✨Sinopsis✨
Ella es Artemisa Brooks tiene 16 años y a tenido una duda desde hace 7 años, y se preguntan ¿cuál es?, bueno la duda es saber quien es ahora ese niño que conoció de niña, ese niño tierno de ojos azules como la hermosa agua cristalina que...
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—¿Cómo? —preguntaron los dos al mismo tiempo.
—Pidiendo un helicóptero —dije bromeando.
Noah y Elián solo me hicieron una cara diciéndome "¿Es en serio?".
Yo solo me reí por su reacción.
—No se crean —dije todavía riéndome un poco.
—Bueno mi idea era ir caminando hasta la escuela —dije ya dejando de jugar y reírme.
—No es tan lejos por lo que me dijeron, así que caminar un poco no nos hará mal —dije terminando de decirles mi idea.
—Okey —dijo Noah.
Elián solo asintió con la cabeza dando a entender que estaba de acuerdo.
—Okey, entonces vamos —dije esperando a que uno de los dos me guiará hacia el camino correcto.
Y así fue, Elián empezó a caminar y Noah y yo solo lo seguimos a lado suyo, yo del lado izquierdo y Noah del derecho.
—Elián y ¿cómo es eso de la confesión japonesa? —le preguntó Noah a Elián después de un rato de silencio.
—A es que veras, esto es un mito más que nada, se trata qué los japoneses para declararse dicen "Que bonita está la luna hoy" y si quieres aceptar sus sentimientos tienes que decir "Ya puedo morir en paz" pero si quieres rechazarlos solo tienes que decir "Siempre lo fue" —contestó Elián hacia la pregunta de Noah.
—Wow es una manera...única —dijo Noah.
—Lo se, es lo que dije, pero que feo se sentiría que te dijeran "Siempre lo fue", siento que es una manera fría de responder —dije dando mi opinión respecto a la forma de rechazar a la confesión.
—Es depende de como lo digas —dijo Noah.
Elián y yo solo asentimos dándole la razón.
—¿Entonces te me confesaste Artemisa? —preguntó Noah hacia mí sorprendido después de analizar un rato la información que le dijo Elián.
—Claro que no, yo también apenas me acabo de enterar y...apenas te conozco —dije aclarando y en lo último de forma obvia.
Noah solo me miro apenado.
—Lo siento —se disculpó Noah.
—Esta bien —dije tratando de no tomarle tanta importancia.
Después de nuestra pequeña conversación estuvimos todo el camino en silencio pero no fue un silencio incómodo.
—Por fin —dije al ver que ya estábamos en la escuela.
Al llegar fuimos directo al auto de Noah, al estar ya fuera del auto de Noah el lo abrió.
—Suban —dijo Noah abriéndonos las puerta.
Elián no quería al principio pero Noah casi casi lo carga para meterlo al auto.
