0 2

510 38 31
                                    

(Editado: 29 — O8 — 2O22)

Casa de la familia Harrigton

La cebra esquivaba—por no decir huía— al infectado todo lo que su principiante cuerpo podía, evitando principalmente sus asquerosas garras y afilados dientes de manera torpe, pues habían sido meses desde su última clase de defensa personal y siendo sincera no recordaba nada.

En una acción inesperada, casi tomándola desprevenida, arremetió todo su cuerpo contra la chica, haciéndola tropezar y chocar contra en televisor, aportándole un dolor inmenso de espalda y una vista aturdida.

El infecto volvió a lanzarse sobre la joven, preparado para hundir una de sus filosas uñas en la clavícula de ella, directamente a querer matarla, sin embargo, una presencia sobrante le llamo más la atención de lo que la monocroma debería.

A tan solo metros, bien camuflada, casi, una de las gemelas yace con los ojos desorbitados, mirando con horror, y cubriendo su boca. Su respiración se oye, y cuando el monstruo cambia de dirección no puede evitar pegar un grito; recién se ha dado cuenta de su estúpida decisión.

— ¡CORRE! — La voz cansada de la mas grande resuena por el salón, intenta levantarse pero su cuerpo le pesa y solo quiere sentirse aliviada un rato.

La pequeña empezó a correr siendo perseguida por el infecto quien le pisaba los talones, ya entrando a la cocina hizo un esfuerzo por esconderse al lado de uno de los muebles, pero fue inútil, estúpido y sin sentido. Sintió una lagrima deslizarse por su mejilla, cayendo en una de sus piernas y desapareciendo.

Un ligero sonido de perforación sonó, cerca de ser el de una pluma cayendo al suelo, elegante y perdida de entre todo. Los ojos gachos de la niña recién se alzaron cuando el cuerpo cayo a suelo, con un charco de plasma brotando de el, casi de la misma asquerosa manera que la de sus mismos orbes consumiéndose en negro.

Su querida hermana mayor por detrás de el, mirándolo casi aterrorizada, y luego mirándola a ella, derramando una gota incontenible de sus profundos ojos azules, quienes gritan por querer desahogo.

—Vamos, Zee— murmura, dando un profundo respiro y cerrando los ojos.—Vamonos de una vez por todas.

...

Centro de Lucelia - vecindario 6

La patrulla de policía rondaba el lugar como si de un buitre se tratase, la conductora portaba una expresión de rareza, con el ceño casi junto, sin entender el porque el silencio aplastante de la calle. Normalmente habían personas que no respetaban la cuarentena, sin embargo, no había ni una sola alma en el lugar; aunque no podía opinar, ese no era su sector asignado, solo estaba ahí por una petición de Alex, en realidad, una apuesta perdida.

Fue hacia la primera casa que tenia en su lista, tomando su billetera con sus permisos y placa, estaciono su auto cerca del buzón de la residencia, y saliendo de el. Ya frente a la puerta con un lindo adorno navideño- a pesar de aun no ser Navidad- toco tres veces y espero impaciente por la respuesta, la cual no llega.

— ¡Soy la oficial Clarson!, ¡vengo por un reporte de desaparición! — exclamo, golpeteando el suelo con su zapato, en un acto de impaciencia. Y nunca abrieron, ella pensando en lo descortés que a veces llegaba a ser la gente.

Silencio absoluto.

La mujer decidió ir a la siguiente morada, repitiendo acciones pasadas, estaciono su auto, salió de el, toco la puerta y, otra vez, sin ningún cambio en la hora de la respuesta.

𝐈𝐍𝐅𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍 ★ zizzy x ponyNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ