Star Wars: El imperio contraataca

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Hay una razón clara de por qué títulos como Die Hard, Ghostbusters o Karate Kid se han quedado como iconos de la cultura pop ochentera, mas no sus secuelas; dichas segundas partes solo repetían la misma fórmula, pero con toda la frescura ausente. La idea de aprovechar el tirón de un nombre conocido para tratar de sacar dinero rehaciendo lo mismo, aunque algunos nostálgicos traten de convencernos de lo contrario, no es nueva. El truco no tenía por qué salir mal necesariamente, ahí tenemos casos como el de Terminator 2, pero digamos solo que nadie se metía a la sala de Friday the 13th Part III para que lo sorprendieran con Jason recitando a Shakespeare. No, lo que se buscaba era la sensación de seguridad que solo logras cuando sabes exactamente lo que vas a ver.

Así mismo, lo que hace a Star Wars: El Imperio contraataca una cinta tan interesante de estudiar es precisamente que esto no aplica para nada. Sabiendo que tenían entre manos a toda una gallina de los huevos de oro, en Lucasfilms bien podían haberse limitado a sacarse de la chistera una estrella de la muerte más poderosa, un nuevo ultimátum para la alianza rebelde, una nueva misión de escolta y rescate...

Pero nada de eso sucedió. Aunque el tono y espíritu de la original sigue ahí, se introducen tantísimas novedades que bien podríamos discutir que es esta la película que define lo que Star Wars es, y no Una nueva esperanza. Y es que, si la primera era un ejemplo de cómo sacar diamante del carbón, esta nos enseña que se puede ser creativo y mantener la frescura si desarrollas bien las partes de tu obra menos obvias.

Pensemos por ejemplo en Vader, ese héroe caído que en otro tiempo poseía un corazón justo, pero fue trágicamente seducido por el lado oscuro de la fuerza y ahora sirve a los ideales de un déspota que quiere esclavizar la galaxia. Él es el ABC de Star Wars, ¿no? ¿Acaso no se trata de uno de los personajes clave de la saga de las estrellas desde sus inicios? Pues... no tanto.

Uno de los personajes más profundos de la franquicia, sobre el que más tarde girarían toda una serie de precuelas, cuya sombra estaría siempre presente en otra de secuelas

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Uno de los personajes más profundos de la franquicia, sobre el que más tarde girarían toda una serie de precuelas, cuya sombra estaría siempre presente en otra de secuelas... empezó más como un malo de dibujo animado. ¡Sí, es lo que era en la primera! Un brazo ejecutor del emperador que gritaba mucho e imponía respeto, incluso resultaba atractivo de manera superficial, pero con muy poco que rascar a nivel de narrativa. No es hasta esta entrega que se vuelve un personaje de verdad, donde esa backstory que antes solo se había tocado en pinceladas cobra mayor fuerza y se expande, donde se coquetea con la posibilidad de que pueda pasarle a Luke, y donde nos regalan el giro de guion más icónico de la historia.

Porque Lucas y Kasdan comprenden muy bien que la repetición acarrea una pérdida del impacto inevitable, así que lo combate con todos los trucos posibles. Y aunque no vamos a meter en este saco a las novedades más naturales, es obvio que Han y Luke no van a tener la misma relación ahora que una película atrás porque han vivido muchas aventuras juntos, o que si el Jedi tenía su entrenamiento a medio completar, se puede seguir por ahí, sí que se nota mucho ese afán por mantener la creatividad. Por llevar la historia hacia direcciones inesperadas, sin traicionarla. ¿Alguien recuerda, por ejemplo, que en Una Nueva esperanza el interés amoroso de la princesa parecía ser el señor Skywalker, y no Han? ¿A alguien le importa?

Sí, se puede discutir que esto no deja de ser otra película de aventuras espaciales con lucecitas y batallas muy al estilo de la otra, pero es que son estas pequeñas cosas las que hacen la diferencia. Tú puedes meter el primer duelo de sables láser apropiadamente coreografiado de la saga o todas las impresionantes batallas espaciales que quieras, pero eso no se va a quedar en el recuerdo porque el espectador ya se lo conoce; lo ha visto, en 1977.

¿Sabes, en cambio, lo que sí trasciende? La poderosa imagen del gusano espacial que casi se traga al Halcón, el precioso cielo de Cloud City, el planeta de Yoda, su estoicismo oriental, el romance, Solo en la carbonita, toda la escena final entre Luke y Vader por lo que implica... y esto es una consecuencia natural de poner a personajes conocidos en situaciones novedosas. ¿Que podrían haber pasado perfectamente en la anterior? Claro, pero para ello tendrían que haberte contado una cosa completamente distinta.

Ese es el punto aquí, que se alcanzó un equilibrio entre la familiaridad y la frescura muy pocas veces visto

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Ese es el punto aquí, que se alcanzó un equilibrio entre la familiaridad y la frescura muy pocas veces visto. Cambia demasiado y te quedará algo como Aliens: El regreso, que puede perfectamente estar bien pero ya se habrá convertido en una saga diferente. Concéntrate demasiado en sorprender sin preocuparte de si dichas sorpresas son una buena idea y te quedará The last Jedi.

No, El Imperio Contraataca es mucho más que el famoso spoiler sobre la paternidad de Skywalker. Es un ejemplo de cómo reinventarse, cómo seguir impactando cuando ya todos te conocen, y cómo elevar exponencialmente todas las virtudes que tu obra ya poseía. Su tono oscuro y final abierto se imitaría después hasta la saciedad en trilogías posteriores como Back to the Future, Avengers. o Matrix no por gusto, sino porque todo el mundo quiere ser ella.

El Imperio contraataca es la secuela perfecta.

El Imperio contraataca es la secuela perfecta

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