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Esos terribles turnos donde llegaba tan destruido que apenas podía quitarse la ropa eran aquellas veces donde tenía que realizar milagros para ayudar a sus padres. A veces agradecía cuando llegaba de noche, de forma que no tenía que lidiar con nada hasta mañana. Esos días tenía un puchero perpetuo, con su cabeza enterrada en la almohada, sin saber cómo lidiar con su pobre vida y sentir cómo, poco a poco, iba desvaneciéndose, perdiendo lentamente una olvidada identidad y solo quedando una sonrisa vacía, con buenas intenciones, pero ya agotado de lo mismo.

También, estaban esos terribles turnos donde tenía que tratar a gente que, a su punto de vista, solo gastaban oxígeno. Tal fue el caso de un hombre extranjero, que había venido por cuestión de negocios, pero tuvo un accidente.

- señor, necesito ponerle una introvenosa hasta que llegue al hospital. - insistió, pero no se acercaría a menos que el patán se lo permitiera.

- tú no tienes derecho a tocarme. - alegó el hombre.

Bien, ya no discutiría ni insistiría. El hombre no quería ser salvado, no quería ser tocado, y por protocolo, debía seguir la petición del hombre, hasta que perdiera la conciencia y no estuviera dentro de sus facultades para negarse. Solo se quedó sentado allí mismo, esperando a que el hombre perdiera el conocimiento, ya sin dirigirle la palabra.

- nunca creí que una mierda como ustedes llegarían a conocer la medicina. - solo apretó sus labios, cerró sus ojos y alzó sus hombros. - supongo que los medicamentos no tienen orina de perro o de rata. Ustedes son asquientos. Hasta sus mierdas de coches son inútiles, mira como me dejaron.

JinYoung fingió un puchero, sus lindos labios rosaditos abultados.

- tiene un vidrio enterrado en sus intestino, señor, y no tan solo allí, sino que en su colón, así que, si no me dejará curarlo, entonces le sugiero no hablar ni hacer fuerza, o sino terminará perforando otra área importante, o su colón podría explotar. - le dijo con tranquilidad, sacando una mascarilla, unos anteojos protectores y una camisa. Se los puso, y simplemente esperó a que sucediera lo evitablemente inevitable.

- no tienes derecho a hablarme. Tú ni siquiera deberías estar ante mi presencia. - le dijo ese hombre.

- bien, está bien. - pronunció JinYoung algo irritado. - voy a esperar a que entre en paro o empiece a vomitar eses fecales para asistirlo.

- eres afortunado por estar con alguien como yo, deberías lamer el suelo por el que camino. - JinYoung iba a tomar distancia para tener a mano a lo que necesitaba cuando ese hombre entrara en paro, pero este lo agarró del uniforme, empezando a rasguñarlo y a agredirlo.

Eso había sido una de tantas.

JinYoung había soportado mucho en ese trabajo. Y sonará mal, pero tomar a las víctimas inconscientes a veces era más aceptable que las despiertas.

Al llegar al hospital, estaba todo maltratado, golpeado y rasguñado, pero por lo menos el hombre estaba sedado y sus heridas atendidas.

Y por alguna razón, el capitán siempre estaba allí, y oficialmente aún no sabía su nombre. Él lo metió al hospital, y en un lugar apartado, limpió sus heridas en silencio.

De algún modo, siempre estaba allí.

- la chica murió. - le dijo ese hombre en un lamento. - su vaso reventó y tuvo un derrame masivo, murió al instante. No puedo creer que a él lo hayan salvado.

- no puedo elegir a quien salvar. - dijo abrumado, con un puchero. - pero él creía que estaba en el privilegio de elegir quién podría salvarlo. Me siento mal por ella.

- a veces es del carajo, pero aquí estamos. - le comentó. - pensaba que tú serías el que atendiera mis heridas.

- ojalá nunca sea así. - respondió, aunque no de mala manera. - es decir, no es que me desagrade, pero no me gustaría que estuvieras herido. Realmente me enojaría contigo si te haces daño. - soltó un quejido, con el alcohol quemando sus heridas. - auh, auh...

- bien, ya casi acabo. - le respondió él. - por cierto, aún no nos hemos presentado.

- oh, bueno, soy... - cuando iban a decir sus nombres, sonó la radio en el hombro del bombero. - quizás otro momento.

Tuvieron que salir corriendo a atender la emergencia. JaeBum corrió a su carro, mientras que JinYoung a su ambulancia.

- te ves terrible, deberías tirarle una demanda a ese sujeto. - me dijo Mark. - ¿y quién es ese bombero? Parece que le gustas.

- oh, no, no lo sé. - respondió. - no lo conozco, solo hemos cambiado un par de palabras, además, él es un capitán, alguien de rango. Yo... yo solo soy un paramédico. Un polluelo escondido entre la paja mientras que los gallos están cantando. - soltó una risita estúpida ante tan estúpida comparación.

La vez que estuvo en riesgo, fue una vez que hubo accidente en la playa. Un puerto completo se derrumbó, dejando a miles de heridos y cientos de muertos. Esta vez, trataba de realizar una cirugía de emergencia, con el fin de poder trasladar a salvo al hombre hacia el hospital, pero el área donde estaba no era segura. Era todo un juego de equilibrio. Y todo lo que pudo salir mal, sale mal.

El lugar cedió y cayeron ambos al agua. Por suerte, los restos no habían caído, pero no sabía nadar. Poco a poco se estaba hundiendo, ahogándose en agua a -5°, de noche y en invierno, por suerte, ese hombre saltó al agua, lo tomó entre sus fuertes brazos y lo sacó de allí, llevándolo a un lugar seguro. Había estado un par de minutos bajo el agua, pero nada que pudiera causarle daño, sin embargo, la hipotermia lo hacía perder la batalla.

- oye, cariño, por favor. - le habló ese hombre. Podía escucharlo, incluso verlo por unos instantes, pero no podía responderle. - oye, oye, ya luchaste bastante, no vayas a rendirte. Quédate conmigo. Dulzura, no te rindas ahora.

Y aún cuando su trataba de aferrarse a esta vida, no supo su nombre.

Hasta hace un par de meses.

- ... Soy el paramédico Park JinYoung, ¿cuál es tu nombre? - extendió su mano derecha, el Bombero rió y tomó su mano, mostrándose bastante contento por esa información.

- Im JaeBum, jefe del cuartel de bomberos 53.





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Estaban destinados a estar juntos uwu

Firework {JJP}Where stories live. Discover now