Pasa su mano por detrás de mí y toma la botella para luego llenar mi vaso de nuevo.

−Veras no sé si deba

−Anda, yo te cuido

Ante su terrible insistencia *sarcasmo* tomo un poco más. El lugar comienza a quedarme chico de pronto. Entonces la chillona voz de Tina llama mi atención.

−Quiero ir a casa –dice haciendo berrinche como una niña tonta

Pone sus brazos alrededor del cuello de Alexander y algo dentro de mí se enciende.

−Tienes tu auto –le dice él indiferente mientras intenta seguir mirando el juego entre Jack y Fred

−No puedo ir así estoy ebria –eso era más que evidente− Además tú tienes las llaves

Alexander voltea a verla molesto. Luego su mirada cambia y le dedica una sonrisa.

−¿Quieres irte ya? –le pregunta con una voz dulce que me hace querer vomitar

−Si –responde ella mientras acerca su rostro al de él pegando sus frentes lo más que puede

Aprieto el vaso que sostengo con fuerza. Quisiera lanzárselos pero no sería capaz.

−Bien, ay que irnos de aquí –dice él

Lo veo levantarse y luego dejar que ella lo haga. Tina comienza a caminar hacia la salida. Pero Alexander no la sigue. Cesar también se ha puesto de pie. Alexander le entrega lo que parecen ser unas llaves y se dicen algo entre susurros. Cesar ríe un poco nervioso y luego sale detrás de Tina que está lo suficientemente ebria como para no darse cuenta de que no es su príncipe azul quien la acompaña. Mi mirada se encuentra por fin con la de Alexander que me mira sin expresión alguna. De inmediato la desvió dándole un trago a la bebida. El juego entre Jackson y Fred dura poco dejando a Jack como el ganador.

−Monic haznos un favor a todos y enseña a tu novio a jugar –le pide Jackson

−Vamos ya los que siguen –dice Fred− ¿Dónde está Cesar y la loca?

−Esa loca de la que hablas es mi prima –le dice Jack

−Bueno bueno… pero ¿Dónde están?

−Se fueron –dice Alexander

−¿Juntos?

−Uhum

−Ese Cesar solo la cara tiene, bueno entonces vas tú con Valentina

Me atraganto de pronto con la bebida.

−¿Qué? ¿Yo? –pregunto− Yo no sé jugar olvídenlo

−Oh, es fácil –dice Damien

Se pone de pie y hace que yo también lo haga.

−Tu metes las rayadas, él mete las lisas, el número ocho queda al último, si logras meter sigues jugando si no es su turno y así

−Ah claro… ahora ¿Cómo se supone que agarro el bastón?

Damien suelta una carcajada.

−No se llama bastón Val… es el taco

−Ah

−Mira

Damien se pone detrás de mí. Acomoda el taco en mis manos y sostiene mis brazos por detrás haciendo que me incline en una posición un tanto incomoda. Su cuerpo se inclina de la misma manera pero guardando su propia distancia. Miro hacia arriba tratando de acomodar el cabello que callo en mi cara y me encuentro con los ojos de Alexander que miran la escena de una manera amenazante. Como si estuviera buscando solo un movimiento en falso de Damien para atacarlo. No puedo evitar soltar una sonrisa que no dejo que nadie vea.

La apuesta © ➼ Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora