-SB-

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Había sido el mejor verano de mi vida, no habíamos podido irnos de vacaciones, pero conocí a un chico, Sirius  Black, era un poco misterioso, se suponía que éramos vecinos, pero juro que jamás en la vida lo había visto hasta entonces.

Podría haber jurado que estábamos hechos el uno para el otro, por lo menos hasta ese 1 de Septiembre. Entonces él desapareció, fui a buscarle a su casa, 12 de Grimmauld Place, pero la casa ni siquiera existía.

Pude sentir como mi corazón se quebraba, me había mentido. Aquel fue uno de los peores años de mi vida, me sentía una payasa por haber creído que realmente podríamos haber estado juntos para siempre o que realmente estábamos enamorados, cuando, claramente, yo parecía ser la única que lo estaba.

Pasó todo el año, y, no había conseguido recopilar ni una sola pista sobre donde podría estar, o tan siquiera una pista sobre la existencia de Sirius, ninguno de los vecinos le conocían, ni a él ni a su familia, y meno todavía que hubiese una casa 12 de Grimmauld Place. En el ayuntamiento no existía registro sobre ninguna familia Black en el pueblo.

Cada vez que me encontraba con un muro investigando me sentía más perdedora todavía, me había mentido en absolutamente todo, ni él ni sus malos padres ni su hermano el perfecto ni su sirviente Kreacher (por cierto que clase de nombre). Ni su infancia en el pueblo ni sus amigos James ni Remus parecían existir.

Dejé todo de lado, incluso los estudios, necesitaba encontrar la verdad. Con el paso del tiempo el verano volvió, pero no había más respuestas para mí. Un día, caminando por la calle encontré a un chico con un perro, no pude evitar quedarme mirándolos.

Al chico y al perro se les unió otro chico, uno un poco más rubio, con un montón de cicatrices, juraría que tendrían más o menos mi edad ¿Cómo se habría hecho tantas heridas? Me quedé parada detrás de ellos, solo el chico de gafas estaba frente a mi.

Estaban frente  a mi casa ¿Qué hacían ahí?

El perro comenzó a olisquear y rápidamente se giró hacia mi, podría haber jurado ver como el perro le hacía una seña al chico de gafas, que entonces reparó en mi presencia.

-Remus, apártate-le dijo al chico rubio, que se apartó gentilmente, devolviéndome una sonrisa.

Caminé hacia la puerta, estaba a punto de tocar el pomo cuando me di cuenta. ¿Remus? ¿De que me sonaba ese nombre? Y no lo ubiqué hasta que no continué escuchando la conversación de los chicos.

-¿James? Tu crees que es.....-dijo una voz

¿Remus?.....¿James?.......¡Sirius!

-Perdonad ¿quien sois?-pregunté de una manera algo cortante, volviéndome hacia ellos y acercándome para entrometerme en su conversación.

-Ehhhh....¿no?....Quiero decir......James, Remus y ....-dijo el chico de gafas, señalándose primero a él, luego al chico de las cicatrices, y juraría haber visto como el perro le daba un golpe para que no continuase la frase

-¿Amigos de Sirius?-pregunté ansiosa, después de nueve meses quizá las respuestas habían venido a mi

-Si.....bueno....eh....dios...-comenzó el rubito muy convencido, perdiendo toda la confianza según continuaba hablando.

𝕄𝕒𝕣𝕒𝕦𝕕𝕖𝕣𝕤 𝕤𝕥𝕦𝕗𝕗 (en edición) //PEDIDOS ABIERTOS//Where stories live. Discover now