Capítulo 11: El poder del heredero

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Ya no se sentía molesto, solo exhausto. Había logrado aparecerse sin la necesidad de correr tan rápido, con el nuevo símbolo se volvía más fácil, solamente pensaba en el lugar al que tenía que ir y una corriente de viento lo envolvía como si fuera un tornado, desapareciendo un segundo después, para aparecer en cualquier otro lugar de la cámara.

Fue a acostarse a las 3 de la mañana, pero no llegó a la sala común, se quedó en la cámara, tendido en el suelo, cansado hasta parecer muerto.

Despertó sintiéndose incómodo, abrió los ojos perezosamente y se frotó la cara, para luego ver que no estaba en su dormitorio en la torre, seguía en su lugar de entrenamiento, acostado en el helado suelo. Pero él no sentía que estuviera frío, se sentía bien y quiso quedarse ahí por siempre, no hacer nada, no ir a clases nunca más, no salir de ese lugar, no ver a nadie...

Pero la realidad lo golpeó como un tren en movimiento, debía entrenar, hacerse más fuerte y controlar su poder, para salir de esa estupidez a la que llamaban torneo de los tres magos y luego encontrar los otros Horrocruxes, destruirlos, luego destruirse a sí mismo y su Horrocrux para que Voldemort no volviera al poder. Desgraciadamente, todo en su vida giraba en torno a ese maldito, incluso el torneo, porque Harry sabía que no había sido un accidente, Voldemort lo había puesto en esa situación y él no saldría airoso tan fácilmente como las veces anteriores, cuando ambos estaban contra las cuerdas de distintas maneras. En ese momento solamente él se encontraba así.

En primer año, Voldemort había llevado las de perder. Harry había tenido en su posesión por unos minutos la piedra filosofal, que era lo que el Señor Oscuro buscaba, pero, al acercarse al niño y tocarlo, el cuerpo de Quirrel (que era donde habitaba temporalmente Voldemort) se había hecho cenizas y Harry había ganado, quedando Voldemort como un simple espectro.

En segundo año, el diario de Tom Riddle, conocido en la actualidad como Lord Voldemort, había sido infiltrado en el colegio por Lucius Malfoy, que lo metió en el caldero de Ginny Weasley, la hermana pequeña de Ron. Ella había sido poseída por meses por el diario, que succionaba su alma y vida, haciendo que el recuerdo de Voldemort se hiciera cada vez más fuerte mientras que el basilisco que habitaba la cámara causaba estragos. Al final, Harry, junto con Ron y Hermione, había descubierto el misterio y la ubicación de la cámara, había matado al basilisco con la espada de Gryffindor y apuñalado el diario con un colmillo de la gigantesca serpiente, destruyéndolo y salvando a Ginny. En ese momento, Lord Voldemort había estado muy cerca de volver, pero Harry, nuevamente, lo había impedido.

Sin embargo, en ese momento no tenía muchas ventajas contra el Señor Oscuro, que tenía un plan que estaba saliendo a la perfección. El problema era que Harry no conocía ese plan, tampoco sabía cómo pararle los pies al heredero de Slytherin.

"Ya levántate, Harry, no me digas que ya moriste" - se burló Merlín, si Harry hubiera podido verlo, lo habría mirado mal.

"Vete a la mierda, Merlín, estoy muy cansado" - espetó adormilado en su mente.

"Ese lenguaje, niño" - lo reprendió su entrenador, Harry bufó.

"¿Qué hora es?" - preguntó el chico.

"No soy un reloj" - se quejó Merlín.

"Pero sabes la hora, dímela" - repuso Harry.

"Bien" - bufó Merlín - "Son las diez de la mañana" - Harry gimió con sueño y se levantó - "No saldrás, ¿verdad?"

"No" - negó Harry, agitando la varita y convirtiendo una roca en una gran piscina, parecida a un lago - "Será mejor continuar, ya dominé lo básico en la magia del aire ¿cierto?"

Harry Potter y el poder del herederoWhere stories live. Discover now