Capítulo 55: Planes

719 82 25
                                    

El pánico me invadió cuando abrí los ojos y no lo vi junto a mí. Me incorporé en la cama desesperada, las cobijas estaban todas revueltas y tanto su ropa como la mía estaba dispersa por el suelo, todo apuntaba a que lo que había pasado anoche era real, pero él no estaba. Asustada me envolví con la sábana y me apresuré a bajar las escaleras, no podía creer que había desaparecido de nuevo.

Gracias el cielo, encontrarlo en la cocina poniendo la mesa me hizo entrar en un estado de paz que no había podido sentir desde hace tiempo.

-¿Qué te pasa? ¿Estás bien? –Inquirió alarmado tomándome entre sus brazos.

-Me asustaste. –Confesé en un puchero. –Creí que te habías ido de nuevo.

-Ya te dije que nunca más me apartaré de tu lado, debes estar tranquila.

-Más te vale. –Le dije refugiándome en su pecho. De nuevo pude sentir esa preciosa esencia de mi Sesshomaru, de nuevo regresé al lugar al que pertenecía.

-Ahora come un poco, iré a dejarte a la universidad cuando estés lista.

-De hecho, tengo que ir al hospital.

Él me miró con una amplia y radiante sonrisa, incluso sus ojos se tornaron nostálgicos.

-Ha pasado tanto tiempo, has hecho tantas cosas y yo no estuve aquí para acompañarte. Perdóname. –Se disculpó amargamente.

-Eso es verdad, pero, en la noche pensé que tal vez tú también necesitabas alejarte, no solo por Kagura, sino por lo que pasó con la empresa. Aunque lo mejor hubiera sido superar las cosas juntos, no puedo cuestionar tu decisión más allá de nuestra relación.

-Eres una mujer increíble.

-Y soy toda tuya.

-Te amo. –Susurró besándome dulcemente. –Ahora come algo o llegarás tarde.

El primer día de nuestro nuevo comienzo fue radiante, a excepción del enorme susto que me llevé cuando no lo encontré en la cama.

-¿En dónde estuviste todo este tiempo? ¿Qué estuviste haciendo?

-En Canadá, teníamos propiedades bastante grandes, una de ellas la convertí en un hotel. No hice mucho en realidad, la gestión hotelera no es lo mío, lo que me interesaba de eso eran las exhibiciones de arte que se desarrollaron ahí. Pero lo que más hice fue extrañarte. Dime qué estuvo pasando por aquí.

-Pues, lo más importante fue el nacimiento de Moroha.

-Lo sé, es encantadora, lástima que se parece a su papá.

-¿La viste?

-Cuando llegué ayer en la noche lo primero que hice fue ir a tu casa, pero no te encontré ahí. Antes de decirme dónde estabas InuYasha me golpeó, Kagome me regañó a gritos, Souta me reclamó por dejarte sola y cuando todos se calmaron me mostraron a Moroha, luego me dijeron que estabas aquí.

-Ya veo, me alegro de que te hayan regañado.

-Y ese amigo tuyo... ¿qué tan cerca estuvo de ti en mi ausencia?

-Kohaku no se apartó de mí ni un segundo. –Dije burlona causando una mueca de disgusto en su bello rostro. –Pero no te preocupes, pronto se casará, claro, siempre y cuando le digan que sí. –Fue de lo más tierno ver cómo sus facciones se suavizaban en cuanto le dije que Kohaku no estaba para nada interesado en mí.

Esa corta mañana no nos alcanzó para ponernos al día completamente, seis años de ausencia del amor de mi vida no se resumían con una tasa de café. Sin embargo, podíamos hacerlo a nuestro propio ritmo, teníamos todo el tiempo del mundo para ponernos al corriente.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora