𝐁𝐚𝐣𝐢 𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞

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Advertencia: Lemon, contiene apodos como "perra", si a usted le molesta este tipo de apodos le recomiendo saltarse el capitulo, besitos l@s amo <3

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Es una tarde lluviosa, y la temperatura no ha dejado de descender desde que la lluvia empezó a caer hace un par de horas, por suerte, la casa de tu novio es bastante calurosa. Desde antes de volver oficial su relación era bastante común para ustedes pasar las tardes como esta en casa de alguno de los dos, haciendo cualquier cosa para pasar el rato, así que te sientes bastante cómoda ahí.

Están ambos recostados en su futón cubiertos por una gruesa cobija de tela suave, mirando cartoons en la laptop que en realidad habías traído porque se supone que aprovecharías el pequeño tiempo libre para adelantar tareas. Baji está detrás de ti, su cabeza descansa sobre una almohada mientras la tuya descansa en su pecho, su brazo libre rodea el área de tu cintura en un abrazo. La lluvia se escucha en el fondo y los últimos rayos de Sol del día se cuelan a través de la ventana. Tu mente divaga sobre lo que deben estar haciendo los gatos callejeros que suelen entrar por la ventana de tu novio, pues hoy desde que empezó la lluvia no los has visto. De pronto sientes un par de dedos helados colarse debajo de tu blusa, sobre tu abdomen, la sensación te da escalofríos y Baji al notarlo suelta una risa.

—Lo siento, es que tengo las manos heladas y tú estás calientita —se excusa, sin embargo, la expresión en su rostro y las figuras circulares que traza sobre tu piel son suficientes para que sepas que lo ha hecho con segundas intenciones.

—Está bien, es solo que me tomaste por sorpresa —respondes con tranquilidad y vuelves a prestar atención a la serie que se reproduce en la pantalla.

Baji continúa trazando figuras circulares sobre tu piel, sus dedos van ascendiendo lentamente hasta llegar a tus pechos, presiona su mano y masajea sobre tu sostén, sabes que él solo está tratando de provocarte, le gusta jugar contigo de esta manera, así que sabiendo cómo funciona, te dispones a continuar mirando hacia la pantalla de la laptop y concentrate en las secuencias de imágenes que se muestran ahí, no piensas ceder tan fácil.  

Su mano se dirige ahora hacia tu espalda con el único fin de desabrochar tu sostén, y hecho esto vuelve a lo suyo.

Sus dedos van directo a tus pezones, y el choque de ambas temperaturas te provoca una sensación extrañamente agradable. Te centras tanto como te es posible en regular tu respiración y en mantener tu mirada fija en la pantalla, logrando que al igual que tú, Baji adquiera mayor determinación en su tarea.

Sin parar el movimiento de sus manos, se acerca a dejar besos húmedos y mordidas en tu nuca y cuello.

—Sé bien lo mucho que esto te pone, así que deja de fingir —murmura en tu oído, con la voz más ronca de lo habitual, tú muerdes tus labios e ignoras su comentario.

Conforme él avanza y tú luchas por no darle el placer de ver cómo su toque te derrite, la desesperación y excitación de ambos continúa aumentando.

Te toma por la barbilla y te gira hacia él, haciendo imposible que mires algo además de su rostro, su sonrisa engreída y la manera en que sus colmillos encajan tan bien con su expresión te acercan considerablemente al límite y esto es algo que él, por supuesto, tiene bien claro. Junta sus labios con los tuyos, con la misma rudeza de antes, muerde tu labio inferior y aprovecha que has abierto la boca para introducir su lengua. Llegados a este punto ya te parece prácticamente imposible contener tus jadeos. Él simplemente sabe cómo hacerte sentir bien.

La mano que se hallaba jugando con tus pezones vuelve a bajar por tu abdomen, esta vez para alzar la tela de tu falda y poder rozar tu entrepierna sobre tus bragas mojadas. Lo sientes sonreír de forma burlona en medio del beso para posteriormente frotar sus dedos sobre tu intimidad, no puedes evitar retorcerte bajo su toque, y él puede sentir la humedad aumentar. Lo deseas tanto como él desea verte hecha un lío, pero ninguno va a ceder, no aún.

—¿Qué pasa nena, se siente tan bien que ya no puedes resistirte? Solo pídelo y te daré lo que quieres —se burla de ti, mientras presiona con más fuerza, haciendo leves movimientos circulares. Por la posición puedes sentir cómo él también está muy excitado, pues su dura erección se presiona contra tu espalda.

No eres capaz de responder, temes que al decir una palabra un gemido pueda escaparse de tus labios, él está sinceramente impresionado con tu resistencia, pero definitivamente no va a perder, así que se apresura a deshacerse de tus bragas y te pone boca abajo, te toma de las muñecas con una mano y las retiene en tu espalda, limitando tu movimiento.

Escuchas el sonido metálico de su cinturón desabrochándose, y luego el cierre de sus jeans, giras levemente la cabeza para mirarlo, él alza tu trasero, dejando tu intimidad completamente expuesta y lo miras tomar su polla goteando en líquido preseminal para acercarla a tu entrada.

Lo miras hacerlo lentamente, es consciente de que a cada segundo tu desesperación aumenta, y entonces en vez de meterla se limita a frotar la punta sobre tu clitoris y tu entrada, haciéndote gemir finalmente, fuerte y claro, tal y como quería.

—Eres una jodida perra, ¿tanto lo deseas?

Se burla con cinismo, volviendo a frotarse, esta vez presionando levemente tu entrada, pero sin introducirse en ella, vuelves a gemir y de manera involuntaria tus caderas se mueven, buscando el tan anhelado contacto.

Entonces azota su palma con fuerza sobre tu trasero, de tu boca siguen saliendo sonidos obscenos —Si lo quieres tienes que pedirlo antes, ¿no te ha quedado claro? —sentencia, volviendo a golpear tu trasero.

Su polla continúa ahí, rozando burlonamente tu intimidad.  

—Baji idiota, sólo hazlo ya —suplicas, sintiendo tu intimidad chorreante contraerse ante el sentimiento de vacío.

—Sé una buena perra y pídelo bien —el tono demandante que usa para ordenarte simplemente termina contigo.

—B-baji —te quejas lastimosamente —por favor méteme tu polla —le pides, tal como ordenó, la desesperación se nota en tu tono de voz.

Te gira para quitarte la blusa y el sostén, esta vez dejándote boca arriba, pues adora ver tus expresiones y tus senos rebotar mientras te folla, luego, bajo tu mirada atenta, se quita él mismo la playera, dejando a la vista sus abdominales trabajados; te mira a los ojos, y sin apartar la vista de ellos frota su longitud un par de veces, para finalmente penetrarte, su rostro siendo adornado por aquella sonrisa socarrona que tanto de gusta. En la habitación no puede escucharse nada más que el tenue sonido de la lluvia de fondo, mezclado con tus escandalosos gemidos y los sonidos roncos que salen de la garganta de tu novio.

Se agacha para besarte mientras te embiste fuerte y profundo, tú entierras tus dedos en su cabello negro espeso que cae al rededor de tu rostro y te sujetas de él con fuerza.

—Hmm, Baji, hazlo más rápido, p-por favor —le pides, sabes que estás cerca de venirte, sientes como tus paredes se contraen al rededor de su miembro.

—Mierda, si sigues apretándome así voy a venirme también —dice entre jadeos, comenzando a ir más rápido y con un ritmo un tanto más desordenado.

—Mgh-ahhh, Baji —gimes con fuerza, por fin llegando a tu clímax. 

Baji sale de tu interior para correrse sobre tu abdomen, dejando salir también un gemido más fuerte que todos los otros.

Se recuesta a tu lado, ambos intentando recuperar la respiración. Te da un beso en la frente, se siente diferente, es cálido y dulce, y se levanta de la cama para preparar un baño para ambos. Puede ser rudo y salvaje la mayor parte del tiempo, pero sabe cuidarte y hacerte sentir amada sin necesidad de usar las palabras. 

Tokyo Revengers | One ShotsWhere stories live. Discover now