Capítulo 1: Síntomas

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Se había estado sintiendo extraño desde el inicio del verano, increíble (y casi imposiblemente), había crecido por lo menos 10 centímetros en lo que llevaba de vacaciones (3 semanas), además del hecho de que había empezado a desarrollar músculos y un cuerpo bien formado sin la necesidad de hacer absolutamente nada, sumándole que, en realidad, esperaba verse desnutrido por la escasa comida que recibía cada día. 

Aún más extraño que lo anterior, era que esa comida (que consistía la mayor parte del tiempo en algún guiso, un pequeño pedazo de pan y un vaso de agua), realmente lo dejaba satisfecho y con más energía de la esperada. No podía adivinar la razón de los cambios físicos que estaba teniendo, pero suponía que, una vez en Hogwarts, podría resolver sus inquietudes.

Otra cosa que sucedía ya con bastante frecuencia, eran los pequeños accidentes injustificados a su alrededor, podía estar lavando la loza cuando, por arte de magia (de manera literal) sus palmas ardían en llamas, lo que lo llevó a un punto de incredulidad. Sin embargo, fue el hecho de que no se quemaba ni lo sentía en lo absoluto, lo que lo mantuvo intranquilo.

En otra ocasión, Harry había estado envuelto en un problema con su primo Dudley cuando, en una de sus ya frecuentes caminatas por el vecindario, había encontrado al hijo de los Dursley pegándole puñetazos a un niño que no pasaba de los diez años.

Harry había ido a interponerse entre el pequeño y su primo, y él, en vez de detenerse, le había asestado un golpe a Harry en el pecho. Sin embargo, el chico apenas sintió una suave caricia, mientras que Dudley se retorcía en el suelo, sosteniendo su puño derecho con su otra mano.

Al volver, sus tíos culparon de todo a Harry, eso no era inusual, pero luego metieron (innecesariamente) a los padres del chico en la conversación, diciendo, como siempre, que eran monstruos anormales que no merecían vivir, al igual que él.

Al final, mientras los Dursley llevaban a su hijo al doctor, averiguando luego que tenía los huesos de la mano y la muñeca destrozados, Harry estaba en su habitación, encerrado, preguntándose como, en nombre de Merlín, había sucedido aquello, ya que, meses antes, si le asestaban un golpe de tal magnitud (como ya había sucedido en distintas ocasiones), terminaba en la enfermería con un fuerte hematoma en el punto de impacto.

Desesperado por encontrar alguna respuesta lógica a su situación, Harry se quitó su playera con la esperanza de encontrar algún rastro del golpe que había enviado a su primo al hospital en lugar de a él, pero, para su alivio y frustración, seguía igual que antes, como si nada hubiera pasado, cosa que definitivamente no era cierta.

No se había animado a contarle sobre sus inusuales cambios a ninguno de sus amigos, ni siquiera a Hermione, con miedo de que, una vez más, lo vieran como un peligro o como alguien que no era lo que decía ser. 

Sin embargo, esa no era su única razón, la otra era que no quería preocuparlos con lo que seguramente sería algo tonto y sin importancia.

"Es normal, completamente normal en un adolescente y más en uno mágico... supongo" se había dicho a sí mismo, tratando de tranquilizarse luego de que, por estar indignado e iracundo por un comentario de Vernon, había creado un pequeño tornado en la sala de estar, desde ese momento, la mayor parte del tiempo se la pasaba afuera de la casa o en su habitación. Ese trato silencioso, a su parecer, los beneficiaba a todos: él no los veía y ellos no lo veían a él.

Afortunadamente, el Ministerio de Magia parecía tener asuntos más importantes que castigar a un menor de edad por esa clase de magia accidental que él estaba presentando todo el tiempo y era tan volátil y desconocida para él, que no sabía pararla.

Él estaba más que complacido de que no le prestaran atención, pues no sabía hasta donde podían llegar si se enteraban de la clase de magia que estaba realizando sin control alguno. Tal vez se debía a los mundiales de Quidditch que estaban tan próximos o a cualquier otra cosa importante, pero Harry podía sentir que los casos (o el suyo en específico, no lo tenía claro) de magia accidental habían pasado a segundo plano y él lo prefería así.

Harry Potter y el poder del herederoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz