Epílogo

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5 años después.

— ¿Preparada, hermanita? —preguntó Haru, con una sonrisa muy grande.

— Prepara si, ¿Nerviosa? Mucho —rió levemente, volviendo a mirarse al espejo.

— Estás hermosa Suki.

— Y tu es muy guapo Haru —volteó a verlo.

En eso, entró su padre y madre, diciendo que ya todo está listo y deben partir.

Suki y Kei estaban a solo unos cuantos minutos de simbolizar su amor firmando aquellos papeles muy importantes para ambos.

En tan solo unos minutos iban a casarse.

Cuando llegaron a aquella iglesia, una melodía empezó a sonar y en los asientos se veía a algunos familiares de ambas parejas y por su puesto, a su familia de Karasuno.

— Hubiera sido gracioso verte tropezar por ese pasillo chibi-chan —sonrió, su futuro esposo, al momento de que ella llegó a su lado.

— Que bueno que no te perdiste esta vez poste-kun, hubiera sido lamentable eso —se burló, su futura esposa, con el mismo tono.

Eran tal para cual.

El padre, sonrió al verlos así y dio inicio a la ceremonia.

Habían unos pequeños sollozos a mitad de esta, por los asientos de Karasuno, sobre todo de Sugawara, quién no disimulaba bien.

— Siempre lloro en las bodas —sollozo Sugawara, siendo abrazado por Daichi.

— Es tu primera boda, Suga —rió su novio.

— Cállate Daichi. Déjame ser dramático —reclamó el, parando el sollozo y ganándose un beso en la mejilla por parte de Daichi.

Unos asientos más adelante de ellos, se encontraban los hermanos menos de la novia, tratando de no llorar.

— Haru, cariño. No llores —Kuroo acarició la cabeza de su novio.

— Mi hermanita se está casando —sollozo.

— No estoy llorando, solo estoy sudando por los ojos —hablo el menor de los hermanos, simuladamente limpiando las lágrimas de sus mejillas.

— Kyo, cálmate —rió Natsu, quién estaba a su lado, tomando su mano para calmarlo.

En el altar, al lado de la novia se encontraban sus damas de honor. Yachi, Shimizu y Riku, las tres luciendo un hermoso vestido color celeste.

A la derecha del novio, estaban los padrinos. Yamaguchi y Akiteru (este último caso se desmayó al enterarse que iba a ser padrino de bodas).

— Dígame señorita Suki ¿Acepta usted al señor Tsukishima Kei, para amarlo por toda la eternidad? —preguntó el padre, con delicadeza.

— Acepto una y mil veces —sonrió Suki.

— Perfecto, ahora díganme usted señor Kei ¿Acepta a la señorita Mazaki Suki, para amarla por toda la eternidad?

Sonríe | Tsukishima Kei | Where stories live. Discover now