9.

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-Tú. Me gustas tú.

Las mejillas de Mark estaban coloradas, habían pasado casi diez minutos y Jackson no había dicho nada. Mark comenzaba a resignarse, sí Jackson no pensaba corresponderle o si finalmente lo repudiaría por atraverse a tanto, su unica alternativa era comer su hamburguesa mientras comía su hamburguesa, tan grandiosa que no paraba de lanzar pequeños gemidos en cada bocado. Jackson se había dado cuenta de aquello y había abandonado lentamente la tensión. Debía hacer algo rápido para reintegrar el buen ambiente.

Jackson extendió una de sus manos hasta las papas de Mark mientras este estaba distraído y robó una de ellas.

-¡Ey! ¡Mi papa! - se quejó Mark en cuanto notó como Jackson se comía la papa robada.

-No lo tomes a mal- dijo Jackson- es solo que, las papas son más ricas cuando son de otro.

Jackson se rió secretamente esperando que Mark explotara en furia, pero se sorprendió al ver que en realidad estaba considerando el dato. Mark extendió una de sus manos y robó una de las papas de Jackson. La comió y expandió los ojos en asombro, miró hacia Jackson emocionado y confesó.

-Es verdad, ¡sabe mil veces mejor! -Jackson lo miró perplejo mientras Mark seguía robandose sus papas, tratando de descifrar si Mark se estaba burlando de él o de verdad era demasiado ingenuo.

La comida transcurría entre bocados y comentarios graciosos sobre su aspecto o lo asombrosas que estaban las hamburguesas. Mark había acabado con las papas de Jackson y Jackson con las de Mark, en el pequeño juego local que habían creado.

-Por Dios, siento que mi estómago reventará- dijo Jackson mientras extendía la mano para hacer que algún taxi de la concurrida ciudad parara.

-Esa fue una gran cena- completó Mark, un taxi paró al unos metros de ellos y Jackson sonrió con triunfo secreto, ambos montaron el auto y este avanzó después de escuchar las indicaciones de Mark. El trayecto se hizo largo e incómodo, principalmente porque ninguno de los dos pasajeros decía palabra alguna y para su suerte ambos pensaban en la misma cosa. La confesión de Mark.

Las mejillas de ambos ardían, más por vergüenza que por otra cosa. Para uno era la vergüenza propia y para el otro la vergüenza ajena. Jackson miraba incómodo a través de la ventana mientras Mark jugueteaba con sus dedos.

Sin darse cuenta el taxi había parado justo frente a casa de Mark. Ambos se miraron a la cara, Mark debía entrar y Jackson debía irse, sin embargo cualquier cosa que se les ocurriría hacer parecía demasiado fuera de lugar.

Pensaron en decir "hasta luego" ¿pero no era una despedida muy animada para el viaje tan incómodo?

O tal vez deberían darse un abrazo de despedida ¿Pero no era demasiado cariñoso para alguien que se acababa de confesar?

Quizás debían separarse sin despedirse ¿Pero no era algo demasiado frío? Alguien podría sentirse mal.

Jackson y Mark seguían compartiendo aquella mirada incómoda, alguien debía hablar pronto o quedarían como estúpidos.

-A-adios -dijo Jackson tratando de controlar sus nervios.

-Eh, si, yo... tengo que irme. Ja, ja- Mark soltó una risita nerviosa mientras trataba de abrir la puerta del vehículo. La puerta estaba atascada, no abría. ¿tenía que pasar justo en ese momento?- oh, que raro, parece que está trabada. Ja, ja- Mark seguía sonriendo nervioso y Jackson hacía lo mismo a sus espaldas.

-Que puerta tan mala. Ja, ja- dijo Jackson manteniendo el nerviosismo.

-Señor, el seguro - intervino el taxista señalando la cerradura del taxi, el seguro estaba puesto, obviamente la puerta no abriría. Mark cerró los ojos con fuerza, frunciendo el rostro y queriendo aporrear su cabeza en la ventana hasta romperla. Se sintió estúpido y entonces ni siquiera volteó la cabeza, simplemente evitaría cualquier posibilidad de contacto visual.

Renacer; MarksonOnde histórias criam vida. Descubra agora