008: Mᴀᴅʀᴇ ᴇ ʜɪᴊᴏ

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La puerta gruñe al abrirse revelándose primero a Rambo, y luego aún niño de rizos rubios y ojos vacíos. Este extiende sus manos e intentan devorar al perro. Tratando de comprender por qué el pequeño zombi solo estira sus brazos... hasta que la luz del móvil ilumina al cadáver de su madre sentada contra la pared. Reconoce a la mujer.

Su muñeca izquierda está cubierta de sangre seca. Su mano derecha aún se aferra a la de su hijo. El cuerpo sin vida se mueve con cada tirón que da el pequeño infectado. El niño debió de haberse convertido una vez el rigor mortis ya se había apoderado de ella. Su mano maternal está cerrada en un candado inmortal.

De repente el pequeño deja de moverse. Su postura, su mirada... todo le recuerda a Jimin cuando se miraba en el espejo aquella la noche. Rambo para de labrar. Contemplando la escena mientras apunta con la linterna. El niño se percata de la luz artificial. Su mirada recorre las partículas del haz luminoso hasta que sus ojos se posan con los suyos.

Una sonrisa parece materializarse en su rostro, pero no son más que sus dientes castañeteando mientras comienza a tirar de su madre con renovada esfuerzo. Con los ojos como lunas el pequeño infectado intenta llegar a Jungkook. Debe ser un plato más suculento que Rambo ya que la postura rígida de la mujer comienza a ceder. El niño la arrastra sentada detrás de si.

Rambo reanuda sus ladridos y él permanece en el sitio preparándose para el ataque. Se cuadra como el militar y alza el cuchillo por encima de la cintura. Los ladridos de Rambo se oyen ahora a kilómetros de distancia. Los rugidos del pequeño zombi son ensordecedores. La mano con que la sostiene el móvil tiembla ligeramente por lo que la luz emula el movimiento y todo se mueve con rapidez a mi alrededor. La criatura está cerca...

10 pasos: el cadete de la madre se arrastra tras el pequeño.
9 pasos: el infectado comienza a morder el aire y el sonido envía un temblor a sus manos. El móvil se cae al suelo y la luz se extingue.
8 pasos: se está acercando.
7 pasos: sus zapatillas golpean el suelo.
6 pasos: la ropa de la mujer se desliza por el suelo.
5 pasos: la suela de gama rechina contra la madera.
4 pasos: los dedos de los pies del pequeño crujen bajo su pie.
3 pasos: fija la atención ahora en los gruñidos.

<<¡AJJRGH¡>> Oye donde está su mandíbula

<<¡Ahhhh¡>> gritó y apuñaló el aire en la dirección que le indican los oídos. Su brazo se endurece cuando el cuchillo impacta con el maxilar del infectado. La criatura se mueve enrabiada y siente un líquido recorriendo la mano derecha. Se agachó y empujó el cuchillo con ambas manos hacia arriba mientras unos dedos fríos le agarran el antebrazo.

<<¡Ahhhh¡>> exclamó más fuerte que antes y vuelca toda la fuerza de su cuerpo en una sola apuñalada. Los gruñidos cesan. Los ladridos reaparecen. El niño se desplaza y se une a su madre; esta vez para siempre.

—¡Shhh, Rambo! Ya ha pasado todo

Tras recuperar el móvil, se aproximó al husky siberiano. El perro permanece sentado sobre sus patas traseras con las orejas hacia abajo. Se arrodilló frente a él, y con el arma en la mano, se dispone a perdonarle la vida y llevárselo consigo. Un ladrido y otra lamido de cara fue todo lo que hizo falta para que Rambo se convirtiera en su nuevo compañero de piso.

Horas más tarde se encuentro tumbado en el sofá con una sonrisa en los labios. Rambo, a sus pies, despedazando el mando del DVD como si fuese la actividad más divertida del mundo.

La luna ilumina los colmillos del animal que de vez en cuando le mira buscando su aprobación. Cree que ha comprendido la regla esencial: no ladrar en casa. Solo el tiempo lo confirmará, de momento continúo enseñando sus dientes al igual que él.

EN EL SUEÑO

El aire a su alrededor es pesado, asfixiante. <<¿Donde estoy?>> se pregunta luchando contra la gravedad que ejercen los párpados. Cuando consigue abrir los ojos se encuentra en el salón de su casa. Los muebles están intactos y una niebla azul oculta sus alrededores. Se pone de pie viento visita sus oídos. Se aproxima y se aleja en un interminable coqueteo. El sonido es inconfundible.

La brisa marina despierta sus sentidos y regenera el oxígeno en sus pulmones. Desde su posición no consigue ver el mar pero el sonido sólo puede provenir de una dirección. Concentrándose en ese punto del horizonte sigue el sonido de la brisa marina. Sus piernas se entregan a la armonía del sonido. Tras dar unos pasos la niebla azul absorbe dejando a sus ojos con meras decoraciones.

El sonido se oye cada vez más cerca. Respirando el aire salado con voracidad. Ya casi puede sentir la arena bajo sus pies y el agua rodeando su cintura.

¡Jungkook!

El grito se materializa en medio de la niebla azul y se deja congelado. El eco continúa resonando detrás de él. El sonido proviene de la dirección opuesta a la playa. Sí mira hacia el frente puede oír el graznido de las gaviotas sobrevolando el mar. Sí mira sobre su hombro puede oír el eco de su nombre repitiéndose en bucle. Cierra los ojos y decide continuar caminando hacia la playa.

Avanzo sintiendo la bruma marina sobre los poros de su piel. Cierra los ojos y se humedece los labios. El viento ondea la camisa celeste como si fuese la bandera de un galera conquistadora y está a punto de dejarse caer en la arena, cuando lo oye. Un gemido a la distancia. Al abrir los ojos comprueba que la niebla azul se ha disipado un poco, pero no la suficiente como para divisar la playa.

Allí donde toma forma la niebla consigo ver la silueta de varios infectados caminando hacia a él. Sus gemidos y gruñidos son inconfundibles. Pánico. Giró sobre los talones para volver por donde vine. Allí también observó otro ejército de infectados caminando en su dirección. Los cadáveres parecen estar levitando. Se aproximan a una velocidad vertiginosa. Sus gritos hambrientos son cada vez más ensordecedores.

Cuando el suelo comienza a temblar bajo sus pasos notó algo pesado en su mano derecha. Su mirada desciende como un rayo. Un hacha se ha materializado en la palma de su mano. Lo muertos vivientes están ya a escasos pasos, con sus brazos extendidos y bocas abiertas reclamando carne. Otorgó un segundo vistazo al hacha y vaciando el aire de sus pulmones con un grito, cargó contra la horda de infectados.

El gritó ahoga al resto de sonidos y cuando está apunto de atacar al primer infectado, la niebla azul retorna y con ella atrae el sonido de unos golpes. Suenan a martillazos sobre madera. Jadeando, intento comprender lo que sucede a su alrededor, cuando la bendita niebla le rodea y arroja aquellos estruendo sobre sus oídos. ¡Despierta!.

FIN DEL SUEÑO

Sus párpados se disparan hacia arriba. Está en el salón de su casa. No hay niebla azul, ni mar, ni Jimin. Pero el sonido continúa. Sus pupilas rastrean nerviosas el sonido y llegan a su origen; alguien está llamando a la puerta.

ᴀᴘᴏᴄᴀʟʏᴘsᴇ | ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋOù les histoires vivent. Découvrez maintenant