Querido señor Haist

206 87 12
                                    

Maurice:

Estoy bien. No es lo primero que pretendía escribir, pero te preocupas tanto por mí que necesito que estés tranquilo antes de leer todo lo que tengo que decir en esta carta. Soy pésimo con las palabras, lo sabes. Lo he sido toda una vida... contigo. Y hay tanto que quiero decirte, papá, que no estoy seguro de, si con esta carta, podré liberar todo el peso que llevo sobre mis hombros desde hace tanto tiempo.

Sería muy irónico pedirte que no te culpes por todos mis comportamientos y mis errores, pero es lo primero que quiero que hagas. Mis actitudes no tuvieron que ver contigo, Maurice, ni con lo que pudiste haber hecho mejor. Hiciste todo bien; desde estar conmigo, cuidándome, hasta ser un gran padre. Y lamento mucho que la primera vez que te lo haga saber sea por medio de un papel. Lamento que por mi culpa nuestra relación haya sido tan estrecha a lo largo del tiempo. Y sobre todo, lamento no ser el hijo perfecto que seguramente esperabas que fuera.

Hay muchas cosas del pasado que quisiera cambiar y muchas decepciones que desearía jamás haberte provocado, porque aunque me ames tanto, papá, ambos sabemos que te he decepcionado más veces de las que podríamos contar los dos juntos. Y lo lamento tanto, Maurice. No hiciste nada malo, nunca. Eres un padre excepcional y lamento mucho si algún día te hice pensar lo contrario. Siempre he sido el problema, no tú. Debí pensar las cosas mejor antes de hacerte daño tantas veces. Debí pensar mejor las cosas antes de hablar. Desearía poder retroceder el tiempo y haberte hecho sentir orgulloso de mí. Haber compartido más tiempo contigo. Haber hecho más cosas juntos. Haber tenido un maravilloso día del padre y ver algún partido de futbol en la televisión, juntos, como cualquier otra familia lo haría, pero nunca pudo ser así. Y me lamento por eso. Lamento haber sido un desastre como hijo. Me hubiese gustado mucho que las cosas fuesen distintas. Me hubiese gustado mucho acudir a ti cuando estaba a punto de caer, porque siempre estuviste ahí, pendiente, a pesar de mis actitudes. Y, en cambio, acudí a las drogas y nunca me sentiré orgulloso de ello. Lo he dejado, ya no tienes que preocuparte por mí. Estoy bien.

Gracias por intentar ver algo bueno en mí cuando ni siquiera yo mismo era capaz, por nunca recordarme que estaba haciendo las cosas mal, ni mencionar el hecho de que soy un auténtico desastre. Espero algún día perdones todo lo malo que hice por no pedirte ayuda cuando te necesitaba. Siento haber hecho las cosas a mi manera, y estoy tratando de arreglarlo ahora... ser una buena persona con alguien más para olvidar todo lo malo que te hice pasar por tanto tiempo. Realmente lo siento. Eres un hombre maravilloso y jamás hubiera preferido otro padre que no fueras tú, Maurice. No pienses, ni por un instante, que pudiste hacer las cosas mejor por mí. ¡Hiciste todo bien, papá! ¡Todo! Y no importa donde yo esté ahora, ni cuando consigas leer esto; lo hiciste bien. Y quizás debí recordártelo más a menudo.

Estoy intentando perdonar mis propias equivocaciones, toda esa culpa que siento. Pensar en las cosas que pude haber hecho mejor. Alguien por ahí me dijo que somos seres humanos y tenemos derecho a errar algunas veces, pero en ocasiones quisiera nunca haberlos cometido o al menos, haberlo pensado mejor para no dañar lo que tanto amo o a personas que no tenían culpa o idea de mi duelo. Pero supongo que así son las cosas. Y no es tu culpa. Confiaba en ti, sabía que podías ayudarme, pero quise llevarlo solo... quizás sea el error más grande que pude cometer en mi vida, papá.

Y, eso es todo. No pienses en mí, ni en la solución que pudiste dar a mis problemas. Nada fue tu culpa. Desearía que nuestra última conversación hubiera sido mientras hablábamos de cualquier otra cosa que no fuese una discusión mientras bebíamos una cerveza, pero eso deberá esperar. Estoy siendo muy feliz ahora, he encontrado a alguien, y por favor, sé feliz también. No detengas tu vida por mis tropiezos. Te mereces tantas cosas buenas, papá.

Te quiero más de lo que puedes imaginar, Maurice. Gracias por ser un padre ejemplar.

Con cariño,

Jasper.

Lo que no nos dicen del amorWhere stories live. Discover now