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Los click's del mouse sonaban por la silenciosa habitación mientras Mark trabajaba, la incomodidad en la espalda pronto le obligaría a para un momento para recuperarse. Mark miraba el reloj de tocador cada tres minutos para asegurarse de que tuviera tiempo suficiente de arreglarse para ir a comer con Jackson. Había estado contando cada segundo para que llegará el día de su reunión, sin embargo ahora que era una realidad próxima, estaba demasiado nervioso.

-¿A qué hora acabarás con eso? Llegaremos tarde por tu culpa- Jackson hablaba sin despegar la vista del celular. Había pasado los últimos días en casa de Mark, desde que amanecía hasta que anochecía. Mark había tratado de sacarlo, pero el siempre terminaría negándose con la excusa de que no abandonaría el Internet. Jackson sólo se iría cuando se aseguraba de tener demasiado sueño.

-De hecho ya acabé, y no llegaremos tarde a ningún lado. Ni siquiera tenemos algo como una reservación.

-Me refiero a que cerrarán el local inteligente- Mark entraba al baño ignorando a Jackson. Mientras se cambiaba podía escuchar a Jackson jugar con su celular. Se sentía bien saber que alguien estaba esperándolo del otro lado de la puerta. O ¿se sentía bien que Jackson Wang estuviera del otro lado de la puerta?

Jackson miraba su móvil, demasiado concentrado en su juego para preocuparse por algo más. Si narra barra de vida estaba a punto de quedar vacía, unos disparos más y su personaje moriría, Jackson golpeó  la pantalla con el dedo tratando de evitar su terrible final, sin embargo fue totalmente inútil, la pantalla se iluminó mostrando el cartel que anunciaba su muerte y Jackson terminó tirando el celular donde las almohadas de la cama de Mark estaban amontonadas. Jackson frotó sus ojos para discipar su estrés, tenía la garganta seca, necesitaba una bebida gaseosa antes de que se tirara al suelo para llorar su desgracia.

Jackson fue hasta la cocina para buscar el en  el refrigerador ajeno alguna pista de gaseosa, pero todo lo que encontró fueron cremas y frutas demasiado maduras por no decir podridas. Jackson cerró la puerta del refrigerador y fue hacia la puerta del apartamento, el mismo tendría que comprar su gaseosa.

Jackson llegó a la tienda de conveniencia a unas esquinas del apartamento de Mark, aquel donde compraron el helado y las galletas, Jackson no evitó sonreír un poco pues después de esa parada Mark le había abierto las puertas a su privacidad e incluso le había dado exclusividad al mostrarle su guarida. Jackson tomó la gaseosa más llamativa que encontró y la llevó a la caja donde pagó. Jackson salió del local pretendiendo regresar al apartamento de Mark.

El ruido galopador de unos tacones hizo presencia detrás de el junto con una voz femenina que le había obligado a voltear.

-¡Jackson! - una mujer de cabello rubio y ojos grandes se acercaba cual  venado hacia el, después de unos segundos la muher logró alcanzarlo y se apoyó en el tratando de controlar  su respiración agitada.

-Y tú  eres... - dijo Jackson tratando de reconocer el rostro de la mujer con bonitos ojos verdes... ¡ojos verdes!- ¡no puede ser! ¡Na Bom! ¡eres tú!

-Vaya, no han pasado ni tres meses, ¿cómo pudiste olvidarme tan rápido? -La mujer hizo un pequeño puchero y Jackson pensó que era linda

-Lo siento Bom, últimamente estoy un poco perdido, pero, esta no es tu colonia, ¿Qué haces por acá?

- Oh, estaba con unos amigos en un bar y me he escapado al verte cruzar por ahí- Jackson asintió en forma de expresar que la respuesta fue satisfactoria- Jack... ¿cuándo regresarás a la Universidad? Todo es demasiado aburrido sin ti- Na Bom jugaba con su cabello mientras Jackson seguía su acción con la vista.

-No lo haré, la he abandonado.

-¿Qué? ¿Por qué? - los ojos de Na Bom se abrieron más de la cuenta dramatizando  su obvia sorpresa.

Renacer; MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora