Judith Gil, una chica de 18 años con grandes planes para el futuro, en el que claramente, Tom Holland está. Tiene mucho dinero gracias a su querido tío Pablo, su mayor sueño es viajar a Londres y poder conocerlo. Pero unos pequeños atajos hacen que...
-Tiene toda la razón, en Santander no hay tantas leyendas urbanas ni nada por el estilo, este lugar es tan culto...- miro las calles, admirando cada monumento posible grabándola en mi cabeza. -Pues... aquí es, ha sido un placer, gracias por escucharme y espero que me hagan caso en cuanto lugares que visitar- la mujer nos muestra lo que debemos pagar, son 10 libras, lo que normalmente gastamos cada vez que vamos en taxi, no nos desplazamos muy lejos por el coste, aunque nunca nos ha supuesto un problema. Vamos a esperar unos días para ir a el puente de la Torre, es mi sueño poder ir hacia allí, ya lo he calculado y desde Kingston up Thames hasta allí es una hora, por lo que más o menos nos costarían unas 43 libras, está bien.
-Tengalo por seguro señora, gracias- le sonrío y se marcha. -Estoy hambriento, vamos a sentarnos de una vez, por favor- escogemos una mesa que se sitúa fuera del establecimiento, por fuera es muy bonito, se sitúa en una avenida con pocas casas, al lado de un parque, tienen una terraza adornada con flores de tipos variados pero que conjuntan los colores perfectamente, que es justo dónde nos encontramos, el suelo está cubierto por una alfombra que hace de césped. De fondo suena una música relajante, cerca nuestra pasan muchos camareros con bebidas en las manos. Miro a mi primo y levanto una ceja divertida -que sepas que eso lo vamos a pedir, parece una bebida "sofisticada"- digo poniendo énfasis en la última palabra dicha. -Me vas a dejar pobre- Gabriel se queja y yo hago una mueca -a mí casi me dejas por ahí tirada, así que mejor cierra el pico. -Vale, me vas a molestar con eso hasta que muera, ¿verdad?- yo asiento y río -¿qué espera vuesa merced, que lo perdone tras haber hecho semejante acto?- se lleva las manos a los ojos y los frota bruscamente. -No hables así, no lo soporto- yo asiento mientras reímos. Un camarero joven de entre veinte y veinticinco años y bastante guapo, se nos acerca y sonríe.
-Buenas tardes, ¿qué van a pedir?- mientras pienso, le digo a mi primo que empiece él, cuando lo hace, el camarero lo anota y me mira. -Entonces un tinto para el caballero, ¿y para esta hermosa dama?- miro a mi primo y veo cómo se aguanta la risa. -Oh, disculpa, no sabía que eran pareja, solo doy un cumplido no intento...- el camarero parece sonrojarse, está nervioso pero yo le interrumpo -no, tranquilo, no se preocupe, no somos novios, es mi primo, gracias por el cumplido- estúpidamente me sonrojo y este parece calmarse -bien, no es la primera vez que le suelto un cumplido a alguna chica sin ningún tipo de intención y su pareja está cerca- hace una mueca divertida y todos reímos. -Está bien, creo que tomaré un tinto, por favor- él lo anota y asiente -si me permiten, les puedo ofrecer dos tipos de tinto diferentes, ambos exquisitos- Gabi y yo nos miramos y tras pensarlo y discutirlo telepáticamente, aceptamos. -Genial, uno de ellos es blanco con barrica, de España, el otro es Caluso Passito, de Italia, lo recomiendo- su pronunciación es perfecta, por lo que pienso que puede ser Italiano. -Yo el de España- sonrío con ternura, me encanta viajar y tal, estar aquí... pero a veces añoro mi país. -Son españoles, ¿cierto?- asentimos y él nos cuenta que vivió allí unos años, mientras estudiaba filosofía española, volvió a su tierra, Italia, porque no le gustaba realmente lo que hacía. Comenzó a dedicarse al arte, lo mandaron a Londres para que estudiara en una de las mejores universidades, se dió cuenta que lo que le gustaba era la historia, así que se centró en eso y comenzó a trabajar de historiador, ahora mismo está tomando un descanso para volver en unos meses a la acción, mientras tanto trabaja en restaurantes y discotecas, haciendo de portero (le pega ese trabajo, pues sus músculos son más grandes que la cabeza de mi primo y la mí juntas)
El amable camarero se va en busca de los vinos, dejándonos un menú sobre la mesa, lo miramos y estamos indecisos. -¡AH, Fish and chips! es creo que la comida más típica de Londres... también lo vi en el documental de primero de secundaria. También voy a pedir... sunday roast, parece tener muy buena pinta- babeo con todo el menú, nada se compara a la comida típica de España, eso está claro, pero tampoco dejemos atrás estos platos. -Yo no sé que pedir, supongo que un plato de Shepherd's Pie, es un pastel de cordero, según escuché. Nada más, dejarás comida así que yo me comeré las sobras. -Me parece bien, pero tengo mucha hambre, si me lo como todo, será tu culpa que mueras de hambre- en ese momento llega el camarero que antes nos sirvió, trae las dos copas con los vinos y de nuevo una libreta para apuntar.- Gracias- le digo cuando pone sobre la mesa las bebidas. Pedimos la comida y mientras esperamos, bebemos y charlamos, sin duda es el mejor vino que he probado en mi vida. Escucho como mi móvil comienza a sonar, es una notificación de instagram, al fin tengo internet. Abro la aplicación, y lo que veo, hace que casi me tire el vino encima.
¡Siento que me voy a desmallar, al fin podré volver a verlo, ay dios mío!
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