-¡Sí!- Exclamo la mujer que estaba tan excitada como él- quiero que me hagas el amor, mi cielo.

-Sí, eso haremos- dijo él.

En esos momentos sonó el teléfono y él se tensó. Era el timbre que le avisaba de la mujer secuestrada. Y ella ahora era su prioridad.

-¡Lo siento Maty! - se enjuago y salió rápidamente y respondió el teléfono.

Con una toalla en la cintura y escurriendo agua, tomo el teléfono y escucho de manera atenta lo que decían a través de la línea.

-¿Qué? - guardo silencio- ¿Qué hiciste qué?

Su rostro empezó a contorsionarse por la ira y apretó con tal fuerza el aparato que sostenía mientras escuchaba atento.

-Te dije muy claro que si le ponías una mano encima yo mismo te mataba -respiraba rápidamente tratando de controlarse. Cuando escucho lo que este le decía se enfureció tanto que olvido el lugar donde estaba ni con quien. Perdido en la ira colgó.

Para descargar su ira lanzó el teléfono contra un mueble cercano, y masculló un sinnúmero de maldiciones.

Matilde no pudo escuchar toda la conversación, solo alcanzo una parte y no comprendía porque tanto enojo.

-¿A quién vas a matar? - lo miraba fijamente desde la puerta del baño y al mismo tiempo tomaba una toalla y se secaba- te recuerdo que soy policía.

Matilde Benavides era policía con entrenamiento en antiterrorismo, era muy joven ya en sus veintidós años ya era sargento.

Sus capacidades y perseverancia daban frutos en su carrera, lo que la hacía sagaz para entender situaciones entre líneas. Su mirada se convertía en escáner, tratando de leer las extrañas reacciones de Marcos.

-¡Solo es una expresión amor! - dijo besándola. Él comprendió su error monumental delante la policía. Ella lo podría descubrir y entonces estaría perdido. Por eso disimuló besándola.

Ella suspiro, ella realmente amaba a ese hombre y no pensaría nada malo de él así que dejó pasar aquella extraña situación. Al acercarse a él estiro los brazos para acomodarse a su cuerpo, quería continuar con lo que había empezado en el baño, además tenía más de cinco meses que no tenían relaciones sexuales y lo necesitaba con urgencia. Sus separaciones eran porque por lo general su División la enviaba a lugares remotos o por los viajes de Marcos, el cual trabajaba como Agente de Viajes.

Él al verla deseosa se avergonzó. Su libido se había ido al carajo.

-¡Lo siento Maty!- dijo quitándosela con disimulo de encima. No quería levantar en ella sospechas sobre él ni de su trabajo secreto. Muy molesto se encontraba después de escuchar lo que Pepe le conto. El pequeño monstruo trato de escapar, golpeando a Pepe y este le pego para someterla al volver a capturarla.

¡Otra vez le habían golpeado! pero...

¿Por qué le molestaba tanto que la lastimaran? Y lo peor de todo ¿Por qué se sentía tan mal por lo que le estaba sucediendo a ella?

Se vistió rápidamente y tomó el maletín que momentos antes dejo a la mano y se dirigió a la puerta.

-¡Marcos! - Ella malhumorada e insatisfecha lo llamó - ¿Qué es lo que pasa?, que negocios son esos, o... ¿Tienes a otra mujer?- le gritaba celosa.

Él se enfureció aún más. Ella comenzaba a ser más fastidiosa que de costumbre.

-¡No vayas a empezar! - la miro con desaprobación, siempre era lo mismo, siempre celándolo, eso sí que era un fastidio - ¡Qué mujer ni que nada! Solo es el trabajo- salió y tiro la puerta al salir.

Amor prisionero.Where stories live. Discover now