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Estaba disfrutando de mi nueva habitación, había conseguido una para mi sola después de un pequeño incidente y la adoraba.

Estaba a punto de caer sobre los brazos de Morfeo cuando alguien abrió la puerta de un golpe, haciendo que me sobresaltase.

Los merodeadores entraron en mi cuarto, cargando con Remus, que estaba sangrando. Observé por la ventana, había amanecido. Pronto empezarían las clases.

-Necesitamos tu ayuda-dijeron dejando a Remus, que parecía estar inconsciente, sobre los pies de mi cama. Recogí las gafas de mi mesilla de noche y me las puse, para después levantarme rápidamente, para recoger mi botiquín y mi varita para después observar a Remus.

-¿Cómo ha acabado así?-pregunté intentando no entrar en pánico al ver unos grandes arañazos en su pecho.

Los otros tres merodeadores se miraron entre ellos, sin saber como responder a mi pregunta. Algo asustados.

-Necesito saberlo si queréis que lo cure-dije seriamente mientras cortaba la camiseta de Remus para poder observar mejor las heridas.

-Es un hombre lobo-dijo Peter, ganándose unas miradas de odio por parte de sus amigos. No procesé la información hasta la mañana siguiente, solo pensaba en curarlo, por lo que no me lo pensé mucho, por suerte no se le podía infectar con veneno.

Vendé a Remus y utilicé algunas pociones curativas. Ya no podía hacer nada más, solo esperar a que despertase. Le coloqué en mi capa y le tapé. Los otros tres merodeadores se habían ido. Les había obligado a irse para no levantar sospechas, con una excusa sobre que Remus había pillado un resfriado y me lo había pegado durante una de nuestras sesiones de estudio.

Observé como Remus se movía debajo de las mantas, y me levanté rápidamente, para asegurarme que no se le levantase ninguna venda.

Remus estaba reciñen despertado, intentando entender donde estaba y como había llegado hasta allí. Al verme puso cara de pánico, e intentó levantarse. Aunque en cuanto se incorporó soltó un quejido y se volvió a tumbar.

-Estate quieto, tienen que curarse antes de que puedas moverte-dije recolocando sus vendas y sacando una de las pociones de mi botiquín una que ayudaba con la cicatrización.

-¿Lo sabes?-preguntó Remus mientras su pecho subía y bajaba rápidamente. Estaba nervioso.

-Tu secreto está a salvo conmigo. Tendríais que haber venido antes, tienes muchas heridas mal cicatrizadas, esas marcas se te quedarán para siempre-le expliqué mientras peinaba su pelo, para colocar la poción sobre una herida que tenía en la frente.


𝕄𝕒𝕣𝕒𝕦𝕕𝕖𝕣𝕤 𝕤𝕥𝕦𝕗𝕗 (en edición) //PEDIDOS ABIERTOS//Where stories live. Discover now