé. ¡Tendremos que volver mañana a ver si funciona!

Y por supuesto que lo habían hecho.

Al día siguiente, JongIn montó una escena en la que lloró, porque se sentía tan mal por su hermana, que creía que él tampoco encontraría jamás el amor. Soltó una cantidad de habladurías sobre cómo Do KyungSoo era el culpable de su miedo al rechazo, porque había absorbido a tal grado las emociones de su hermana, que ahora, debía hacerse responsable de las suyas también.

SeHun no se salvó, para después de varios días, le tocó ser el mentiroso.

—KyungSoo, por tu culpa la hermana de JongIn se puso triste. Y eso puso triste a JongIn, y JongIn me pone triste a mi, y creo que deberías darnos una lata de Pepsi así endulzamos nuestros corazones.

JongIn se quedó de piedra, mirándole incrédulo ante semejante cursilería. Y para sorpresa de ambos, KyungSoo estalló en risas.

—Esa es la peor excusa hasta la fecha, pero sin duda la más divertida —continuó riendo—. Ya, vayan agarrar sus bebidas y cuídense del sol, no es bueno que estén deambulando a estás horas de la tarde, puede darles un golpe de calor.

—¡Sí, señor! ¡Gracias! —sonrió SeHun.

Pero JongIn, aún no daba crédito a lo que acababa de oír. SeHun ya estaba abriendo la heladera, y él seguía ahí, quieto, mirando a KyungSoo con gran confusión. Ya los había descubierto. Como si no hubiese sido la gran cosa. Como si realmente, hubiesen sido un par de niños molestos, creyendo que eran tremendamente vivos por sacarle unas latas de gaseosa. Lo cuál así había sido, según su perspectiva. Pero en realidad, KyungSoo se había preocupado por ellos, como un buen hermano mayor. Como si fuese también, verdaderamente su responsabilidad.

Lo había dejado desnudo en alma, y sin más noches de elaboración de excusas para el día siguiente. Había sido el baldazo de agua fría que necesitaba para el verano. Pero había sido muy pronto, y KyungSoo no lo sabía. KyungSoo no sabía que algo había saltado dentro del pecho de JongIn, un deseo ferviente por enfrentarlo, por volver a ganarse su atención. Un corazón agitado, un flechazo platónico por alguien mucho mayor, y que por supuesto, nunca lo miraría de otra forma que como a un niño.

Las travesuras eran divertidas, eran simpáticas y se sentían prohibidas hasta que eran descubiertas. Luego de eso, el vacío, el desastre hormonal, la rebeldía, la inhibición y la adicción a la adrenalina, a los deseos retorcidos, sólo eran pequeños propulsores, eran fuente de nuevos desafíos. Hasta que JongIn con el paso de los años, se descubrió adicto a sus propias travesuras.

Si las excusas y victimizaciones a través de su hermana le habían valido sus latas de gaseosa. Ahora quería algo más. Y aunque los primeros días no se atrevió a exigir más nada; aunque KyungSoo les seguía regalando la preciada Pepsi del desierto, JongIn necesitaba un nuevo motivo para quitarle algo más de la tienda. Porque no, la travesura no se trataba de hacerle enojar por un capricho en el que él sólo lanzaba una caja de caramelos al suelo. Eso no era lo que aflojaba a KyungSoo.

El Club de las Manzanas Podridas 🍏 (SooKai/SeBaek/Exo)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon