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Salí de mi habitación, dispuesta a ir a desayunar. Pero otra persona me interrumpió. Bambam asomó por los pasillos. Con su pelo azulado. Y pocas ganas de caminar. Cuando me vió, una sonrisa asomó por sus labios, y, prácticamente se tiró encima de mí. Me caí al suelo con el encima, y un sonrojo salió de mis mejillas.

 

— Omo ¡noona! ¿como has dormido? ¿vas bien aquí? — Se puso de pie y me ayudó a levantarme. Nunca pensé que el niño fuera tan avispado.

— Pues... la verdad es que no soy tu noona. Pero bueno, puedes llamarme así si quieres. — reí. —  Pues la verdad que muy bien. Tuve un pequeño inconveniente. Más bien dos, pero se solucionó.

 

— ¿No eres mi noona en serio? — Dijo con una gran curiosidad, mientras se despeinaba. — ¿Dos inconvenientes? Dime quien molestó a mi noona y le pegaré. — asintió mientras pegaba patadas y puñetazos en el aire. Con una sonrisa.

 

— No...tengo quince años. — Reí ante sus patadas en el aire. — Nada, no fue nada.

 

—  Woah, ¿en serio? Pensé que noona era mayor que yo. Bueno. — Suspiró y se fue hacia la cocina. Esperando encontrar algo de comer seguramente. Yo lo seguí y tomé mi desayuno con él. Era bastante adorable y bueno para ser uno de los más pequeños. Después de darle un mordisco a mi segunda tostada, Yugyeom y Jr se nos unieron y desayunamos todos juntos. Pregunté por Jb, Jackson y Mark y me dijeron que estaban grabando un anuncio para alguna marca de perfumes. Mientras que Youngjae había salido a pasear. Como siempre hacía todas las mañanas.

 

Decidí salir también, a tomar un poco de aire. Me puse un jersey que me quedaba algo grande por las muñecas y unos vaqueros largos. Hacía frío y no quería tenerlo, precisamente. Caminé hasta un parque de aquella ciudad y me senté en la fuente. Crucé mis piernas ya que tenía algo de frío y comencé a leer desde mi móvil alguna historia de amor. De esas que me gustaban leer a mí.

 

Alguien pasó por al lado mía, y lo hizo con tanta fuerza que consiguió que perdiera el equilibrio. Lo que hizo que me cayera en la fuente. Me empapé toda y grité por un momento. La persona que pasó por mi lado, que llevaba una bicicleta, dio vuelta atrás. ya que había sonado un fuerte estruendo en el agua cuando me caí. Y la mitad del parque me estaba mirando.

 

— Dios...¿Estás bien? Siento haberte tirado. — Me ayudó a salir de la fuente,mordiéndose  el labio al ver que me estaba muriendo de frío. Pude reconocer al instante que era Youngjae. — Lo siento de verdad...no era mi intención. — Miraba mi móvil una y otra vez. Este no quería encenderse. Levanté la vista cuando noté que una gran chaqueta se posaba en mis hombros. — Si no te tapas te vas a resfriar...¡Oh! ¿__? — Asentí sin apartar la mirada de mi teléfono. Estaba demasiado nerviosa debido a que su chaqueta estaba en mí. Además su brazo estaba sobre mi hombro. — Lo siento de verdad, vamos a casa. Si te resfrias será mi culpa. — Suspiré y le seguí, no tenía ganas de hablar. Me miró y  se dió cuenta de que mi móvil estaba empapado porque me lo dijo.

 

Estuvimos todo el camino pegados, riéndonos sobre cosas varias. Hubo más de una vez en la que mi cabeza se apoyó en él, estaba cómoda a su lado. Además era un chico muy gracioso y amable. Y estar con él era algo muy agradable. Podías hablar casi de cualquier cosa.

 

**

Cuando estuvimos en casa de vuelta, secó mi ropa con un secador. Estuvo dos horas con el secador en la mano, pensando que yo estaba enojada. O eso me había contado Jackson, que lo había visto esa noche con secador en mano y prendas demasiado pequeñas como para ser de él. Suspiré y ese día tiré mi teléfono móvil.

abrázame fuerte » markDonde viven las historias. Descúbrelo ahora