009: Rʏᴜᴊɪɴ

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La puerta... Los hechos recientes corren por mis neuronas y se conectan entre sí. <<¿Cómo consiguió Rambo sobrevivir durante tanto tiempo? ¿Por qué estaba la puerta de aquel piso abierta?>>. Pero no es a la puerta aquella vivienda a la que llaman ahora. Me pongo de pies tambaleándome. Los golpes cesan. Silencio. Contemplo la puerta sin pestañear e intento descifrar lo que se encuentra detrás.

—¿Hola? —es la primera voz humana que oigo en dias—

Rambo gruñe y está a punto de ladrar pero le agarró el hocico justo a tiempo y le digo con la mirada que no es el momento.

—¿Quien está allí? —preguntó en tono hostil—

—Abre, por favor —dice una voz masculina— somos tus vecinos del tercero, Suga y Ryujin. —Silencio— Necesitamos tu ayuda.

Al abrir la puerta se encuentra con dos seres famélicos. Puede ver las siluetas de sus huesos debajo de la ropa.

—Gracias —dice el hombre mientras se apoya en el marco de la puerta—

La niña mantiene la mirada fija y aprieta la mano de su padre. —No parece tener más de seis años. Piensa—. Su cabello rubio ha adoptado un tono oscuro debido a la falta de higiene.

Enseguida bombardea al hombre con preguntas: <<¿Qué le había sucedido?>>, <<¿Por qué se encontraban el tal estado?>>. Él alza la mano y vuelva a apoyarla en el marco de la puerta.

—Hemos estado en el piso de un vecino todo este tiempo, el 4° B —su voz es un suspiro—. Antes de marcharse, Wonho me dejó las llaves. Cuando mordieron a mi hijo Woozi, mi esposa insistió en quedarse con él. Le dije que era un suicidio... pero ella no quiso escucharme, y yo tenía que mantener a mi hija a salvo.

<<Los primeros días, de habernos mudado, me cercienaba de que Ryujin estaba segura en nuestro nuevo hogar y luego los visitaba. Le daba de beber al perro y alimentaba a mi esposa, quién ya prácticamente ni me reconocía. Su mente jamás pudo procesar la infección de nuestro pequeño.

Con lo poco que comía, llegó el momento en el que ya no tuve las fuerzas para bajar al tercero. Subsistimos a la base de alimentos no perecederos que habías en la casa. Hace dos días que no como sin embargo. Las últimas galletas que de casualidad encontré se las he dado a Ryujin.

Pensé que íbamos a morir allí. Pero entonces te oí a ti, yendo a mi casa y lidiando con el monstruo en el que se había convertido mi hijo. También escuché cómo te llevabas a Rambo. Supe entonces qué tú serías la única opción para Ryujin>>

—¿Su única opción?

—Subir las escaleras ha sido un esfuerzo —la mano en el marco tiembla sin cesar—. No puedo más, necesito cerrar los ojos. Pero Ryujin; ella sí puede sobrevivir. Necesito que te hagas cargo de mi hija.

—¿Yo? —la niña sigue sin inmutarse— Seguramente habrá alguien en la comunidad que pueda...

—¿No lo sabes? —le interrumpe y ve como sus rodillas comienzan a doblarse bajo su peso—

El hombre se desploma en el suelo. Los ojos marrones de la niña se disparan hacia su padre pero su expresión sigue siendo un gran vacío.

Se arrodillo a su lado y ve como los ojos del hombre se cierran de a poco y, con estos, una última exhalación abandona sus pulmones y escapa entre sus labios.

Sus dedos frenéticos buscan en su cuello, en su muñeca, en algún lugar... pero no encuentro pulso alguno. Y allí continúa la niña, aferrándose a una mano imaginaria.

ᴀᴘᴏᴄᴀʟʏᴘsᴇ | ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋWhere stories live. Discover now