Capítulo 28: Domíname

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***¡Advertencia! ***

El siguiente capítulo puede contener narración y lenguaje explícito. Si eres menor de 18 años no deberías estar leyendo esto, mente cochinona, léelo bajo tu propio riesgo y responsabilidad (si lo haces te acuso con tu mamá). Si eres mayor de edad te pido que seas responsable con la lectura. Graciaaaaas.

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-Rin, baja, el desayuno ya está. –La voz de Kagome me hizo apresurarme, estaba casi lista para ir a la escuela.

Saliendo de mi habitación me permití echar un vistazo rápido al cuarto de Sesshomaru, sentí algo contraerse dentro de mí cuando vi que solo estaban los muebles, la mayoría de sus cosas personales estaban acomodadas dentro de varias cajas en el piso.

-¿Qué buscas ahí, fisgona? –Su voz detrás de mí me hizo dar un saltito.

-¿Cuándo te vas? –Pregunté decaída.

-En un par de días.

Sin muchos ánimos me senté a desayunar, Kagome había preparado un desayuno tan bonito que no quería ni tocarlo. InuYasha estaba terminando de poner los platos en la mesa y Sesshomaru bebía café negro, como todas las mañanas.

-Hiciste un gran menú, hermana. Creí que irías a trabajar.

-Tenemos un par de semanas más de vacaciones, nos será útil para que InuYasha y yo podamos hacer papeleo en tu escuela y en hospital como tutores.

-Ya veo. Sesshomaru, ¿me llevarás a la escuela hoy? Al menos los días restantes en los que estarás en casa, ¿sí?

-Claro, no tienes que pedírmelo. –Me respondió atento. Al menos en el auto estaríamos a solas.

O al menos eso creí, porque cuando subí al auto, InuYasha y Kagome subieron en la parte de atrás, resulta que esa mañana tenían una reunión con la directora de mi escuela. Ni siquiera pude tomar la mano de Sesshomaru en todo el camino, mucho menos darle un beso de despedida, solo pude ver cómo partía en su auto rumbo al trabajo, debía esperar todo el día para volver a verlo.

Llevé a Kagome e InuYasha a la oficina de la directora y yo pasé directo al salón de clases. Esa misma mañana había tenido la primera prueba de cómo sería ocultar nuestra relación de nuestros hermanos, y según todo indicaba, iba a ser una tarea muy difícil.

Después de la jornada de clases, caminé a la salida de la escuela para tomar un autobús que me llevaría a casa; sin embargo, me encontré con que Sesshomaru había ido a recogerme, mi día mejoró de repente cuando lo vi. En cuanto entré al auto me lancé hacia él para besarlo, no creía soportar mucho más tiempo sin abrazarlo y decirle que lo quería.

-¿Quieres ir a mi casa? –Me dijo emprendiendo el viaje.

-¿Está terminada?

-Solo falta llevar el resto de mis cosas. ¿Quieres ver cómo es?

-¡Sí!

En menos de quince minutos llegamos a un vecindario precioso, con grandes casas y jardines hermosos, se veía tan tranquilo y armónico; los autos en las cocheras se veían lujosos, y podía verse a una que otra persona adinerada caminando por ahí. Estacionó el auto frente a una gran casa color gris, en definitiva, tenía el estilo de Sesshomaru. Por dentro era más impresionante aún, tenía casi el mismo aire de su oficina, con decoración minimalista y muebles neutros, a diferencia de la casa de InuYasha que era más dinámica, esta era seria y elegante.

-Está muy bien para ti.

-¿Y para ti no?

-Yo le pondría más colores.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora