Observé con detenimiento cada centímetro de ella, deleitándome con una imagen que pronto se distorsionaría. Sus cabellos revueltos y enmarañados, piel emblanquecida y ojos enmarcados por la negrura del cansancio.
Divisé los cables junto a su figura, aferrándola a éste mundo, proveyéndole el oxígeno que su cuerpo ya no podía.
Mi visión se tornó borrosa al percatarme de que pronto se iría. Sus sueños rotos se habían transformado en bellas alas y, lo único que la aprisionaba a un dolor inevitable, era el irracional miedo a aprender a volar. A dejarnos solos, desprotegidos. A ser olvidada.
De otra manera, recorrería el cielo con ligereza y exquisitez, como una frágil mariposa de papel.
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Mariposas de Papel
Short StoryElla. Se escondía tras falsas sonrisas y múltiples vasos de café, tragándose las lágrimas de ingenuidad junto a cada sorbo de los mismos. Callaba sus gritos con un silencio tan profundo como sus enredos y problemas, recriminándose el ser demasiado d...