Capítulo 60

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Tony estaba ansioso. Las últimas 3 semanas habían sido largas, tediosas y terriblemente solitarias. Ese no había sido su plan desde un inicio; se suponía que pasarian esos tres meses juntos, y prácticamente, un mes ya se les había ido de las manos.

—Te ves emocionado. —Bruce, a su lado, se encontraba de brazos cruzados.

La mayoría de los agentes se encontraban en la pista de aterrizaje. Incluidos Tony y Bruce.

—Y tú te ves... Normal. —Anthony alzó una ceja—. Si Barnes te viera estaría muy desilusionado.

—Bueno, mi tranquilidad se ira en cuanto el pise la pista. —Banner suspiro. Amaba al soldado, pero la tranquilidad no era un privilegio en la relación.

—¿Entonces no lo extrañas?

—Yo jamás dije eso. —Bruce le sonrió tímido.

Tony negó divertido. Bruce era muy reservado; tenía que serlo.

Miró el cielo en busca de alguna señal del quinjet.

—Tony... —La voz de Bruce se escuchaba sorprendida.

Curioso, miró al científico. Pero este no lo miraba, más bien, observaba como una rubia mujer entraba a la área de aterrizaje.

—¿Sharon? —Tony sintió que su estómago comenzaba a revolverse.

Todos en el lugar miraron con extrañeza a la mujer, incluso unos incomodos; para ninguno era secreto la separación de Sharon Carter y el Capitán América, separación que no terminó bien.

—¿Qué mierda...? —Tony y Bruce se miraron.

—Por favor no vayas hacer algo que termine en problemas. —Suplico el científico.

—¡Pero...!

—Steve estará pronto aquí. Tony, el está esperando verte a ti, no a ella. —Bruce sostuvo el hombro del joven—. No creo que le guste llegar y encontrarte en un pleito.

Anthony rodó los ojos. Miró de nuevo a Sharon. Está le sonrió triunfante, como si hubiera ganado la guerra.

Los minutos corrían, el director Fury advirtió del descenso de los soldados.

Tony, Bruce y los agentes se posicionaron en un lugar seguro mientras veían como el quinjet aterrizada.

Anthony se sintió ansioso.

—Sano y salvo. —Escucho decir al científico mientras Bucky bajaba de la nave.

En cuanto sus ojos se encontraron, James corrió hasta el científico y lo sostuvo en un apretado abrazo.

Tony sonrió al ver cómo Bucky se aferraba al castaño. Era como ver a un niño pequeño con su peluche favorito.

Miró una vez más el quinjet. Su respiración se detuvo al ver cómo su rubio bajaba con el cabello despeinado, la cara polvienta y el rostro lleno de emoción.

Su corazón se aceleró al ver como Steve lo buscaba entre los agentes.

—¡Steve!

Un grito detuvo su andar.

Sharon salió de entre los agentes y se lanzó al soldado, abrazándolo y tocando desesperadamente su rostro.

—¡Gracias a Dios llegaste con bien! —La rubia suspiro de alivio—. Fueron semanas muy largas. Te extrañe.

Steve tomó las manos de la mujer y las aparto de su cara.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó molesto.

—¿Cómo qué hago aquí? —Sharon lo miró indignada—. Vine a recibirte. Siempre quisiste que lo hiciera.

—Bueno, Sharon... —La voz de Tony llamo la atención de ambos rubios—, él ya tiene quien lo haga. Así que gracias por la preocupación, pero yo me encargo.

—¡Tony! —La sonrisa ilusionada del soldado volvió a sus labios.

Anthony sintió como su pecho se inflaba de orgullo.

La mujer le lanzó una mirada iracunda al joven.

—Yo soy...

—¿Su esposa? —Stark rio.

—Solo eres cosa de un momento. —Escupió la mujer.

—Te pido más respeto para mi pareja, Sharon. —Intervino el Capitán—. Escucha, muchas gracias por venir, pero no era necesario. —Steve le sonrió al castaño—. Mi amor, muchas gracias por venir.

Anthony camino hasta el soldado y acarició su rostro.

—Estás completo y con los huesos en su lugar. —Dijo divertido el genio mientras se pegaba más al rubio.

Sharon dio media vuelta y salió de ahí con la sangre hirviendo. Muchos de los agentes se reían de ella.

—Te extrañe, Tony. —El soldado lo tomó de la cintura y olio su cabello.

—Era lo mínimo que esperaba. —Tony lo miró con molestia—. No me dijiste que la misión se alargaria.

—Lo siento. —El rubio no dejaba de verse tan lleno de vida—. Tuve algunos contratiempos.

Anthony ya no pudo regañarlo. No cuando Steve ponía esa expresión de ilusión.

🔹🔹🔹

Sharon llegó a su casa aventando sus zapatos y bolso. Grito molesta mientras se jalaba el cabello.

Ese maldito mocoso.

Dejó que un suspiro lleno de frustración escapara de sus pulmones.

—Esto aun no se acaba. —Sharon se dejó caer en el sillón—. Aún tengo una carta bajo la manga.

Amante del Capitán América Donde viven las historias. Descúbrelo ahora