Capítulo 12: Entrenamiento

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Harry despertó sudando frío y temblando como se había acostumbrado a despertar, ya no le sorprendía, era más bien como una rutina. Se levantó y se duchó, se puso ropa normal (no usaría el uniforme ese día) y salió de la sala común. Fue directamente al séptimo piso y llegó al frente del tapiz de Bárnabas el Chiflado, al instante se materializó una puerta dorada con sus iniciales, entró por ella y encontró a Godric sentado en el mismo sillón de antes, tomando lo que parecía ser una taza de té.

Llegas tarde - dijo escuetamente.

Son las cuatro y media de la mañana - reprochó Harry.

Sí, y te dije que llegaras a las cuatro en punto - repuso Godric.

Lo siento, me distraje con...

Una pesadilla, lo sé, Harry, las tienes casi todos los días y yo voy a enseñarte a arreglar eso.

¿Tienes una manera de hacer que no me afecten? - preguntó esperanzado.

No – Harry se mostró decepcionado – tengo una manera de hacer que desaparezcan.

¿En serio? - inquirió.

Sí, pero por ahora no nos concentraremos en eso, no es tan importante. Vamos a seguir con tu control de la magia del agua – repuso Godric – mañana trabajaremos en tus habilidades de combate, tanto cuerpo a cuerpo como con magia y hechizos. Cuando hayas controlado las cuatro magias elementales, trabajarás en tu combate con ellas también, por ahora, empecemos - apareció una gigantesca piscina, tenía incluso peces y era muy honda, Harry sospechó que podía ser una versión del lago negro en menor escala.

Pasó hasta las seis nadando y explorando, sin salir a la superficie un solo segundo. No es que lo necesitara, pero era extraño estar en el agua como si fuera tierra firme. A las siete, el estómago le rugió tan fuerte que tuvo que parar de generar bolitas de agua en sus manos para secarse, ponerse el uniforme y bajar a desayunar.

Se sentó solo como siempre en la mesa de Gryffindor, tomó un par de tostadas, jugo de calabaza, huevos revueltos con tocino y una manzana. Cuando terminó de comer se dispuso a irse, pero alguien se interpuso en su camino.

Hola, Harry, hace tiempo que no hablamos - saludó Neville – me preguntaba si podíamos charlar de algo, te prometo que será corto.

Claro, Neville, vamos a los jardines - sonrió el chico y Neville asintió, siguiéndolo afuera – y... ¿de qué querías hablar?

Me preguntaba si tal vez podías, no sé ¿enseñarme a pelear? Quiero defenderme como lo hiciste con Malfoy el otro día, realmente fue alucinante, hasta parecía que lo levantabas – dijo Neville nervioso.

"¿Puedo, Merlín? Realmente quiero ayudarlo" - preguntó.

"Sí, pero solamente un par de horas el jueves" - respondió su entrenador al instante.

Claro, Nev, solamente tengo espacio el jueves, ¿está bien?

Sí, cuando tú digas, gracias, Harry – dijo de inmediato Neville, visiblemente emocionado.

Bien, nos vemos a las seis de la tarde el jueves en el séptimo piso - indicó Harry y Neville asintió, corriendo hacia el castillo y tropezando un par de veces.

"Es lindo lo que haces por él" - reconoció su entrenador.

"Es mi amigo y es la mejor persona que he conocido, si hay algo que pueda hacer para ayudarlo, lo haré. Él me enorgullece, Merlín, ha atravesado situaciones muy difíciles y sigue siendo alegre y bueno" - dijo él sonriendo, encaminándose también hacia el castillo.

Harry Potter y el poder del herederoWhere stories live. Discover now