Capítulo 9: Di mi nombre

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Era día de comenzar mi nueva escuela, esa mañana me levanté sin necesidad del despertador, me puse mi uniforme emocionada e intenté un peinado nuevo (no me salió como esperaba, así que me hice el de siempre: cabello suelto con una pequeña coleta a un lado). Estaba tan emocionada que incluso hice panqueques para el desayuno y les puse miel extra.

-Te ves contenta. –Me dijo mientras salíamos de la casa.

-Lo estoy

Subimos a su auto y tomamos un camino diferente. La nueva escuela estaba en dirección opuesta, así que debí prestar mucha más atención para regresar sin problemas a casa. Luego de unos veinte minutos paramos justo enfrente de un grande y reluciente edificio de color blanco.

-Gracias por traerme... Y gracias de nuevo por inscribirme aquí. –Dije bajando del auto.

-Que tengas un buen día. –Masculló en voz baja, tan baja que casi no lo escuché bien.

-¿Qué? –No respondió mi pregunta, el auto ya no estaba cuando giré. –Bien Rin, no lo arruines... Aquí vamos. –Me animé a mí misma y entré.

Desde la entrada hasta mi salón, pude notar que todo era definitivamente diferente, incluso de veía en mejores condiciones que mi antigua escuela. Unos chicos conversaban con otros, algunos solo iban en lo suyo. Tenía la tarjeta que Sesshomaru me había dado el día en que compramos el uniforme: "Salón 2 B"; debía estar en el segundo piso, no fue difícil encontrarlo, y al hacerlo, una mujer estaba en la entrada.

-B...buen día. –Traté de sonar lo más segura posible.

-Buenos días, tú debes ser Higurashi. –Asentí. –Soy Kikyo Mizuno, tu asesora; bienvenida, te estaba esperando.

-G...gracias.

-Ven, entra conmigo.

Corrió la puerta a la derecha. Cuando la asesora entró todos guardaron silencio y tomaron su lugar; al verme entrar, todos miraron curiosos, lo cual me hizo sentir aún más nerviosa.

-Buen día clase, hoy tendremos el placer de recibir a una nueva alumna. Por favor dinos tu nombre.

-Soy Rin Higurashi, es un placer. –Me presenté haciendo una reverencia.

-¡Rin! –Exclamó de repente levantándose de su pupitre, haciendo reír a los demás.

-¿Kohaku?

-Bien, bien, veo que ya tienes un amigo en el salón, siéntate al lado de Akio entonces y comencemos con las lecciones de hoy. Trata de ponerte al corriente y si te cuesta un poco, tus compañeros y yo estamos para ayudarte.

Me alegró tanto que Kohaku estudiara en esta escuela, y más aún de que estuviera en la misma clase que él. Además, resultó para mí un gran alivio cuando mis nuevos compañeros se mostraron con una buena disposición cuando la señorita Kikyo dijo que me ayudarían si no entendía algo. Estaba tan contenta.

No me fue tan mal al tratar de seguir el ritmo de las clases, creía que me podría acostumbrar rápidamente. A la hora del almuerzo un grupo de chicas se acercó a mí y me ofrecieron enseñarme la escuela alguna vez; al principio tuve un poco de miedo, pero ellas se mostraron muy ambles, aunque terminé quedándome con Kohaku en la cafetería.

-Me alegra haberte encontrado otra vez. –Me dijo.

-Y a mí.

-¿Por qué te transferiste repentinamente?, podías esperar a que el curso terminara.

-Es que me mudé –Mentí.

-Ya veo... Ese hombre de la otra vez, ¿era tu hermano?

No, no, ¡no!

-No, es el hermano de mi cuñado, es una larga historia, estamos viviendo juntos porque su hermano y mi hermana están de vacaciones y están arreglando su casa.

-Bueno, eso algo extraño.

-Eso creo. –Reí.

-Dime, Rin... ¿T...te gustaría que fuéramos amigos?

-Por supuesto, me encetaría.

No lo podía creer. Mi primer día de clases y ya tenía un amigo, no podía ser mejor.

El resto del día fue muy bueno, todos eran muy amables, nadie molestaba a nadie, todo diferente a mi anterior escuela.

Cuando llegué a la casa me dediqué a hacer la tarea, esperando a que Sesshomaru llegara, pero nunca lo hizo. Terminé de hacer todos mis deberes casi a media noche, y la puerta nunca se escuchó abrir y tampoco estaba en su habitación, ¿qué le habría pasado?

Lo pensé bien, quizás si lo hacía lo molestaría, pero terminé por hacerlo; intenté llamarlo, pero su celular sonó ocupado, y así las otras tres veces que lo hice, así que le mandé un mensaje preguntándole que si estaba bien; no hubo respuesta; terminé por quedarme dormida en la sala esperando a que llegara como a eso de las tres de la mañana

Al día siguiente desperté en mi cama, pero ¿cómo? Yo me había quedado dormida en un sofá de la sala.

Miré el reloj y de nuevo me levanté antes de que el despertador se activara, luego miré más a mi alrededor y... Sesshomaru estaba en mi cama... bueno, no en mi cama exactamente, estaba sentado en el sillón de al lado de esta con los brazos y la cabeza recostados en el colchón, ¿será que él fue quien me trajo hasta aquí?, debe serlo.

Vaya, nunca lo había visto así, dormido, en calma, sin frialdad en el rostro, lo miré bien, tanto como pude, noté que sus pestañas eran largas, muy bellas, él era guapo, y eso ya lo sabía, pero así se veía verdaderamente atractivo; por todos los cielos, era tan hermoso.

-Sesshomaru. –Susurré su nombre de manera involuntaria.

-Rin. –Exhaló. Mi postura se corrigió y sentí mis mejillas tomar un poco de color al escuchar mi nombre así. –Kagura. –¿Q...qué? ¿Kagura?, ¿por qué? No.

-Di mi nombre otra vez... Di "Rin". –Le susurré, pero no tuve respuesta.

Ahí estaba otra vez ese nudo en mi garganta que se formaba de vez en cuando, ese tonto nudo que aparecía cuando entraba en la realidad, una realidad en la que no volvería a escuchar mi nombre saliendo así de su boca.

-Sesshomaru. –Lo moví levemente para poder despertarlo.

-¿Q...qué? –Habló tratando de despertarse.

-¿Estas bien?

-Sí. –Se talló su ojo izquierdo.

-¿P...por qué llegaste tan tarde?

-Estuve ocupado. –¿Con Kagura? –Perdona si te preocupé.

-Descuida.

-Y perdón por haberme quedado dormido aquí.

-No hay problema. –Por mí podía quedarse así todo el día conmigo mirándole.

-Ahora vístete o llegaremos tarde. –No quería que se fuera, quería que se quedara conmigo, aunque no me dijera nada, aunque solo nos quedáramos mirándonos en silencio. Pero nunca en la vida podría pedirle eso.

-De acuerdo.

Se levantó del sofá y se fue sin decir nada más.

Me llevó a la escuela, y estando en la entrada del colegio, Kohaku ya estaba esperándome.

-Kohaku. –Susurré feliz estando aun dentro del auto.

-¿Quién?

-¿Recuerdas al chico que conocimos el día en que fuimos a comprar mi uniforme? Pues resulta que estamos en la misma clase, genial ¿no?

-Sí, genial. –Respondió entre dientes. –Creo... creo que hoy también llegaré tarde, no me esperes despierta de nuevo. –Agregó molesto en cierto modo.

-Bien. –Dije seria saliendo del auto.

¿No se cansaba de revolver mi mente?

Nos pertenecemos (Finalizado)Where stories live. Discover now