Día veintitrés.

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Hoy le retirarían las blancas capas de yeso que cubrían algunas partes estratégicas de su cuerpo, y ambos aprovecharían la situación. Le compró un vestido y zapatillas, pidiéndole ponérselas aquella noche ya que le tendría una sorpresa preparada. Así mismo, mientras la chica arreglaba cada parte de sí en un intento de resaltar la belleza de la cual nunca se creyó poseedora, él corría de aquí hacia allá tratando de que el panorama luciese perfecto en todo sentido.

Cuando la hora llegó, Hilary fue llevada a un viejo parque de diversiones. Las gigantescas rejas negras permanecían cubiertas por múltiples carteles prohibiendo el paso, la espesa neblina se esparcía por el suelo y, por último, el viento silbaba a sus oídos con desprecio oculto tras las notas. El lugar permanecía desierto.

"¿Me has alejado de la civilización para asesinarme sin que haya testigos presentes o simplemente he visto demasiadas películas?", preguntó con diversión.

"Me has descubierto", contestó, extrayendo un objeto del interior de su bolsillo. Cuando la sonrisa de la chica se borró por completo, un manojo de llaves se dio a conocer entre sus dedos, ahuyentando todo rastro de nerviosismo. "Solamente no preguntes el cómo las he conseguido", y ambos rieron.

Luego de haber ingresado al lugar Jason tomó de su mano, dejando que la frialdad de la palma recorriese su cuerpo de inicio a fin. Haló de ella hasta llegar a la montaña rusa de enorme magnitud que se alzaba hacia las estrellas y, al permanecer ésta sin servicio, se dispusieron a subir por las escaleras de mantenimiento, las cuales guiaban a una cabina superior. Con ayuda de otra llave del montón que poseían lograron abrir el candado de la no tan espaciosa caja, permitiendo a su visión divagar en el horizonte que el extenso y un tanto empañado vidrio existente les proporcionaba. Sus pupilas dilatadas recorrieron cada casa y edificio que se dibujaba ante ellos, deteniéndose para poder apreciar los detalles.

"Esto es...", se calló a sí misma al no encontrar la palabra adecuada.

"Igual a ti", completó y, justo antes de que ella cuestionase como seguramente lo haría, pensó en un nuevo tema de conversación. "Cuéntame algo relacionado contigo que yo aún no sepa".

"Mañana es mi cumpleaños", contestó al instante y, al notar que el muchacho pronto protestaría, decidió proseguir. "Simplemente no me gustaría celebrarlo ahora que mi familia no se encuentra conmigo, eso es todo, aquella es la razón por la cual no te lo había mencionado".

"¿Qué sucedió con tu familia?", se animó a preguntar.

"Nada, solamente ha sido una discusión", prefirió no profundizar en el tema. "Antes participaba en competencias de baile, aquello tampoco lo sabías. Dejé de hacerlo con el tiempo, sin embargo, siempre fue mi cosa favorita", sus irises se iluminaron, y él sonrió al notarlo. Entonces, gota tras gota, la ventana frente a ellos fue deformando las figuras.

"Sígueme", propuso, adentrándose en la tormenta y bajando los escalones a toda prisa, con la chica intentando seguirle el paso. Se detuvo, extendió sus brazos y comenzó a dar vueltas sobre sí mismo. Sus ojos se cruzaron con los de Hilary, quien lo observaba con una sonrisa plasmada en el rostro. "¿Me concederías éste baile?", inquirió al detenerse.

"¿Qué?", gritó ella al no escuchar la pregunta con claridad. El estruendo de la lluvia era demasiado alto.

"¡Que si te gustaría bailar conmigo!", espetó con diversión, tomando la cintura de la muchacha entre sus temblorosos dedos, apegándola a su cuerpo.

"¡Pero no tenemos música!", protestó entre risas mientras él recordaba la letra de una canción que le recordara a ella.

"Espero y te sepas la letra", sonrió, iniciando a mover sus pies torpemente al ritmo de los de ella. "She would not show that she was afraid, but being and feeling alone was too much to face. Though everyone said that she was so strong, what they didn't know is that she could barely carry on", estampó las palabras contra su cara, viendo cómo su sonrisa decaía.

"But she knew that she would be okay, so she didn't let it get in her way", movió sus labios, sin embargo, el sonido que éstos emitieron no fue lo suficientemente fuerte.

"Sometimes it all gets a little too much, but you gotta realize that soon the fog will clear up, and you don't have to be afraid, because we are all the same, and we know that sometimes it all gets a little too much", se detuvo, tomó su rostro entre sus palmas y, antes de besarla por primera y última vez, dejó a las palabras volar por el viento. "Lo prometo".

Lo demás fue historia, una que ninguno olvidaría. Cuando la lluvia cesó, Jason caminó hacia el auto y extrajo una canasta de picnic con comida dentro, de la cual ambos jóvenes comieron hasta quedar completamente llenos. Cantaron hasta que su voz enronqueció, danzaron hasta que el chico finalmente aprendió unos pasos y, sobre todo, sonrieron de la manera más amplia posible. Eran felices en aquel instante o, al menos, lo fueron antes de que la ambulancia llegase.

Horas después aquella historia finalizó, sin embargo, el libro aún poseía hojas en blanco que pronto alguno llenaría. Y él la comparó con un bello ángel a punto de abrir sus alas.
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Sé que el capítulo es largo, pero es el último así que espero y les haya gustado. Por si tenían la duda, la canción es 'A Little Too Much' de Shawn Mendes, ya que no tuve imaginación suficiente como para inventar una, creí que quedaba perfecta y, además, amo esa canción.
No se preocupen, aún quedan tres capítulos extra, sin embargo la historia en sí acaba aquí.
¡Gracias por llegar hasta éste punto!

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