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Ese día, siendo sincera. Me extrañó un poco no levantarme con Mark al lado, estaba claro que no iba a volver. Pero lo echaba un poco de menos. Solo un poco. Bajé a desayunar como el día anterior con todos, incluso con Jb, que me contó que ser el líder era a veces una pesadilla. Y que cuidar de seis personas que no siempre te hacían caso era de lo más complicado. Rió contándome que Jackson era el peor. Recibió un golpe en el hombro por parte de Jack por el comentario.

 

Me fuí a mi cuarto, aún lamentándome que no tenía teléfono. Cuando alguien tocó mi puerta. Era Mark. Llevaba una cajita en la mano, y se le notaba nervioso. Yo solo sonreí.

 

— Toma, esto es para ti. — Se sentó a mi lado en la cama y me dio la caja. Cuando la abrí, pude ver un perfume de alguna marca. La botella de cristal tenía forma de rosa. Probé el perfume. Era hermoso, olía muy bien. — Creo que te dijeron que ayer grabamos un anuncio de perfumes. El chico de la tienda me dio esto como regalo. Dijo que se lo diera a mi no...a alguien espe...a una amiga. — Tardó en buscar las palabras adecuadas, cosa que me pareció lo más adorable del mundo. Verlo titubear era hermoso.

 

— ¡Muchas gracias Mark! — lo abracé con fuerza y planté un beso en su mejilla. Cosa que hizo que se ruborizara. Me mordí el labio y abrí la botella del perfume, dejando que aquel hermoso olor cayera en mi cuello. — ¡Me encanta! Huele muy bien. Será mi perfume favorito a partir de ahora. — Él se fue, diciéndome que tenía que grabar un anuncio de no se qué cosa y yo me tendí sobre mi cama. Estaba feliz. Había recibido un regalo de una persona especial. Me quedé dormida abrazaba a la botella.

 

Me despertó que alguien estaba soplando mi oreja. Abrí los ojos y pude observar a Youngjae muy cerca de mí. Nuestras narices casi se estaban rozando, y sus ojos estaban posados sobre los míos. No pude evitar echarle un vistazo a sus labios. Pero no fui discreta y el se dió cuenta.

 

— ¿A dónde estás mirando eh? — Dijo, causando que yo me avergonzara y me sentara en la cama.  Sacó una cajita de detrás tuya y me la dio. — Toma, es un regalo. Siento lo de tu anterior teléfono. Ah, y también, tu ropa. — Me dio una bolsa y yo la dejé en la cama. Curiosa por saber de que se trataba la cajita. Lo abrí. Era un teléfono móvil. Y no era precisamente barato.

 

— Gracias pero...este móvil es muy caro. No puedo aceptarlo. — Se lo dejé en la mano, negando con mi cabeza.

 

— No te preocupes, es para ti. Tengo que irme. — Se fue sin dejarme responder. Saqué el teléfono. En verdad era bonito. Lo encendí. Había puesto su número de teléfono en el bloc de notas. Junto con una petición a salir. Sonreí para mis adentros. Iba a ser mañana.

abrázame fuerte » markDonde viven las historias. Descúbrelo ahora