Capítulo 3

261 111 29
                                    

Williston, Dakota del Norte
En la actualidad

Lunes, 19 de enero de 2018

Los días friolentos y nublados de Williston habían llegado para diciembre y estaban pasando, así que no era para nada extraño que aquella mañana estuviese muriendo de frío. Giré la cabeza a la izquierda y sonreí al mirar a Jasper completa y profundamente dormido.

Los meses habían pasado a la velocidad de la luz de igual manera a como las cosas entre nosotros habían evolucionado. Jasper y yo habíamos creado una amistad tan maravillosa, que ya no me imaginaba sin sus carcajadas por el departamento y nuestras discusiones de vez en cuando. Pero teníamos una nube casi negra sobre la cabeza.

Desde que Jasper había aceptado quedarse conmigo, la verdadera situación se fue olvidando hasta volverse algo completamente de su pasado. Yo no tocaba el tema, nunca, y aunque suponía que Jasper ya estaba menos afectado para hablarlo, por cómo se miraba a veces y algunas situaciones de la vida cotidiana no se le daban ya, como acompañarme al trabajo o simplemente llevarme a comer, abrían la herida y de paso le echaban sal, entonces sabía que no había superado lo que sea que hubiese pasado todavía. Al menos no del todo. Simplemente se había detenido. Jasper no hablaba de ello nunca, y yo lo quería demasiado como para hacerle sufrir de esa manera.

Acostumbrarme a su presencia por el departamento me costó al menos unas cuatro semanas de tiempo. Algo demasiado rápido. Por alguna extraña razón, a pesar de que me había ido de Stanley para tener un poco de privacidad, nunca sentí que Jasper me la estaba invadiendo. Para nada. De hecho, el ambiente que le daba al departamento me había agradado, y ahora ya estaba muy acostumbrada a él.

—Buenos días —murmuró Jasper con la voz ronca, acercándome a él y besando mi cabeza—. ¿Tienes frío?

—Algo.

—Ven acá —me acercó, si fue posible, más a su cuerpo y volvió a besarme—. Me alegra que no trabajes hoy.

—¿Por qué? —lo miré.

—Porque este frío no es normal y podremos pasar todo el día así. Podré pasar todo el día contigo —dijo—. Me aburro cuando trabajas y me dejas solo —parecía una queja total, pero no había nada qué hacer al respecto—. ¿O acaso tienes planes?

—¿Algo mejor que esto? No lo creo

Se carcajeó. —Espero sea verdad lo que dices.

—¿Por qué no lo sería?

—Has estado... diferente —tenía los ojos cerrados, evidentemente moría de sueño todavía, pero aun así yo me encontraba atrapada.

Jasper era muy observador y tenía sus ojos puestos en mí todo el tiempo. Había comenzado a sentir un cariño inexplicable por él que me negaba a permitirle crecer. Hacía algún tiempo que le había comenzado a permitir dormir conmigo en la misma cama, incluso abrazados como lo estábamos en ese momento. Jasper era atento, cariñoso, era todo un amigo excepcional y me daba miedo. Miedo encariñarme con él más de la cuenta.

Jasper era un error, no debía estar ahí, viviendo conmigo, teniendo una vida humanamente normal cuando ni siquiera lo era y ambos lo sabíamos. Así que había comenzado a distanciarme, aunque bien sabía que no serviría de nada. Jasper no parecía estar interesado en resolver el inconveniente, y yo realmente no tenía problema con ello, pero quería ayudarle, quería su bien, se suponía que por ello vivía conmigo.

—¿Me dirás qué pasa o tendré que usar otras tácticas para que hables? —ronroneó y el estómago me dio un vuelco.

No hagas esas insinuaciones, por favor.

Lo que no nos dicen del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora