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6:30 am

Yun despertó por sí mismo, el sueño se le había ido por completo.
Talló sus ojos con cuidado mientras despertaba correctamente, se quejó en cuanto sintió el brazo de Armando rodeándolo por la cintura y la pierna de Armando que no sabía en qué momento se había colado entre las suyas.

Giro levemente para poder ver al hombre dormido atrás suyo, Armando estaba durmiendo tranquilamente.

La recámara aún se encontraba oscura ya que no amanecía completamente, le dio una razón más para cerrar los ojos y relajarse un rato más en compañía de su pareja.

Pero después de un momento en que recordó que hoy le tocaba trabajar a Armando, volvió a despertar.
Intento quitar el brazo de Armando para salir de su agarre.

—A donde vas— pregunto el pelinegro con esa voz ronca de dormido y levantó levemente su brazo

—Ya me voy a levantal—

—No— volvió a dejar caer su brazo volviéndolo a abrazar —Quédate—

Yun de manera un poco más brusca quito el brazo de Armando saliendo de su agarre y pateando levemente la pierna de Armando lejos de las suyas.

—Yun— se quejó Armando sin dignarse a abrir los ojos para verlo siquiera —Soy delicado, no me trates feo— se dio la vuelta dándole la espalda

Yun no le respondió y se levantó de la cama estirándose un poco mientras miraba al pelinegro.

Armando tomó el enorme oso de peluche que le había regalado hace un par de meses y lo abrazó como si fuese el mismo pelirrojo, volviendo a conciliar el sueño.

Yun camino al baño, para cepillarse los dientes y comenzar su día.

Había pasado un año ya desde todos esos incidentes, Armando había empezado a trabajar en el taller, ya que de tanto hacer sus pasantías había terminado enamorado de ese lugar.
Quien diría que algo así como un taller y montón de clientes le daría luz a su vida.

Yun por lo mientras había retomado sus estudios, en verdad se había quedado a un año de terminar su carrera, y ya suficiente se había quedado atrás con sus demás amigos que este año se habían graduado. Así que ahora tomaba clases online para terminar finalmente lo que le gustaba.

El reloj marco las 8:30 am.

Armando había bajado al comedor, en donde Chino ya estaba terminando de servir el café y Armando estaba buscando sus llaves por toda la casa como loco

—¿Las viste?—

—En el liblelo— respondió con calma acostumbrado a lo descuidado que era Armando con justo ese juego especifico de llaves.

—Gracias— volvió a subir hacia el librero para tomarlas.

Cuando volvió a bajar, Chino ya estaba bebiendo de su taza frente a un asiento desocupado en la mesa. Armando antes de sentarse tomó su mano disponible para darle un beso en esta.
—Buenos días—

—Buenos díah—

En ese silencio acogedor comenzaron y terminaron de desayunar.
Yun recogió los platos y fue al fregadero a lavarlos en lo que Armando volvía a subir para lavar sus dientes y buscar unas cosas.

Cuando estaba terminando de secarlos sintió unas manos rodeándolo por atrás y dejando un beso rápido en su mejilla.
—Feliz aniversario rey—

Yun sonrió al escucharlo, dejó el trapito con el que secaba y se dio la media vuelta —Feliz anivelsalio— se puso de puntas para darle un beso rápido.

YUNANDO UNIVERSITY-AUWhere stories live. Discover now