Miércoles 27 de Abril de 2011

34 5 0
                                    

—Lo siento — se excusó tímidamente la muchacha —

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Lo siento — se excusó tímidamente la muchacha —. Pero como ya le dije, no se encuentra, tengo su número móvil pero no me responde.

—Debe haber alguna manera de encontrarlo si se le necesita ¡Dattebayo!

—Solo el móvil.

— ¿Algún lugar que frecuente? ¿Alguna cita con clientes? ¿No habrá ido al baño?

—No... no pregunté... bueno, sucede que está en duelo, no creía apropiado cuestionarlo sobre sus salidas, de hecho Orochimaru-sama insiste en que ni siquiera debería venir a trabajar...

Naruto soltó un suspiro resignado mirando discretamente por el cristal que separaba la oficina. El ordenador móvil estaba sobre el escritorio con la tapa levantada, y si eso ocurría, no debería de tardar. Jamás, desde que lo conocía, era del tipo que dejaba todo el trabajo del día terminado o no, en la oficina. Por algún motivo le gustaba llevarse algo a casa.

Los cuatro años que se conocieron colaborando en algunas cosas bastaron para conocer todas sus manías, y Sasuke era una persona de hábitos, difícilmente habría cambiado en tan poco tiempo.

— ¿Puedo ofrecerle un café? — volvió a intervenir la recepcionista.

—Claro, gracias.

Kiba Inuzuka hizo un montón con sus cartas, las barajeó en la mano y volvió a formar la pila alineando todas y cada una

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Kiba Inuzuka hizo un montón con sus cartas, las barajeó en la mano y volvió a formar la pila alineando todas y cada una.

— ¿De dónde sacaste eso? — preguntó Shino de mal modo por la mala impresión que una baraja y dos jóvenes trajeados -uno con gafas oscuras- generarían en el barrio tranquilo y relativamente acomodado en que Sasuke vivía hasta el martes en que asesinaron a Karin.

—Me la regaló Naruto.

—Por favor, guárdala — agregó Shino en cuanto distinguió a la voluptuosa mujer que en repeticiones formaba la parte posterior de las cartas.

—Es de la suerte.

—Guárdala.

—Vamos Shino, no seas amargado.

El asesino de la señora UchihaWhere stories live. Discover now