12

386 117 21
                                    

Los rayos de sol entraban por la ventana, el fuerte dolor de cabeza me despertó. Al abrir los ojos lo primero que ví fue las paredes azules, pósters y trofeos, definitivamente está no era mi habitación. Mire entre las sábanas y solo llevaba mi ropa interior, miré a mi lado y ahí estaba Peter sin ropa durmiendo profundamente.

Solo recordaba el beso de Gleimor con Laura, la fiesta, como llegué aquí y sobre todo que le pedí a Peter que durmiera conmigo, pero no recordaba más nada.

—Peter despierta —le grité arrojándole un cojín a la cara.

—¿Que pasa? —dijo pasándose las manos por la cara para luego bostezar.

—¿Qué pasó anoche? dime por favor que no lo hicimos.

—No lo hicimos.

—¿De verdad?

—No, claro que no, pero me dijiste que dijera que no.

—Eres idiota, ¿dime lo hicimos o no?

—Si lo hicimos Cris, yo intenté que no ocurriera pero tú no ayudaste demasiado y yo soy hombre.

No podía continuar ahí, agarre mis cosas, pedí un taxi y me marche a mi casa, pero para mí sorpresa tenía visita no deseada y no era nada más y nada menos que Laura.

—¿Que quieres Laura?

—Mira se que me viste ayer con Gleimor, pero las cosas no son como parecen.

—A no, ¿y como son según tú?
Me gustaría que me lo explicaras porque no entiendo.

—Yo le besé porque sabía que tú nos mirabas, el te quiere a ti Cristal, después que te fuiste te busco por todas partes, incluso te llamo pero apagaste el teléfono y me sentí culpable por …

—Es tu culpa —le interrumpí.

—Si yo lo sé pero escúchame por favor, me sentí mal, le ví muy preocupado por ti y le conté que te había visto por ese le había besado. Si antes me odiaba ahora me odia más, por eso quiero hacer las cosas e intentar arreglarlo.

—Que bonito no, me arruinas la vida y ahora a qué te perdone.

—Has lo que quieras Cristal, no me importa solo vine a decirte eso y ya.

Entre en mi casa, subí las escaleras y me encerré en mi habitación. Soy una estúpida no debí irme, no debí emborracharme y mucho menos debí acostarme con Peter, que por cierto ni lo recuerdo y eso es lo peor. Tengo que hablar con Gleimor él no hizo nada a diferencia de mi por eso necesito contarle todo y que me perdone. Agarro mi teléfono y sin más preámbulo lo llamo.

—Hola Cristal ¿cómo estás? Estaba muy preocupado por ti.

—Hey Gleimor tranquilo, Laura me contó todo. No te preocupes por favor.

—Entonces ¿me perdonas?

—No tengo que perdonarte nada, puedes venir ahora a mi casa.

—¿Pasa algo?

—¿Puedes venir?

—Si enseguida voy ¿Cristal?

—¿Si?

—Te quiero —dijo y yo solo colgué y me senté a mirar por el ventanal, mientras que la lluvia comenzaba a caer.

Un tiempo después tocaban a mi puerta y ahí bajo la lluvia estaba Gleimor, su cabello húmedo la ropa mojada y unas grandes ojeras en su rostro.

—Será mejor que te quites esa ropa, puedes coger un resfriado.

Gleimor sin hablar una palabra se comenzó a desvestir, primero se quitó su chaqueta de cuero, luego el pulover, las botas y desabrocho su pantalón.

—Hey no, para así está bien —le interrumpí. Y su boca se curvo en una sonrisa burlona.

—No es nada que no hayas visto antes, ¿Tus padres están aquí Cristal?

—No, ¿Por qué?

—¡Perfecto! Así no escucharan tus gritos al decir mi nombre.

Gleimor camino hacia mi agarrando mi cuello y estampando sus labios contra los míos de manera agresiva, le respondí de la misma manera, no iba a negar que ya le extrañaba, subimos torpemente las escaleras hasta llegar a mi habitación y cerrar la puerta tras nosotros.

[+18]

Le empujé contra la cama, llenándome de valor dezlice mi vestido por mis hombros y luego mis bragas, quedé completamente desnuda  frente al chico que amo y me senté a horcajadas sobre él. Desabrocho la bragueta y le bajo los pantalones a toda velocidad.

—Cristal no traigo condones salí sin nada.

—No importa Gleimor, yo quiero estar contigo ahora, ya luego me tomaré la píldora del día después.

Me coge de las caderas y me levantó para luego dejarme caer sobre él.  La sensación es increíble, mucho mejor que con la goma por el medio.

Me sella la boca con besos, mientras comienzo a mover lentamente las caderas. Una de sus manos se hunde en mi pelo y con la otra me coge del cuello. 

—Joder, me encantas —dijo sobre mis labios, para luego morderlo.

—Te amo Gleimor —jadeo cuando levanto las caderas para ir a su encuentro y entra con más fuerza que antes.

—Quiero que sientas cómo me corro dentro de ti por primera vez.

—Ya casi —gimo, y nos corrimos  los dos juntos.

Nos quedamos desnudos abrazada un buen tiempo.

—Espérame aquí voy al baño un momento —le dije levantándome y cubriendo mi cuerpo con las sábanas.

Siento como suena una notificación en mi teléfono, pero no me apresuro, me mojo un poco la cara y luego me la seco para refrescar, ya cuando salgo Gleimor no está y mi teléfono está con la pantalla encendida sobre la cama, lo agarro y observo que fue lo que pasó, era un mensaje de Peter.

Cariño por favor vuelve conmigo, no puedes negar lo bien que la pasamos anoche en mi cama. Ningún hombre te hará sentir lo mismo que yo.

—Mierda , mierda y mierda —
grite— Ni siquiera recuerdo lo que pasó anoche.

Caminé hacia la ventana y observé como Gleimor encendía su moto y se alejaba, desapareciendo bajo la lluvia. Me tumbé en la cama y empezé a llorar por lo estúpida que soy, no podía perder a Gleimor así. Yo lo quería, él es el único hombre que amo, me dije unas mil veces antes de quedarme dormida.

Más tarde ese mismo día mi teléfono comenzó a sonar, para mí sorpresa era él, era Gleimor.

—Hola —dije un poco dudosa.

—Hola te estamos llamando desde el hospital central, el propietario de este teléfono tuvo un accidente y fue trasladado aquí. Su contacto es el último que llamó por eso le informamos a usted —dijo una voz desconocida, dandome la noticia que desmoronó mi mundo por segunda vez.

—Enseguida estoy ahí —dije en un pequeño hilo de voz.

Imperfect ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora