Sinopsis:
Kara llega a la tierra luego de que su mundo acabara de explotar. Con la sensación de que lo ha perdido todo, su nave se desvía tras alcanzar la ola de choque de la explosión y pasa encerrada en la zona fantasma hasta que logra salir.
Al...
Al llegar a casa, me aseguré de esperar a que mamá estuviera dormida para hacer entrar a Brainy por mi ventana.
—No te preocupes por las cámaras de seguridad de afuera. —Me tranquilizó—. Las hackee para que dejaran de funcionar por un segundo, dándome tiempo a entrar sin que me vean.
—Muy bien, vamos al laboratorio de mi padre. Mamá está durmiendo, tenemos que hacer silencio.
Asintió y nos fuimos sigilosamente hasta el laboratorio. Cuando llegamos, cerramos la puerta pero me quedé vigilando de todas formas.
—Nunca había conocido a otro alienígena aparte de Kara o Superman. ¿En serio te vistes así todo el tiempo?
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—No, solo me vestí así para ingresar a este planeta. —Me dijo y asentí—. Cuál es la computadora.
—Esa de ahí. —Dije y miró con sorpresa.
—¿Esa es tu mejor computadora? —Me preguntó y le asentí—. Muy bien.. me las arreglaré. ¿Tienes una impresora 3D?
—Mi padre tenía una aquí.
Me acerqué a donde la tenía y él se encargó de hacerla funcionar con una linterna.
—Nadie nos molestará si no encendemos las luces.
—Tranquila, Lena. —Me dijo—. Una vez hice algo parecido en el planeta Neuron que orbita alrededor de un agujero negro. Así que si hablamos de oscuridad... esto no debería ser un problema.
—¿Alguna vez estuviste en la zona fantasma? —Le pregunté y dejó lo que hacía para mirarme—. Es que Kara me dijo que estuvo 24 años atrapada ahí. ¿Qué...? ¿Qué se siente?
Aclaró su garganta y me miró acomodando sus lentes, muy serio.
—Se siente frío, oscuro... silencioso y solitario. —Tragué saliva ante la descripción—. Hay seres en ese lugar que te hacen revivir tus momentos más oscuros y tus peores miedos.
—¿Cómo hizo Kara para soportar eso? —Dije y él sonrió tomándome del hombro.
—Es una chica fuerte. —Dijo y regresó a la computadora—. Kryptoniana. Una de las razas más fuertes que existe.
Sonreí pues era cierto, Kara era una de las personas más fuertes que haya conocido. Estuvo casi toda la noche armando la pieza y casi al amanecer, se fue por la ventana volando. Quería llevar las piezas y comenzar a reparar la nave. Me fui a dormir un rato y me despertó el sonido de timbre y me quedé quieta escuchando hasta que me di cuenta que era el teléfono de mi habitación. Estiré mi mano y decidí atender.
—¿Hola?
—Lena, soy Kara. Suenas dormida.
—¿Kara? Sí, lo siento. Es que estuve despierta hasta tarde. ¿Sucede algo?
