Capítulo 31

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-¡MIRA, MIRA ESE COMO JUEGA-  mi primo Gabi me señala con el dedo a un pequeño cachorro que juega en su jaula. Mi primo adora a los animales, en especial a los perros. Tras dos horas más en la tienda, el hombre al ver que no adoptábamos ninguno nos echó de aquel lugar. 

-Ese hombre debería estar en el infierno. Mi primo se cruza de brazos y hace una mueca como un niño pequeño a punto de formar un numerito. -Anda, que supuestamente por aquí cerca hay una heladería- veo como mi primo sonríe victorioso. Al llegar al lugar indicado por mi teléfono, ambos quedamos impresionados por la variedad de sabores. Nos acercamos a la caja y pedimos. Toso para que la mujer mayor nos atienda. -Hola, ¿qué desean?- su voz es temblorosa por los años, nos dedica una sonrisa floja y abre el congelador donde guarda todos los helados.

Mi primo se me adelanta -¿de qué es ese helado de color verde, de manzana?- mi primo habla torpemente inglés, pero se le entiende. -No, es de menta- la mujer parece molesta, mira el cartel que mi primo no ha visto donde claramente pone el nombre de todos los sabores. -ah, discúlpeme- mi primo se rasca la nuca y ríe débilmente. -No se preocupe, ¿de menta y algo más?- la señora parece perder la paciencia. -No, gracias, un cucurucho de helado de menta, nada más. Aquí tiene las cinco libras- Gabi pone el correspondiente dinero sobre la estantería que nos separa de la mujer mayor. Es mi turno y le indico que quiero un cucurucho de helado de vainilla y pistacho, tiene muy buena pinta, lamo mis labios y abro los ojos al ver mi próxima comida. Le doy el dinero a la señora y nos vamos de allí.

Caminando por londres, en Kingston Up Thames, nos llega una ráfaga de viento brutal, las servilletas que sujetaba se fueron volando junto con algún que otro papel desconocido. Cuando ya pasa, nos miramos fascinados, esto no ocurre normalmente en Santander. Nos sentamos en un banco cerca de un parque mientras acabamos nuestro helado. -Tenía pensado ir al cine- ante mi idea, mi primo abre los ojos y asiente, continuo. -Pero... estará en inglés, por lo que será difícil entender. Gabriel resopla y tira al suelo el papel de su helado que ya se ha acabado. Lo miro desconcertada y rápidamente me lanzo a coger los pequeños trozos antes de que se vuelen, cuando vuelvo de tirarlos justo al lado en una papelera, le doy un manotazo en la pierna. -¡Estúpido, esto es londres, un poco de respeto, por favor!- indignada vuelvo a sentarme y sin dirigirle más la palabra me acabo el helado. Por el rabillo del ojo veo como mi primo sonríe, no me hace gracia. Vuelvo a mirar y veo como le escribe a alguien. -¿A quién le hablas? dejo mi enfado a un lado, pues mi curiosidad es más fuerte. -A nadie, no es asunto tuyo, ¿tú no estabas enfadada?- me mira con suficiencia y vuelve a escribir. -¡Eh, no me hables así! pues claro que estoy enfadada, pero eso no quita mis ganas de saber quien es. Quizás esto sea algo que deba enmendar más adelante, pues me doy cuenta que es un error cuando mi primo se dispone a salir de aquel recinto en el que nos encontramos, dejándome sola sentada en el banco, ya está anocheciendo y tengo miedo, él no debería ir solo, no entiendo la razón de su enfado, no le he dicho nada malo, pero no pienso llamarlo.

Sola por las calles de londres, en mitad de la noche, con miedo, no sé que hora es, pero debe ser bastante tarde, me perdí y tuve que volver al punto de partida y comenzar de nuevo. No hay apenas nadie por las calles, no es del todo terrorífico, pues las luces de londres, aparte de preciosas, dan algo de claridad. Me meto por una calle donde debo pasar para llegar a la casa, que se encuentra en otro lugar con más casas iguales. Paso cerca de un señor y comienzo a temblar, tristemente, esto lo debemos de pasar muchas chicas, pero no quiero pensar en eso o él notará mi miedo. Acelero el paso cuando veo a otros dos salir de un establecimiento. Veo como parece que me siguen y mi corazón comienza a latir más fuerte, rápido cogo mi móvil y marco el primer número que se me viene a la cabeza, aquel que desde que lo tengo he memorizado como una loca. Gracias a dios, rápidamente contesta.

-¿Hola?

-M-menos mal, en...- susurro y estoy temblando, no sé que decirle. Los hombres aún me siguen y queda un largo tramo hasta llegar a mi destino, miro de un lado a otro pero no hay nadie, tengo mucho miedo.

The Trip Of My Life /Tom Holland /TERMINADA/Where stories live. Discover now