Capítulo 30: Amenaza

684 102 40
                                    

-¿Qué demonios es lo que pasa aquí? –Preguntó furiosa y con las pupilas contraídas en sus rojizos iris.

-Es justo lo que ves, no tenemos por qué darte explicaciones, Kagura. –Respondió Sesshomaru con un tono calmado y sereno, completamente disímil al aspecto nervioso de su cuerpo.

-Es una broma, ¿cierto? No es más que una broma de mal gusto.

-Piensa lo que quieras, nosotros nos vamos. –Dijo firmemente mientras me tomaba del brazo para comenzar a avanzar, así pude darme cuenta de que sus manos estaban temblando.

Al pasar junto a ella, lo tomó del saco y nos hizo detenernos. Yo no podía hacer nada más que sentir mi alrededor, mi mente estaba turbada.

-Explícame qué demonios significa, Sesshomaru. ¿Me cambiaste por esta? –Me lanzó una mirada despectiva. –¿Es un nuevo fetiche o algo así? ¿Cuándo terminarás con esta tontería?

-No vuelvas a referirte a Rin así, si la próxima vez que la veas no muestras el respeto que se merece como la novia del presidente de la compañía, estás despedida. –Dijo furioso, seguido de esto, Kagura dejó salir una magnífica carcajada.

-No me amenaces, niño. Tú no vas a despedirme y nunca me rebajaré ante ninguna chiquilla. Más te vale que te disculpes sino quieres arrepentirte después; recuerda a todas las mujeres que he alejado de ti y cómo lo he hecho.

-Ya te lo dije, Kagura... Además, no quiero que intentes hacer de esto un escándalo, estás advertida.

-¿Un escándalo? Si tanto debo respetarla como tu novia, ¿por qué quieres ocultarlo? ¿Por qué lo has mantenido en secreto todo este tiempo? ¿Tanta vergüenza te da tu remedo de novia? Debe serlo, fíjate que de andar con una mujer como yo a estar con una niña tan simple hay una gran diferencia... ¿Cómo le hacen cuando están en la cama? Tengo curiosidad.

-¡Cállate ya! –Más que un grito pareció un rugido. Ya había escuchado su voz furiosa y llena de ira, pero esa vez había sido más aterradora, incluso podría jurar que dejó un temible eco a su paso.

Fue ese ultimátum con el que logró zafarse del agarre de Kagura y llevarme del brazo hasta su oficina. Ninguno de los dos dijo nada en el elevador; sus manos aún temblaban, y en mi garganta se estaba formando un pesado nudo. No me soltó hasta estar por fin en su oficina, en donde respiró profundo y pasó sus manos por su cabeza repetidas veces, desacomodando un poco su cabello.

Yo sabía que las feas palabras de Kagura habían sido formulados por los celos y su posesividad. Sabía que Sesshomaru me quería tal y como era, que le gustaba, sabía que ocultábamos nuestra relación por nuestros hermanos y en cuanto entrara a la universidad no habría ningún problema en contarle a todo el mundo. Sabía todo eso, que todo era sincero... Pero, ¿y si no? ¿Y si Kagura tenía razón?

-Rin. –Me habló corito. –Perdóname. –Ya lo había visto vulnerable en distintas ocasiones, y me ponía feliz saber que solo yo podía ver ese lado suyo tan frágil; pero esa vez, verlo de ese modo me lastimó.

-No tienes que pedirme disculpas, tú no hiciste nada.

-Justo de esto era de lo que quería protegerte.

-Mírame, estoy bien, no me falta un solo cabello. No me pasó nada.

-Ella te dijo tantas cosas... Cosas de las que quería protegerte, te lo dije, no quería que nadie más te humillara nunca, y no pude evitarlo.

-¿Crees que después de tantas cosas que me hacían en la escuela va a intimidarme una súper modelo berrinchuda? No lo creo.

No tuvimos una cita como la habíamos planeado, al final de cuentas, Sesshomaru terminó más preocupado que yo y terminé consolándolo toda la tarde. Luego se eso se sintió aún más culpable porque yo daba mi examen mañana y debería estar estudiando; sin embargo, no quería apartarme de él ni un solo segundo. Quedarme abrazándolo y acariciando su cabeza me daban la paz que necesitaba para mantenerme serena al día siguiente en el examen, estaba motivada, estaba feliz, no iba a permitir que los celos y caprichos de Kagura me distrajeran de lo que quería, ya no iba a dejar que nadie arruinara nada de mi vida.

Al caer la tarde, Sesshomaru fue a dejarme hasta mi casa. Nos quedamos un rato más en el auto para despedirnos sin remordimiento alguno; habíamos sido descubiertos por alguien, debíamos ser más cautelosos de ahora en adelante.

-¿Estas nerviosa por mañana?

-¿Más que tú por lo que pasó hoy? No lo creo, Taisho.

-¿Tienes todo listo?

-Todo está en la mochila, mi pase de examen, mi identificación, lápiz, el amuleto que compró Kagome en el templo, InuYasha me irá a dejar a la universidad, todo está en orden.

-Te falta algo.

-¿Qué? –Pregunté despistada.

-Los deseos de buena suerte de tu novio. –Dijo antes de besar mi frente tiernamente. –Sé que no necesitas suerte, eres brillante, pero mis pensamientos del día de mañana estarán enfocados en ti, sé que lo harás muy bien.

-Gracias. Te avisaré apenas termine.

En medio de nuestra cursi despedida, el teléfono de ambos sonó en tono de mensaje; por mi parte creí que sería Kagome preguntando por qué no llegaba a la casa. Ambos atendimos casi al mismo tiempo. Cuando vi de qué se trataba quedé en shock, un número desconocido me había enviado un mensaje bastante aterrador, dos segundos después me percaté de que Sesshomaru tenía la misma expresión. La angustia nos invadió a ambos al mismo tiempo, le mostré la pantalla de su celular y él a mí, confirmamos que teníamos exactamente el mismo mensaje del mismo número.

Nunca es demasiado temprano para comenzar, Sesshomaru, Rin. Yo nunca he hablado en vano, prepárense.

Es una amenaza.

Sentí como Sesshomaru se llenaba de frustración al ver todo su cuerpo tensarse ante la impotencia, su mirada se colerizó y sus dientes chocaron entre sí. También me asusté, también me puse nerviosa, pero él estaba en otro nivel; Kagome una vez me dijo que en una relación no siempre se trataba de un 50%-50%, sino que, en momentos desesperados y difíciles podría llegar a ser un 30%-70% o un 90%-10%, dijo que lo importante era saber cuándo era el momento de tomar ese rol y de hablarlo después, porque una relación se trataba de ser un equipo. Con toda la paz y serenidad que tenía, inhalé profundo, puse mi mano sobre su mejilla para obligarlo a mirarme; de repente su mirada de ira se tranquilizó, dedicándome una cálida sonrisa. Yo era la único que podía ser la paz de Sesshomaru, y hacerlo feliz me llenaba de alegría.

No dejaría que nadie arruinara eso, no dejaría que nadie me perturbara para presentar mi examen para la universidad, no dejaría que las amenazas de otros turbaran de nuevo mi vida.



.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hola, mis solecitos. ¿Cómo están? Soy Aika.

Pues no se trató de Kagome o de InuYasha, sino de Kagura. Uuuuy ¿cómo creen que se pongan las cosas a partir de aquí? 

Espero que disfruten el capítulo pese a ser un poquito corto. 

Muchísimas gracias por leer y por sus preciosos comentarios. ¡Lxs amo!

Nos leemos luego, mis pastelitos de arroz. 💕💕💕💕


Nos pertenecemos (Finalizado)Where stories live. Discover now