𝟬𝟱: ¿confiar en mí?

545 110 0
                                    

🌷
capítulo cinco

Cuando llegamos al hospital el viernes por la noche, JungKook insistió en ir conmigo

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

Cuando llegamos al hospital el viernes por la noche, JungKook insistió en ir conmigo. Dijo que no iba a conducir todo el camino a casa solo para tener que volver y recogerme en un instante.

Cuando me registré con la enfermera Dahyun, realmente esperé que dijera que no le permitirían quedarse, pero lo recibió con los brazos abiertos, como todos solían hacer.

Todos amaban a JungKook. A mí, parecían echarme un vistazo y odiarme al instante. A JungKook, querían adoptarlo o nominarlo para el Premio Nobel de la Paz. Me dolía, lo hacía, pero ya lo había superado.

De todos modos, finalmente llegamos a la fiesta.

Jin y todo el personal habían decorado el lugar increíblemente. Había escuchado que la idea había sido de Jin en primer lugar, pero que el personal se había involucrado y lo había hecho posible. Teníamos a todos los niños en la sala de juegos. El diseño de la unidad de oncología era similar al de la unidad de quemados. La sala de juegos era un gran salón abierto al final del pasillo. La mayoría de los niños en ese pabellón podían ir al salón solos, pero algunos necesitaban ayuda. Me enviaron a buscar a algunos de ellos, y JungKook me acompañó. Parecía que tendría una sombra para la noche, quisiera una o no.

Una vez que todos estuvieron allí. SeokJin con atuendo de payaso, anunció en voz alta: — ¡Es hora del espectáculo! —como hacía cada vez que comenzaba un show.

Todos los niños vitorearon como siempre hacían, y la velada estuvo al instante en pleno apogeo.

SeokJin dirigió algunos juegos, y luego los niños fueron a varios puestos que el personal había establecido. Yo tenía uno propio. En algún lugar, alguien había encontrado un caballete y lo había instalado junto con una enorme libreta de papel, y con casi todos los materiales de dibujo conocidos por el hombre: lápices de colores, pasteles, crayones, tiza, incluso acuarelas y pinceles.

De repente me sentí intimidado. Ni siquiera estaba seguro de poder dibujar a nadie más. El único retrato de Jin podía haber sido un golpe de suerte. Temía que estuviéramos ilusionando mucho a los niños. SeokJin me dijo que también estaban fotografiando a los niños, por lo que, si los retratos no salían bien, todavía tendrían la foto. Pude decir que estaba tratando de aliviar la presión, pero en realidad no estaba funcionando.

Aprecié sus esfuerzos, sin embargo.

Apareció el primer niño, vestido como Drácula y se sentó en el taburete previsto, con una gran sonrisa de dientes de vampiro falsos.

JungKook se instaló cerca, como si esperara que yo fallara para poder informarle a su padre cómo que era cierto que yo era un imbécil.

Tomó demasiado tiempo para darle los últimos toques al primer retrato. Jin vino un par de veces, prestando apoyo, pero tratando de apurarme.

— No tiene que ser perfecto, Gi —me dijo, sin embargo, en la última vuelta, agregó—: Aunque casi lo es.

No sabía por qué eso me hizo sentir tan bien. Su opinión me importaba, y mucho, por alguna razón. Eso no se parecía a mí. Se supone que no me importaba lo que pensarán los demás. ¡Se supone!

Especialmente JungKook, quien me tomó por sorpresa.

— Ese retrato es realmente bueno, Yoongi.

— Vete a la mierda. —Estaba tan cansado de tener a JungKook entrometiéndose en mi vida.

Bufó, y comenzó a caminar a otras cabinas, pero lo escuché murmurar: —Fue un cumplido, imbécil.

Tuve la fugaz idea de que tal vez había reaccionado de manera inapropiada. De que tal vez había intentado darme un cumplido sincero, pero luego otro niño se dejó caer en el taburete y ya estaba de nuevo dibujando como loco.

Me volví más y más rápido a medida que pasaba la noche. No pude dibujar a todos los niños, pero a los que dibujé, realmente les gustó el resultado. Aún puedo recordar a esa pareja de niños que se habían disfrazado de Jack y Rose, y al pequeño Syaoran que no paraba de jalarle el pelo a Rose, mientras yo trataba de dibujarlos. O Mingi, el alto niño del pabellón de quemados, que no soltaba la mano de HongJoong, quien no paraba de estornudar. A pesar de esos percances, tuve que admitir que me sentía bastante bien conmigo mismo hacia el final de la noche. Ni siquiera me importó aguantar a JungKook de camino a casa.

 Ni siquiera me importó aguantar a JungKook de camino a casa

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.
he: the best of me | jinsuDove le storie prendono vita. Scoprilo ora