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Sé que quizás estaba dando muchas vueltas en un mismo tema, que darle tuerca a mis dudas y miedos podría salirme caro y no deseaba aquello. Pero la sensación de asfixia y aquel temblor en mi cuerpo cada vez que pensaba en él o siquiera lo veía de lejos, era sin duda...

E incluso en mi cabeza no lo quería admitir. Sin importar cuan perdida este por él, no quería aceptarlo y no lo haría. Cerré los ojos y me cubrí con la almohada mi rostro soñoliento. No quería ir a la escuela, seria otra maratón de emociones intensas que tendría que ocultar para no ser obvia. De solo imaginar sus ojos observándome más de la cuenta, me daba ganas de vomitar mariposas.

Estranguló mi almohada y siento la mirada de Dhalia. Ella sale del baño con su cabello húmedo. La observo en silencio, no tengo mucha confianza con ella, siempre la he visto como una versión mas joven de mi madre y por lo mismo, prefiero ser distante o cautelosa.

—¿Todo bien?

Muevo la cabeza en signó de afirmación. Dhalia me analiza por unos segundos y me muestra una suave sonrisa.

—Veo que últimamente Miranda y tú, andan bastante unidas. Nunca pude ser así con ella —comenta casual.

Percibo un deje de tristeza en su voz y ojos que huyen de mi por unos segundos. Quizás era algo simple, pero ella, jamás mostraba inseguridad o tristeza.

—Ella me da confianza —confieso—. No necesito seguir reglas ni regular mi comportamiento con ella.

Se sienta en la cama y empieza a peinar su cabello. Me siento en la cama, abrazando mis piernas.

—¿Yo no te doy confianza? —Gira a verme con el peine en el aire esperando mi respuesta.

No sé si debo ser sincera o solo decir lo que quiere escuchar. Abro la boca y bajo la cabeza.

—No...no, eres como madre.

La vida sonreír con una tristeza, no sabia a que venia esta versión de mi hermana más sincera y abierta.

—Mamá me volvió así...Prométeme que no dejarás que decidan por ti, ¿okey?

No dijo nada más y se fue. Me quede observando la nada misma. Luego de eso, decidí que lo mejor seria asistir a la escuela. No quería faltas en mi libreta de notas. Así que me bañe, coloque mi uniforme y como todos los días, tome el autobús. Llegué a tan solo cinco minutos de que tocará el timbre. No tuve tiempo de buscar a Mirey.








Aquel día no lo vi, al principio creí que había sido culpa mía al escapar de su presencia. Pero luego de preguntar, supe qué él no había venido. No me preocupe, al final, Jeon jamás se preocupaba por las faltas.

La flor no fue visitada por el jardinero...

Entonces cuando creí que todo estaba bien, no llego al segundo día. Intente llamarlo, pero no respondió, busque respuestas en Jimin y Tae, pero estaban igual de curiosos. Trate de guardar la calma, como siempre hacía para no dar una mala imagen de mí.

La flor no fue visitada...

Y esa curiosidad se convirtió en preocupación pura al pasar dos días más y su presencia no apareció entre los pasillos de la escuela. El teléfono parecía un juguete entre mis dedos, pues era inútil si Jungkook no cogía las llamadas ni mensajes.

La flor empezó a marchitarse sin la visita del jardinero.

Al quinto día, no me intereso nada, ni la escuela ni mis padres. Con ropa escolar mi camino se desvío y luego de casi perderme, logré llegar a la casa de Jungkook. Su frentera era muy simple y bonita. Unas rejas de metal que al abrirlas daba paso a un corto camino de piedra. Al llegar a su puerta no me prohibí observar. La fachada estaba pintada de un azul cielo, bastante elegante y la puerta era de madera gruesa con un bonito tallado en ella. Como si de una rosa o flor se tratase. Alce la mano y forme un puño para golpear, luego me percate que existía un timbre y con pena toque.

Al tercer toque, alguien al otro lado abrió la puerta. Una señora, bastante joven. De cabello negro y corto, sus ojos me recordó a Jungkook, quizás había sacado eso de ella. Me miro confundida y luego a mi uniforme. Algo pareció conectar en su cabeza, pues abrió la boca con sorpresa.

—¿Selene?

Entre sorpresa y amabilidad, asentí, hice una reverencia perfecta. Acomodo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Disculpe venga así de la nada y a esta hora, pero estoy preocupada por Jungkook, pues no lo veo en la escuela hace días, no responde las llamadas ni mensajes.

Me callo cuando la veo sonreír. Un deje de felicidad mezclada con nostalgia invaden su rostro.

—Pasa, pasa.

Al ingresar una calidez me invade, pero a la vez, un aroma en particular me ataca. Tímida, me planto en medio del salón y miro como la señora Jeon desaparece unos segundos antes de volver con una taza de té.

—Mi hijo se fue a comprar unas pastillas para mí.

Con la mano me invita a tomar asiento en los sofás. Lo hago acomodando mi falda.

—¿Se encuentra mal?

Ella asiente, me entrega la taza.

—De la presión, esta semana me puse muy mal y mi hijo se quedo conmigo, le comunique a la escuela. Ha estado tan estresado por mi culpa, que incluso dejo su celular en su cuarto.

Y como si lo llamara con la mente, alguien abrió la puerta de su casa, me levanto como un resorte al ver a Jeon ingresar con una bolsa blanca en su mano. Se queda petrificado al verme.

—¿S-Selene?

No espero respuesta ni tampoco pienso en su madre, solo se que una necesidad incontrolable me domino y en un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba caminando hacía él. Con fuerza meto mis brazos debajo de sus brazos y lo abrazo con fuerza. Al principio se queda quieto sin saber que hacer. Pero luego siento su mano acariciar mi cabello y espalda con cariño.

—Estaba preocupada...

—Lo siento...siento preocuparte.

...
La flor sintió la frescura de aquel aroma que solo él podía brindar.

FLOR DE PRIMAVERA || JJK (COMPLETA)Where stories live. Discover now