17

110 23 7
                                    

Zayn



Mamá me tendió una trampa.

Cuando me llamó y me dijo que quería disculparse por lo que había pasado el domingo en la iglesia, debí darme cuenta de que pasaba algo raro. Mamá nunca se disculpaba, más bien exigía disculpas.

Al entrar en casa de mis padres unos días después de enterarme del embarazo de Autumn, la encontré con una sonrisa de oreja a oreja y sospeché. Debería haberme quedado en El Silencio y evitar todo contacto humano.

Sobre todo con mamá, porque, al parecer, sus intereses no eran los mismos que los míos.

Miré al hombre que tenía delante.

—Louis.

Llevaba el jersey amarillo que tanto detestaba y se había afeitado hacía poco.

Odié darme cuenta.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

Mamá se me acerco y sonrió.

—Es hora de que hables con tu marido.

—¿Me tomas el pelo?

—Zayn, he intentado llamarte —dijo Louis.

—¿No me digas? No me había dado cuenta porque he bloqueado tu número.

—Escúchame…

Paf.

Le di una bofetada con todas mis fuerzas y mamá gritó.

—¡Zayn! ¿Es que te has vuelto loco? —exclamó, horrorizada.

Me volví hacia ella.

—¿Por qué lo has traído aquí?

—No había otra forma de que hablaras con él.

—¿Te extraña? ¿Después de lo que pasó?

Se quedó desconcertada y volví a mirar a Louis.

—No se lo has dicho, ¿no? No me sorprende, ya que no tuviste valor para decírmelo a mí. Es increíble que tuviera que enterarme por Autumn.

—Espera, ¿te lo ha contado? —Louis bajó los hombros, parecía patético—. Zayn…

—¿Qué pasa? —preguntó mamá, pero no tenía ganas de explicárselo.

La miré y negué con la cabeza, incrédula.

—¿Tan terrible sería ponerte de mi parte por una vez? ¿Sería el fin del mundo pensar en ti primero? —escupí y me marché dando un portazo.

—¡Zayn, espera! —me llamó Louis mientras me seguía.

Me quité los zapatos y corrí hacia la plaza del pueblo, que estaba llena de gente y donde un grupo tocaba música en directo. Louis me seguía de cerca y, cuando me alcanzó, me agarró del brazo y tiró de mí, lo que me hizo tropezar.

—Tenemos que hablar —dijo.

—No tengo nada que decirte —espeté.

Masculló y negó con la cabeza.

—Tenemos que hablar las cosas, Zayn. Sé que te costará creerlo, pero todavía te quiero. Estoy muy confuso.

—Louis, te juro que como no me sueltes, te mato —grité y algunas personas se volvieron a mirarnos. El corazón se me aceleraba por momentos. Me entraron náuseas.

Que me tocase mientras confesaba su amor por mí me provocó ganas de vomitar.

Todo aquello era absurdo.

Notas (ZIAM)Where stories live. Discover now