Un pequeño regalo

Start from the beginning
                                    

—No, soy precavido, que es otra cosa.

—Que no ocurre nada...

—Pues no te creo así que si quieres un orgasmo va a ser como yo lo diga.

Intento alegarle pero quedo en blanco con la primera penetrada que me da, sin aviso y sin cuidado.

—Ah, no que no muy brusco y eso...

—Dijiste que lo querías duro, y el que lo sea no quiere decir que sea brusco o no tenga cuidado. Tú te pierdes entre todo y estoy seguro que puedes hasta olvidar que estás embarazada.

Comienza a moverse y yo abro más las piernas, dándole mejor paso y la fricción me encanta tanto. El grosor de Liam siempre ha sido una ventaja que me derretía a más no poder, y ahora no es la excepción con los movimientos vivaces que me da, que me otorga y yo disfruto como nunca.

No se recuesta en mí y yo me agarro de las sábanas con el éxtasis fuerte, sus dedos están en mi clítoris y otra mano en mi teta, magreando y pellizcando mis pezones sensibles.

—Ay por favor, que delicioso Liam —no aguanto decir lo que siento.

—Lo sé, yo siempre te lo hago delicioso.

Sonrío con su coquetería en medio de todo, él me dedica la misma sonrisa y sus hoyuelos me vuelven a encantar como antes.

Yo nunca dejé de querer a Liam, supongo que nuestro noviazgo fue mucho más de lo que quisimos pero terminó tan repentino y sin ni siquiera por problemas de nosotros; si no por terceros.

Los minutos pasan, yo jadeo, gimo y de todo con las penetraciones, él gruñe por pocos. Todo se va juntando en mi cuerpo, estoy sudando y mi bebé comienza a moverse, me descompone lo que ocurre y a Liam también, pero le pido que no pare, que necesito llegar a mi orgasmo o voy a quedar peor que antes, mucho peor.

Obedece, no para y tenso las piernas con la presión que comienzo a sentir, las pataditas en mi estómago son algo que siempre aprecio y que me ponen nostálgica, pero ahora no se que hacer con el sin fin de sensaciones que tengo. Me muerdo los labios y llevo mis manos a mi estómago, acariciando para que el bebé probablemente me sienta, que sepa que lo estoy notando.

Liam es el primero en llegar a su orgasmo y echa la cabeza atrás.

—Ni se te ocurra detenerte —lo amenazo sintiendo mi liberación muy cerca.

No me ve y solo sigue, sigue con constancia y abro la boca sin emitir sonido cuando llego a mi orgasmo dejando salir el chorro de fluidos, ¡Joder! Me hacen sentir como una fuente que acaban de encender. Lo mojo a él, su pantalón y su playera, este lo que hace es salir de mi interior y esparcir toda mi humedad por mis piernas y acariciar mi intimidad en lo que yo sigo disfrutando de los espasmos con mis manos pegadas a mi vientre.

Siento como se aleja por completo y se va al baño, yo solo me relajo en la cama y cierro mis piernas respirando con dificultad, mis manos aún sienten los golpecitos del bebé y me levanto sentándome en la cama.

—No te enojes conmigo —le hablo acariciando el lado que más duro está, pues es el lado donde se ha acomodado.- Tu mami necesitaba esto y tu papi no está en este mundo como para que me ayude.

Sonrío por lo idiota que me veo hablando esto, veo a mi alrededor y me siento satisfecha con lo mojado que están mis sabanas, sabiendo que eso, lo único que me indica es lo mucho que lo disfruté.

Bajo con cuidado de la cama y agarro del suelo mi bata y me la coloco al tiempo en que Liam sale del baño.

—Hasta pronto —se despide y me da un beso en la mejilla.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now